Sergio García rompe su ‘driver’ al golpearlo contra el suelo y empata con Jon Rahm
El castellonense, furioso tras un mal golpe, y el vasco, decepcionado por no competir por el título, terminan el Open Británico con -3
El mismo resultado se lee de maneras diferentes según su dueño. Jon Rahm siente la tarjeta de -3 como “una oportunidad perdida” de ganar su tercer grande grande, conquistar el Open Británico y suceder a Seve. Es la consecuencia de jugar por la historia. Sergio García escribe el mismo número pero ve el vaso medio lleno. Una vuelta de tres bajo el par alimenta todavía su esperanza de convencer al capitán europeo de la Ryder, Luke Donald, de concederle una invitación para la cita de septiembre en Nueva York.
“Tres buenos grandes y uno malo”, resume Rahm después del -1 del domingo, abrochado con un putt de siete metros en el 18. El último golpe del torneo le alivió ligeramente por tantos fallos de media distancia durante la semana en el green. Aunque no le borró el “mal sabor de boca” por no competir por el título. Después de un 14º puesto en el Masters, un octavo en el PGA y un séptimo en el US Open, este 34º lugar en el Open es su peor resultado del curso en los grandes. “No estoy contento. No es que sienta que esté jugando mal, ni siquiera tan lejos. Me fastidia que la diferencia entre lo que yo siento y el resultado sea tan grande, y no haber jugado mejor. Es duro terminar así”, afirmó el vasco.
Rahm jugará esta próxima semana el torneo de LIV en Reino Unido. Será la quinta seguida de competición para Sergio García, un maratón que le pesa a los 45 años. El castellonense firmó -3 en Royal Portrush y dejó por el camino otro de esos episodios de furia que ha repetido en su carrera. Después de una mala salida en el hoyo 2, la bola a la izquierda a 275 km/h, estampó su driver contra el suelo y el palo se rompió por la mitad de la varilla. El español tuvo que jugar el resto de la ronda sin poder usarlo ya que las normas no permiten reemplazarlo en estos casos. “Si le pego con ganas de romperlo, le doy diferente y lo rompo sin duda. Le he pegado de lado con el cabreo de no hacer una buena salida. Me ha sorprendido mucho por dónde se ha roto. Si le pegas contra el suelo, se rompe por el cuello, y se ha roto por la varilla. A partir de ahí tuve que usar la madera tres”, explicó García.
La secuencia de palos voladores, golpes a la bolsa, zapateos en el green y hachazos en los búnkers es larga en la trayectoria del castellonense. En 2017, por ejemplo, rompió su putter en Boston al machacarlo tras un fallo. “No viene de un golpe, es más la sensación que el golpe en sí. Es lo que pretendo hacer y lo que hago luego lo que me cabrea más. A veces un golpe no es malo pero la sensación no es buena. Fallamos muchos golpes e intento lidiar con ello de la mejor manera posible”, argumentó sobre su mosqueo.
García no pasó el corte en el Masters, fue 67º en el PGA y no se clasificó para el US Open. El British mantiene encendida la llama de la Ryder. “Esto no ha sido mi última oportunidad, el equipo no se escoge ya. Quedan semanas importantes en las que debo demostrar que sigo mejorando. Yo no tengo que convencer al capitán. Si él cree que merezco estar y aportar al equipo, estaré”, afirmó.
Clasificación del Open Británico.