El Murcia asalta de nuevo el Carpena y queda a una victoria de la final (83-101)

El Unicaja tampoco pudo superar el gran juego de los murcianos, sobre todo en la segunda parte

Alberto Díaz (i) y Moussa Diagne, durante el partido entre el Unicaja y UCAM Murcia.Jorge Zapata (EFE)

Un tercer cuarto espectacular del UCAM Murcia (16-30) le sirvió para asaltar el Martín Carpena por segunda vez en tres días y dejar colgado del alambre al Unicaja, líder de la Liga regular y que viajará al Palacio de los Deportes murciano con dos derrotas y la necesidad de hacer un triplete victorioso para llegar a la final. Y nunca un equipo fue capaz de remontar un 0-2 en semifinales de la ACB. Todo puede suceder, pero las estadísticas favorecen a los murcianos.

Estupefactos los malagueños, que no habían perdido un tercer parcial desde el pasado mes de enero, vieron como Kurucs arrollaba con 13 puntos mientras sus compañeros corrían como centellas y el equipo local perdía balones como si no hubiera un mañana.

Sito Alonso no sorprendió, ¿o sí?, planteando el partido frente al Unicaja de la misma manera que dos días antes, en el mismo escenario. La zona que tantos problemas le dio al equipo malagueño, cuando jugaba en ataque estático, se repitió después del éxito del primer partido de la semifinal. “No había forma”, recordaba el entrenador del equipo murciano después del primer partido, refiriéndose a la racha de ocho derrotas consecutivas frente a los malgueños, rota por un planteamiento inteligente, bien ejecutado por sus hombres.

Así que para qué cambiar la forma de jugar si va bien. No lo interpretó en principio el Unicaja, que enseguida se vio por debajo en el marcador. Morin (9 puntos), castigaba la canasta malagueña, bien escoltado por Kurucs (5), que fue calentando motores según avanzaba el partido, mientras que en Unicaja eran Osetkowski y Carter quienes trataban de mantener el nivel, e impedir que se marchara en el marcador el UCAM. Después del fragor de los primeros 10 minutos, el marcador favorecía a los visitantes (21-25) aunque el margen era estrecho.

El segundo parcial comenzó igual, con los murcianos firmes en su idea. Corriendo al contragolpe después de las pérdidas en ataque del Unicaja, pero una buena racha de los hombres de Ibon Navarro les puso por delante en el marcador a falta de 1,30m, y hasta el descanso se alternaron los dos equipos. Se fueron al vestuario con ventaja mínima los malagueños, pero con la mosca detrás de la oreja, porque su juego no era suficiente como para superar con claridad al UCAM.

Y tenían razones, porque en la segunda parte arrolló el equipo murciano, sobre todo en el tercer cuarto. Convencidos de sí mismos, agresivos en defensa y a la hora de capturar rebotes, jugando con inteligencia en ataque estático, al ritmo que marcaba Howard Sant-Roos, y veloces cuando hacía falta correr, los hombres de Sito Alonso hicieron enmudecer el Martín Carpena sin dar opciones a los locales, que se fueron diluyendo en los minutos finales ante la eficacia de Hakanson, Sleva, Morin o Kurucs, que con 21 puntos destrozó a sus rivales en ataque. “Tenemos que volver a ser nosotros”, apuntaba Ibon Navarro al final. Si no es así, Murcia puede empezar a festejar ya la final.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Más información

Archivado En