El Barcelona saca el carácter ante el Madrid en la final de la ACB
A pesar de la irrupción de Llull, el equipo azulgrana también gana el segundo duelo y queda a una sola victoria de proclamarse campeón
Balones a Llull. Esa fue la táctica y el acierto del Madrid en el último cuarto. Sobre todo porque al Barcelona le entró una tiritera tremenda, ya que por el aro no parecía siquiera que pudiera entrar una pelota de tenis. Pérdidas absurdas y precipitaciones que penalizó Llull, un jugador que se las sabe de todos los colores, que no entiende lo que es la presión. Tres triples suyos unidos al físico de Tavares pusieron con seis puntos de ventaja al Madrid cuando ...
Balones a Llull. Esa fue la táctica y el acierto del Madrid en el último cuarto. Sobre todo porque al Barcelona le entró una tiritera tremenda, ya que por el aro no parecía siquiera que pudiera entrar una pelota de tenis. Pérdidas absurdas y precipitaciones que penalizó Llull, un jugador que se las sabe de todos los colores, que no entiende lo que es la presión. Tres triples suyos unidos al físico de Tavares pusieron con seis puntos de ventaja al Madrid cuando quedaban dos minutos. Pero Sanli y Mirotic hicieron chof desde el perímetro y Laprovittola cogió las riendas. Una demostración de baloncesto y carácter que bastó para darle la vuelta al duelo, 86-85 con balón para el Madrid a falta de seis segundos. Llull, claro, asumió la responsabilidad, pero ya no pilló por sorpresa a los azulgrana, tampoco a un Mirotic que llegó a la ayuda para evitar la canasta, para que el Barça venciera. En 16 ocasiones un equipo comenzó la final con una serie por 2-0 y en todas ellas la ganó.
En pie, el Palau ovacionó a Mirotic al final como también lo recibió al inicio, jugador franquicia que, sin embargo, no seguirá de azulgrana sin, dice él, explicaciones ni opciones, reacia la directiva a negociar una renovación a la baja. Desde el club, sin embargo, explican que el jugador se negó en el pasado a bajarse el sueldo —en época de pandemia— porque entendía que el Barça comenzó dándole menos de lo prometido, pues el expresidente Josep Maria Bartomeu le hizo una oferta que acabó rebajando. Es el punto final del idilio entre el ala-pívot y la afición. Pero queda el epílogo y es contra el Madrid. Así, aunque erró en sus dos primeros lanzamientos, Mirotic provocó un par de personales en ataque para, desde el suelo, levantar el puño y los ánimos de un Palau que se desgañitó. Alimento para el 33, que después se giró, reverso y salto hacia atrás —movimiento con copyright— y para adentro. Comenzaba el baile. Pero los puntos, por entonces, llegaban con Vesely, siempre cómodo con esos lanzamientos desde la media distancia, y con Laprovittola, que arrancó con fuerza desde el perímetro, dos triples seguidos. Y en el Madrid, Poirier.
Resulta que el Barça buscó las cosquillas a Tavares tanto en ataque como en defensa, sacándolo de la botella para que otros penetraran, desgastándolo con las ayudas en la pintura. Superado por momentos, el pívot del Madrid cometió dos personales rápidas para que Poirier cogiera el relevo. Lo aprovechó. Más rápido y enérgico, el francés encontró las rendijas para llegar al aro, para macharlo por dos veces y encestar otras tantas. Ahí apareció también Hezonja para hacer sonar la tonadilla de Super Mario, para comerse la seta y agigantarse, para expresar su gran rango de tiro, 10 de los 13 puntos del Madrid al comenzar el segundo cuarto, incluido un triple desde el quinto pino. También estaba Poirier, que seguía sacando de sitio y de quicio a Sanli o Vesely. Pero replicó Mirotic y lo siguió el juego coral del Barça, que aprovechó las conexiones bajo el poste, las pérdidas de balón del rival, también una técnica a Chus Mateo y un triple sobre la bocina de Vesely, para llegar al entreacto 45-41. El equipo ganaba a las individualidades.
Pretendió el anotador Musa echarse el Madrid a la espalda. Pero sin casi ver la canasta por un día, acabó por poderle la ansiedad y por escoger mal. Jauja para Vesely y Mirotic, que seguían en sus trece. Sentado Musa, el Madrid recuperó el pulso y el gusto por circular el balón, por repartir los tiradores y por encontrar a un Tavares que reclamaba su trono en la botella. Una bofetada de realidad para el Barça, que llegó al capítulo final con apuros (68-65).
Y todo se hizo más bola con la irrupción final de Lull y sus triples, con su eternidad. Pero cuando todo parecía perdido, el Barça explicó que tiene carácter y baloncesto, también el título a tiro de piedra. Pero eso se verá en Madrid, donde se jugarán los dos siguientes envites si no lo cierran antes Mirotic y compañía.
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