El Atlético arranca con pegada de líder

El equipo de Simeone se impone a un buen Granada que llegó a empatar a falta de media hora, pero Memphis desequilibró el duelo con un golazo desde 35 metros

Los jugadores del Atlético celebran junto a Morata la consecución del primer gol.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

La multitud de camisetas rojiblancas que desfilaban hacia el Metropolitano quebraban la imagen del Madrid desértico que ha propiciado el puente de agosto. La hinchada del Atlético presenció una victoria trabajada, concretada por los tantos de Morata, Memphis y Llorente ante un Granada que ofreció una buena imagen en su regreso a Primera División. Le complicó a los de Simeone con el empate de Samu a falta de media hora, pero Memphis les arrancó de inmediato la esperanza de rascar un punto con un misilazo rotundo.

Desde el inicio, el partido se adentró en gran parte de los puntos caliente...

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La multitud de camisetas rojiblancas que desfilaban hacia el Metropolitano quebraban la imagen del Madrid desértico que ha propiciado el puente de agosto. La hinchada del Atlético presenció una victoria trabajada, concretada por los tantos de Morata, Memphis y Llorente ante un Granada que ofreció una buena imagen en su regreso a Primera División. Le complicó a los de Simeone con el empate de Samu a falta de media hora, pero Memphis les arrancó de inmediato la esperanza de rascar un punto con un misilazo rotundo.

Desde el inicio, el partido se adentró en gran parte de los puntos calientes con los que convive el Atlético en este arranque de curso. La pitada a João Félix cuando se anunció su nombre por megafonía fue su particular paso por el cadalso. Su forzada confesión de que ha nacido para jugar en el Barcelona ha terminado por echar las últimas paladas de tierra sobre su figura y su futuro como jugador del Atlético. Las molestias musculares de Koke que le mandaron al banquillo a los cinco minutos no hicieron más que reforzar la demanda de Simeone de un mediocentro para cuando el capitán no pueda estar. Su lugar lo ocupó Pablo Barrios, trabajado desde la temporada pasada por el preparador argentino para ese desempeño. El chico arrancó tímido para reclamar la posesión que debe tener todo cinco, pero tuvo cuajo táctico para el quite y después para ser más osado con la pelota. Solventado ese embolado, Morata expuso otro punto peliagudo para Simeone. El técnico le ha puesto al goleador madrileño la cifra de 18 tantos con la amenaza de que Memphis entrará en el once si no está fino en el remate. De una arrancada de Azpilicueta, dividiendo y rompiendo las líneas del Granada, De Paul y Griezmann montaron una pared que el francés prolongó con pase atrás. Morata estrelló su toque de interior en el cuerpo de Ferreira. A un buen centro de Lemar, Morata respondió con un giro de cuello mal calculado. De esos dos primeros avisos emergió un Granada más asentado, despojado ya de los complejos del recién ascendido. Bien plantado con una línea de tres centrales, mostró el conjunto nazarí que los equipos de Paco López nunca desprecian el balón. Melero comenzó a imponer su ritmo, y Samu y Uzuni amenazaban con su movilidad, aunque Oblak no fue exigido.


Apagados los encargados del desequilibrio en el Atlético, Griezmann, Lemar y Carrasco, el partido se iba al descanso sin goles. Hasta que un centro de Azpilicueta rebotó en Vallejo y la pelota le cayó a Morata. Ahí ya sí se afinó. Mano a mano con Ferreira, le cambió la dirección de la pelota al lado contrario que pretendió tapar el meta. La histriónica celebración de Morata no fue más que el fiel reflejo del pulso en el que sabe que está envuelto. La participación de Azpilicueta en el tanto no fue más que la rúbrica a un estreno que confirmó la solidez de su fichaje. La grada así se lo reconoció en cada acción de jerarquía que protagonizó.

La reanudación arrojó a un Granada más decidido que sometió al Atlético. El equipo de Simeone se atascó y evidenció la falta de engrase propia de estas alturas de temporada. Samu tuvo el empate en un cabezazo franco que centró demasiado. Oblak lo repelió con los puños. El paisaje invitó a Simeone a suplir a Morata por Memphis y a Lemar por Söyüncü. El movimiento desplazaba a Azpilicueta al carril diestro, al central turco a ocupar el eje de la defensa y a Llorente a aportar piernas al centro del campo. Paco López también había maniobrado dando entrada a Gonzalo Villar. Este le birló la pelota a Carrasco, que pretendió salir por el pico del área con un arabesco innecesario. El centro tenso y raso de Villar lo rebañó Samu en una anticipación en que Savic se quedó clavado. No le dio tiempo al Granada a jugar con las tablas. Memphis lo impidió con un zapatazo a la escuadra formidable. Parado a 35 metros, dibujó una curva con el interior de su bota derecha cortante. Por ahí, le ganó a Morata. A la primera que pudo armar la pierna fue definitivo. Ya al filo del tiempo añadido, disparó al bulto con Ferreira fuera de su portería. De la competencia de nueves Simeone arrancó dos goles y un duelo por la titularidad más que interesante.


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