Egan Bernal regresa al Tourmalet con la Vuelta a España

Cuatro años después, y tras un grave accidente, el ciclista colombiano vuelve a enfrentarse, sin más esperanza que la de divertirse, al gigante de los Pirineos en el que empezó a ganar el Tour

Egan Bernal, en la quinta etapa de la Vuelta.Manuel Bruque (EFE)

“¡Go, Igan, go!”, le grita Geraint Thomas a Egan Bernal, que duda un segundo antes de acelerar montaña arriba, libre como arroyo que brinca de peña en peña, y así cantaba y vivía María Jiménez. Verano del 19. Col del Tourmalet. El ciclista colombiano, con el permiso y el apoyo de su compañero galés, ganador del Tour del 18, comienza a ganar el Tour en la cima del gigante de los Pirineos.

Cuatro años y unas cuantas desgracias después, y alguna alegría también, Bernal y Thomas vol...

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“¡Go, Igan, go!”, le grita Geraint Thomas a Egan Bernal, que duda un segundo antes de acelerar montaña arriba, libre como arroyo que brinca de peña en peña, y así cantaba y vivía María Jiménez. Verano del 19. Col del Tourmalet. El ciclista colombiano, con el permiso y el apoyo de su compañero galés, ganador del Tour del 18, comienza a ganar el Tour en la cima del gigante de los Pirineos.

Cuatro años y unas cuantas desgracias después, y alguna alegría también, Bernal y Thomas volverán el viernes a encontrarse al pie del Tourmalet, en cuya cumbre, termina el día. No es el Tour, es la Vuelta, que visita al padre Tourmalet por tercera vez. A pocos, más allá de los suyos, de sus Ineos, importan sus andanzas. El galés (18º en la general, a 7m 34s del líder) y el colombiano (49º, a 45m 11s) serán secundarios un día en el que el mundo del ciclismo tendrá los ojos puestos en Remco Evenepoel, que nunca ha escalado el Tourmalet en competición y pasará su primer examen de madurez en alta montaña de su carrera hacia Eddy Merckx; en Sepp Kuss de rojo intenso, el gregario que puede ser rey, el cuento maravilloso de la Vuelta; en Primoz Roglic, el más duro de los favoritos, o en Jonas Vingegaard, el ganador de dos Tours que en 2021, el segundo año de Tadej Pogacar, ya aguantó al esloveno en sus pendientes.

Será la primera de las etapas reina de la Vuelta. Aubisque, Spandelles, Tourmalet por Barèges, final en su cima, 2.115 metros. Más de 50 kilómetros de los 134 de la etapa, salida de Formigal, al sur de la frontera, serán de ascensión de un gran col, 130 minutos para los mejores. Territorio Vingegaard, que solo ama los puertos de más de media hora. Territorio desconocido para Evenepoel, que nunca ha afrontado una etapa con tres subidas hors catégorie. La historia habla del Eddy Merckx del giro del 68, 22 años, un fenómeno que se creía limitado a las grandes clásicas y refractario a la montaña, que gana la corsa rosa aniquilando a todos los rivales bajo la nieve de las Tres Cimas de Lavaredo, en los Dolomitas. Así de alta esta la barra para Evenepoel, que busca no tanto ganar su segunda Vuelta sino demostrar en montañas tipo Tour que puede ganar el Tour cuando debute el próximo verano.

Bernal, de 26 años, aún tan joven, ya lo ha ganado. Después, en mayo de 2021, ganó también el Giro y más después, en enero de 2022, chocó contra un autobús mientras se entrenaba en su Cundinamarca. Rozó la muerte. Se quedó a centímetros de la tetraplejía. Volvió a caminar. Volvió a pedalear. No volvió, aún, a ser el gran Egan. “Cuando estaba a inicio de año, incluso el año pasado, me planteé metas muy altas. Pienso que para llegar a la luna hay que apuntar al sol, así que en mi cabeza estaba preparando para tener una temporada normal. Y creo que ya todos sabemos que las cosas empezaron a torcer un poco. Y que finalmente no estuve ni cerca de mi mejor nivel”, dice Bernal, que sufrió un duro periodo de frustración en su regreso al Tour resuelto mentalmente cuando asumió el papel de guía y ayudante del debutante granadino Carlos Rodríguez. “Pero al mismo tiempo durante la temporada uno se va viendo y va siendo más realista y consciente de en qué punto está. Y creo que a este punto siendo realistas, creo que fue una buena temporada. El hecho de poder ir al Tour de Francia, de haberlo acabado, de estar acá en la Vuelta. De haber hecho tantos días de carrera, carreras de bastante nivel. Aunque a veces no quiero aceptarlo, todo esto es un proceso”.

La mirada optimista hacia su interior le hace sentirse, pese a todo, mejor en la Vuelta que en el Tour. “En Francia sentí que todos los días iba muy al límite, y acá al menos, aunque no haya podido por el momento irme en alguna fuga, lo he intentado muchísimo, al menos ya voy un poco más contento sobre la bicicleta. Atacar, contraatacar, estar en varios movimientos, eso en el Tour no era posible. Hacía un ataque y me mandaban al grupeto”, dice. “Es algo tal vez pequeño si se mira desde afuera, porque se piensa en el Egan que ganó el Tour de Francia, pero para mí, que estoy viviendo el proceso, es un paso muy positivo”.

El aficionado piensa siempre en grande, piensa en el Egan que ganó el Tour, desea que regrese, reparados sus huesos, fortalecidos sus músculos, el Egan que emociona y flota en las montañas, y piensa, inevitablemente, que el Egan herido, y otro golpe duro se dio en la rodilla el domingo, hacia Caravaca, se levantará apesadumbrado el viernes. Lo mejores volarán en el Tourmalet, su hábitat, él observará su fuga, paralizado. “Pero no, pero no”, dice. “Yo creo Es de esas etapas que uno espera tener buenas piernas. Ojalá amanezca con ellas y pueda jugar encima de la bicicleta. Más allá del resultado, aparte de cuando uno gana, pero si uno gana, también, califico un día bueno o malo, dependiendo de cómo me sienta. Más allá de si, por ejemplo, estaba haciendo la general y perdía 30 segundos, y tal vez llegaba uno al bus y decían no le fue tan bien. Y yo era, no, me sentí muy bien. O sea, hoy tuve un buen día y disfruté encima de la bicicleta y tal vez había otros días que no perdía tiempo, pero estaba reventado, llegaba muerto. No sé si estaré adelante, estaré atrás, estaré en el grupeto o en la fuga de la fuga, pero me gustaría tener un buen día, llegar al bus y decir, bueno, me lo disfruté. Más allá del resultado, disfruté esta etapa…”

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