El Maccabi de Tel Aviv jugará sus partidos de la Euroliga como local en Belgrado

El conjunto israelí debutará en su nueva sede europea, que ya acoge al Partizán y al Estrella Roja, el 9 de noviembre contra el Bayern Múnich

Lorenzo Brown, ante Chris Jones, del Valencia Basket.Miguel Angel Polo (EFE)

El Maccabi de Tel Aviv será en los próximos meses el Maccabi de Belgrado. La Euroliga ha decidido este martes que el conjunto israelí de baloncesto dispute sus encuentros como local en la competición europea en el pabellón Aleksander Nikilic de la capital serbia, debido al conflicto árabe-israelí, por el que se han suspendido ya las competiciones deportivas domésticas y que ha obligado a modificar la organización de las citas internacionales. En Belgrado, donde ya juegan el Partizán y el Estrella Roja, se estren...

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El Maccabi de Tel Aviv será en los próximos meses el Maccabi de Belgrado. La Euroliga ha decidido este martes que el conjunto israelí de baloncesto dispute sus encuentros como local en la competición europea en el pabellón Aleksander Nikilic de la capital serbia, debido al conflicto árabe-israelí, por el que se han suspendido ya las competiciones deportivas domésticas y que ha obligado a modificar la organización de las citas internacionales. En Belgrado, donde ya juegan el Partizán y el Estrella Roja, se estrenará el Maccabi el próximo jueves 9 de noviembre frente al Bayern Múnich. El encuentro de la semana anterior, el 2 de noviembre, en el que el equipo israelí debía recibir en su pista al Real Madrid, ha quedado aplazado para contar con más tiempo para la planificación y puesta a punto de todo lo que supone un traslado así en cuanto a infraestructura, logística, seguridad y cobertura televisiva.

El estallido del conflicto provocó como primeras medidas que los jugadores y el cuerpo técnico del Maccabi se refugiaran desde principios de octubre en Chipre, y que la Euroliga aplazara el encuentro que el equipo amarillo debía disputar en Italia contra el Olimpia Milano y que cambiara de sede la cita prevista en Israel ante el Valencia Basket. Ese encuentro se disputó el 18 de octubre en la Fonteta entre fortísimas medidas de seguridad desde la llegada del Maccabi y su alojamiento fuera de la ciudad hasta la disputa del partido en un pabellón convertido en un búnker. El Ministerio del Interior decretó la alerta máxima, unos 700 policías se desplegaron entre el recinto y los alrededores, además de la vigilancia de un helicóptero y un dron, y apenas acudieron 2.809 espectadores cuando la afluencia media ronda los 7.000 en la competición europea. Los jugadores del Maccabi vistieron de negro, se entrenaron con una camiseta con el lema Bring them home now, Traedlos de vuelta a casa ahora, y se guardó un minuto de silencio. “Estábamos entrenando y veías a gente con linternas revisándolo todo”, comentó el entrenador del Valencia, Alex Mumbrú. El Maccabi perdió por 75-66 en la primera ocasión en que competía desde el comienzo de la guerra y posteriormente venció fuera al Panathinaikos (81-86). Este jueves visita al Mónaco y su siguiente cita será ya en Belgrado ante el Bayern. El Barça acudirá a esta nueva sede el 23 de noviembre y el Baskonia, el 19 de diciembre.

El Partizán vivió una situación similar en 1991 y 1992, cuando se mudó a Fuenlabrada debido a la guerra de los Balcanes. Aquel inolvidable equipo, dirigido por Zeljko Obradovic, conquistó ese curso su primera Copa de Europa con un triple de Djordjevic en el último suspiro de la final contra el Joventut en Estambul. Recientemente el club madrileño visitó Belgrado y fue homenajeado en agradecimiento a aquella época.

Minuto de silencio en la Fonteta.Miguel Angel Polo (EFE)

Es la segunda ocasión en un año y medio en que la política y los enfrentamientos bélicos sacuden al baloncesto europeo. En marzo de 2022, la Euroliga excluyó definitivamente a los tres equipos rusos, CSKA Moscú, Unics Kazán y Zenit de San Petersburgo (además del Lokomotiv Kuban de la Eurocup) como castigo por la invasión de Ucrania ordenada por el presidente Vladímir Putin. La competición quedó reducida a 15 conjuntos y la clasificación se rehízo eliminando los resultados de los tres clubes expulsados. Para entonces muchos de sus jugadores habían salido ya de esas plantillas (Shengelia, Ponitka, Lorenzo Brown...) y la desaparición de tres equipos que competían en la élite alteró el ecosistema del baloncesto europeo. El veto se mantiene, y se le une ahora la mudanza del Maccabi, de Tel Aviv a Belgrado.

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