Carlos Sainz, de la cama a la primera línea

El español arrancará por detrás de Verstappen en Australia, 15 días después de operarse de apendicitis en Arabia Saudí. Alonso, décimo.

Carlos Sainz, durante la clasificación en Australia.JOEL CARRETT (EFE)

Para Carlos Sainz, las últimas dos semanas se podrían describir en dos palabras: dolor y paciencia. Los dos conceptos, combinados, son la antítesis de lo que busca cualquier piloto de Fórmula 1. Sin embargo, nada de lo que haya podido pasar en estos 15 días es comparable al calvario por el que transitó en Yedda, antes de que los doctores le diagnosticaran la apendicitis de la que fue operado de urgencia, aquel mismo viernes. Un mal rato que se alargó más de la cuenta y que le dejó muy justito a nivel físico en el peor momento, a principio de la temporada en la que tiene que buscarse un volante...

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Para Carlos Sainz, las últimas dos semanas se podrían describir en dos palabras: dolor y paciencia. Los dos conceptos, combinados, son la antítesis de lo que busca cualquier piloto de Fórmula 1. Sin embargo, nada de lo que haya podido pasar en estos 15 días es comparable al calvario por el que transitó en Yedda, antes de que los doctores le diagnosticaran la apendicitis de la que fue operado de urgencia, aquel mismo viernes. Un mal rato que se alargó más de la cuenta y que le dejó muy justito a nivel físico en el peor momento, a principio de la temporada en la que tiene que buscarse un volante para la próxima, después del anuncio de la llegada de Lewis Hamilton a Ferrari, con vistas a 2025. Una coyuntura delicada de la que Sainz salió a lo grande este sábado, en Australia, donde se las apañó para colocarse el segundo en la parrilla con vistas a la tercera parada del calendario, este domingo a primera hora (05:00 horas, Dazn). Max Verstappen se adjudicó su tercera ‘pole position’ consecutiva y, como de costumbre, encara la carrera con la etiqueta de principal favorito. A su lado arrancará el español, mientras que Fernando Alonso lo hará el décimo.

Sainz llegó a Arabia convencido de que había pillado alguna intoxicación alimenticia. El miércoles ya no participó en los habituales compromisos con los medios de comunicación de cada previa, y se fue a descansar al hotel con la intención de recuperarse para la jornada del jueves, en la que tenía que subirse al coche en los dos entrenamientos programados. “Los síntomas eran los típicos de un virus estomacal, de modo que no entraré en demasiados detalles”, resumió Sainz, ya desde Australia. El jueves se subió al coche medicado. En la primera sesión de ensayos libres pudo completar 24 vueltas y terminó el sexto, a poco más de una décima del más veloz. En la segunda, lo hizo el séptimo, tras otros 26 giros, y finalizó a seis décimas del primero. “Después de esos dos entrenamientos me di cuenta de que no podía seguir de esa forma. El viernes por la mañana no mejoré y decidí irme al hospital”, relata el piloto de la marca de ‘Il Cavallino Rampante’. El diagnóstico no fue nada fácil, porque los análisis que le hicieron en la clínica saudí no indicaban de forma clara que el origen de todo fuera una apendicitis. A pesar de ello, los doctores se mostraron convencidos de que la mejor opción era practicarle la cirugía. “Hicieron un gran trabajo, porque una vez que me hubieron quitado el apéndice, sentí un gran alivio. Obviamente me molestaba la intervención, pero a partir de ese instante ya pude centrarme en recuperarme”, añadió Sainz.

Los avances en la medicina han permitido que este tipo de operaciones como la que se le practicó, ya no precisen de ninguna incisión, sino que se practican con la técnica de la laparoscopia, que deja como rastro solo tres agujeritos. Nada que ver con la aparatosidad de años atrás, en la que el postoperatorio podía complicarse. Un buen testimonio directo de ese cambio lo dio Carlos Sainz padre, que hace cuatro décadas pasó por lo mismo como hizo constar en redes sociales, al colgar una foto suya, tumbado en la cama del hospital nada más ser operado, que su hijo replicó después.

Tras atreverse a ir al circuito de Yedda el sábado, donde animó al británico Oliver Bearman, su sustituto, Sainz regresó a su casa, donde se pasó los últimos diez días sin hacer prácticamente nada, únicamente focalizado en recuperarse y con la vista puesta en Melbourne. “El viernes tuvimos que modificar algunas cosas del coche. Tocar los cinturones, la dureza del pedal del freno y algunas cositas más. Pero lo bueno es que dolor, no tengo. Solo incomodidad”, afirmó el chico, que fue de menos a más con el paso de las horas.

Ya puesto en materia fue el más rápido en las dos primeras eliminatorias (Q1 y Q2), para quedarse a menos de tres décimas de Verstappen en la definitiva, y asegurarse esa segunda plaza, la mejor posición de salida en lo que va de año. “Si hace dos semanas me hubieran dicho que ahora estaría aquí, en primera línea, lo habría firmado. Espero dar otro pasito esta noche, poder descansar bien y centrarme en la fisioterapia, y estar listo para la carrera”, zanjó Sainz.

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