El Bora de Primoz Roglič, contra el oligopolio del Jumbo y el UAE en el ciclismo
Con el fichaje del esloveno, el equipo alemán se dispone a desafiar a los equipos gigantes del WorldTour, que acaparan las grandes victorias y los mejores corredores
Ralph Denk, que se presenta a sí mismo como bávaro y ahorrador antes que alemán, acaba de romper la hucha para fichar a Primoz Roglič. “Soy el propietario al 100 por 100 del equipo, que siempre me ha dado beneficios, y estos años siempre dejaba las ganancias en una cuenta para gastarlas cuando tuviera la oportunidad de fichar a un gran corredor, y esa oportunidad ha llegado con Roglič”, dice el dueño del Bora-hansgrohe, el equipo crecido desde la casi nada ...
Ralph Denk, que se presenta a sí mismo como bávaro y ahorrador antes que alemán, acaba de romper la hucha para fichar a Primoz Roglič. “Soy el propietario al 100 por 100 del equipo, que siempre me ha dado beneficios, y estos años siempre dejaba las ganancias en una cuenta para gastarlas cuando tuviera la oportunidad de fichar a un gran corredor, y esa oportunidad ha llegado con Roglič”, dice el dueño del Bora-hansgrohe, el equipo crecido desde la casi nada desde su fundación como NetApp hace 13 años, que alcanzó un primer fulgor con el fichaje de Specialized y Peter Sagan en 2017 y que ya está ready para desafiar en el Tour de Francia a los gigantes económicos y deportivos Jumbo y UAE, que han dominado la grande boucle y el gran ciclismo lo que va de década. “Así que hemos crecido con nuestros ahorros. No hemos tenido que aumentar nuestro presupuesto ni pedirles adelantos a nuestros patrocinadores”.
Al año que llega a su otoño le queda una sola carrera del WorldTour, el Giro de Lombardía, el sábado, para cerrar su gran calendario ciclista. Pocos son los que apuestan que el ganador no saldrá del Jumbo, del Soudal o del UAE, y no solo porque los favoritos son el propio Roglič, Remco Evenepoel, en su primera carrera tras la Vuelta, y Tadej Pogacar, ganador de las dos últimas ediciones de la clásica de las hojas caídas, el quinto monumento de la temporada, sino porque son sus tres equipos tamaño mamut los que han acaparado los triunfos este 2023. Entre los tres, el Jumbo de Vingegaard, Roglič, Van Aert y Kuss (33 victorias en carreras del WorldTour, la Champions del ciclismo, incluidas las tres grandes por etapas), el UAE de Pogacar y Adam Yates (26 triunfos) y el Soudal de Evenepoel (23) han ganado el 60% de las carreras disputadas, 82 de 135. Entre los 15 restantes equipos de la liga, encabezados por las 18 victorias del Alpecin de Mathieu van der Poel y Jasper Philipsen, consiguieron solo 53. Ni siquiera el gran presupuesto del Ineos de Tom Pidcock, Filippo Ganna y Carlos Rodríguez (ocho victorias WorldTour), pudo dentar sus resultados. El Bora, siete.
La concentración de poder económico y deportivo amenaza con aumentar con la anunciada absorción parcial, solo sus mejores productos, su patrocinio y sus bicicletas, del Soudal Specialized por parte del Jumbo. En ese contexto, el Bora de Roglič, y también de Jai Hindley, el australiano de la provinciana Perth que ganó el Giro del 22 por delante del Ineos Richard Carapaz, y el otro belga del futuro, el jovencito Cian (le pronuncian Kian) Uijtdebroeks, se presenta como alternativa si no económica, sí deportiva, y la afición se congratula. “Mi objetivo es ganar el Tour al menos un año. Es un sueño para mí personalmente, y con Roglič tengo por fin un verdadero aspirante. Soy realista. No es el único aspirante. Necesitamos suerte [Roglič perdió el Tour de 2020 en la penúltima etapa ante Pogacar, se retiró tras sendas caídas en los de 2021 y 2022, año en el que al menos, antes de retirarse, contribuyó a la victoria de su compañero Jonas Vingegaard, y no participó en 2023, cuando ganó el Giro y fue tercero en la Vuelta]. Necesitamos una actuación sobresaliente de Roglič, pero ya es una sensación agradable para mí, para todo el equipo, ser un verdadero aspirante a la victoria en el Tour”, dice Denk, que recuerda una reunión en un beer garden de Salzburgo hace ocho años con Roglič, cuando el esloveno, que tenía entonces 25, era un desconocido con solo tres años de ciclismo en sus piernas, llegado de Eslovenia, donde había destacado sobre todo en salto de esquí.
“No aceptó mi oferta entonces. La actual es más grande, y ni siquiera poniéndole un cero a la cifra de entonces la igualaría [no dio números concretos Denk, pero una fuente cercana a las negociaciones habla de un contrato de tres años a razón de cuatro millones de euros anuales, más dos millones de indemnización al Jumbo por la rotura del contrato que le ligaba hasta 2025 con el equipo neerlandés]. Oí los rumores de la posibilidad de la fusión de Soudal y Jumbo en la última semana de la Vuelta. Escuché también muy detalladamente las entrevistas de Primoz. Me di cuenta de que no estaba muy contento. Es comprensible que Jumbo tuviera ganas de dar todo el poder a Vingegaard. Es un poco más joven [seis años], es bicampeón del Tour de Francia. Por otro lado, creo que Primoz no estaba muy contento con cómo iban las cosas en la Vuelta. Le pregunté y estaba dispuesto a hablar. A partir de la Vuelta, las cosas fueron bastante rápidas. Y ayer ya tuvimos su firma definitiva. Dicho todo esto, creo que la razón definitiva para aceptar nuestra oferta y no la de Ineos u otros equipos fue que él sabía que nosotros creemos en él, y que creemos en él desde hace ya ocho años, cuando nadie sabía quién era”.
“Estoy muy ilusionado con este paso”, refrendó Roglič en una primera reacción. “Aunque cambiar de equipo es algo completamente nuevo para mí [tras tres temporadas en un pequeño equipo esloveno, llevaba ocho años en el Jumbo]. Los buenos recuerdos de cuando nos conocimos, hace años, facilitaron las conversaciones. Pero el factor decisivo ha sido que el equipo está muy motivado para trabajar conmigo. Y tenemos las mismas ideas”.
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