El Madrid alivia ante el Barça la herida de la Euroliga
El conjunto blanco se impone por 97-78 liderado por la inteligencia de Campazzo, el poderío de Tavares y los triples de Llull
De la final perdida en la Euroliga a un clásico reparador ante el Barcelona. El Madrid curó la herida por la derrota en la Copa de Europa el pasado domingo con la primera victoria en las semifinales de la ACB ante el gran rival doméstico. El magisterio de Campazzo, adornado con 20 puntos y 10 asistencias, el mazo de Tavares traducido en 18 puntos y 15 rebotes, y cuatro triples consecutivos de Llull en el último cuarto tumbaron a los azulgrana en el ini...
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De la final perdida en la Euroliga a un clásico reparador ante el Barcelona. El Madrid curó la herida por la derrota en la Copa de Europa el pasado domingo con la primera victoria en las semifinales de la ACB ante el gran rival doméstico. El magisterio de Campazzo, adornado con 20 puntos y 10 asistencias, el mazo de Tavares traducido en 18 puntos y 15 rebotes, y cuatro triples consecutivos de Llull en el último cuarto tumbaron a los azulgrana en el inicio de una serie que este viernes vivirá su segundo capítulo también en el WiZink. El Barça se estrelló en el triple (4 de 22) pese a contar con piernas más frescas. Chus Mateo había pedido un equipo “enrabietado” y tocó la tecla exacta.
El Palacio recibió a los subcampeones de Europa como campeones. El aplauso recompensaba el camino, la segunda final seguida de la Euroliga, y arengaba a los suyos ante el reto de un Barça más descansado. Para esa batalla física Chus Mateo apostó por Hezonja de cuatro para encararse con Parker, un interior con alma de alero. El estadounidense erró el primer triple y en cambio acertó Campazzo exhibiendo repertorio: penetración y bingo desde el perímetro para el 5-0. Parker ya no perdonó en el mate, una esponja para absorber el juego azulgrana. Como Tavares en los blancos. El gigante celebró su próxima renovación estirando brazos bajo los dos aros. Un alley oop de Campazzo a Hezonja obligó a Grimau a parar el reloj (17-9) porque los locales anotaban con mucha facilidad, sobre todo en la pintura, y corrían a placer a los mandos del Facu, muy cómodo en la anotación y en la dirección. El Barça, refrescado con Laprovittola, se nubló desde el perímetro, fallón también en los tiros libres. Una bombita del Chacho estiró la renta blanca antes de la primera pausa: 24-14.
Da Silva se levantó para machacar el aro blanco pero por detrás llegó un avión llamado Yabusele. En el contragolpe, Hezonja destrozó a dos manos la canasta azulgrana. Una tendencia resumida en segundos. Fue sin embargo Da Silva quien sostuvo al Barça a base de movilidad entre el ajetreo en los banquillos. El cambio de cara le sentó mejor al grupo de Grimau, que creció sostenido por la defensa y un quinteto más ágil. Un parcial de 2-11 situó el 26-25 y Ricky dio la vuelta a la noche (30-31). Chus Mateo repescó a Campazzo y esta vez no hubo la confusión de la Euroliga: balones a Tavares. En el partido no había tregua y en el correcalles la inteligencia del Facu para elegir siempre la mejor opción contaba por dos. El argentino desplegó su catálogo de pases y devolvió el volante a los blancos. El Barça se había encallado otra vez en el tiro exterior. Esta vez la canasta en el último segundo no fue de Llull, sino de Yabusele, cayéndose y a tablero (44-36 en el descanso).
Campazzo por todos los rincones de la pista y Tavares en su zona de dominio voltearon al Barça en el inicio del segundo tramo. Eran dos jugadores heridos por la final europea ante el Panathinaikos que esta vez sí sacaron las garras. El Facu anotaba y pasaba sin rival que le esposara. Nadie podía hacer sombra a la torre de Cabo Verde. La velocidad del Madrid para robar y correr, con Hezonja y Musa de martillos, noqueaba a los azulgrana con un parcial de 17-2 para estampar una diferencia de 23 puntos: 61-38. Grimau cargó con una técnica tras una falta señalada a Ricky, desquiciado el base ante las diferentes velocidades de los dos conjuntos. El Barça se enredó en las protestas a los árbitros y regaló a los blancos puntos fáciles. La rebeldía de Laprovittola con algún chispazo individual y el paso al frente de Ricky para cortar por el centro la defensa blanca ajustaron la diferencia (66-53). El equipo de Grimau seguía vivo gracias a sus dos cerebros, precisamente cuando descansaba Campazzo, y a un mayor tajo defensivo. Antes del último cuarto, 72-62.
Parker rebajó la desventaja y gritó presente Willy, pero fue Llull quien dinamitó el partido con cuatro triples seguidos en 1m 50s, alguno de manera acrobática, con el balón altísimo. El balear puso en pie al Palacio de los Deportes con su imparable momento de inspiración (84-69). Yabusele tomó el relevo con su puntería y con un taponazo a Willy para apagar cualquier intento de resistencia del Barcelona. El pívot español se vio frenado a continuación por Tavares. Fin de la película. El Madrid fue mucho más equipo que el Barça y alivió en el clásico la herida de la Euroliga.
REAL MADRID, 97; BARCELONA, 78
Real Madrid: Campazzo (20), Causeur (2), Musa (10), Hezonja (10), Tavares (18) -quinteto inicial-; Abalde (3), Yabusele (16), Sergio Rodríguez (2), Poirier (2), Rudy (0), Llull (14).
Barcelona: Ricky Rubio (8), Satoransky (5), Abrines (8), Parker (11), Vesely (4) -quinteto inicial-; Laprovittola (13), Willy Hernangómez (12), Kalinic (1), Da Silva (10), Brizuela (3), Jokubaitis (0), Parra (3).
Parciales: 24-14, 20-22, 28-26 y 25-16.
Árbitros: Peruga, Aliaga y Castillo.
WiZink Center: 11.274 espectadores.
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