Alcaraz: “Estaba muy jodido, no he sabido relajarme”
El español admite que desde el principio del duelo sufrió “una tensión extra” por la importancia de la cita, mientras Djokovic augura: “Ganará muchos Roland Garros”
Habla Alcaraz cuando ya ha pasado el calentón y ha bajado revoluciones. El chasco es grande, pero, dice, también le sirve de lección. Djokovic es mucho Djokovic y de aquí en adelante, retos tan mayúsculos como el del serbio exigen de un plus. “Toca entrenar más y usar la experiencia de este partido para que cuando vengan situaciones como estas, sepa manejarlas mejor de lo que lo he hecho”, introduce el murciano ante los periodistas, dolido por quedarse sin final y por cerrar el torneo de esta for...
Habla Alcaraz cuando ya ha pasado el calentón y ha bajado revoluciones. El chasco es grande, pero, dice, también le sirve de lección. Djokovic es mucho Djokovic y de aquí en adelante, retos tan mayúsculos como el del serbio exigen de un plus. “Toca entrenar más y usar la experiencia de este partido para que cuando vengan situaciones como estas, sepa manejarlas mejor de lo que lo he hecho”, introduce el murciano ante los periodistas, dolido por quedarse sin final y por cerrar el torneo de esta forma, torpedeado por su propio cuerpo. Se refiere a las rampas, a los calambrazos que empezaron a apoderarse de él en el segundo parcial. “Primero la mano, luego las piernas y al final prácticamente todo”, concreta el todavía rey del circuito, traicionado otra vez por su propio físico.
No termina de dar con la tecla Alcaraz en ese sentido. Si la carga de partidos le perjudicó en la recta final del curso pasado, en este han vuelto a salpicarle los problemas pese a que la prudencia de él y su equipo se haya multiplicado en términos de preparación. A lo largo de estas tres semanas en París y como venía haciendo en las últimas fechas, el tenista optó por no ejercitarse antes de los partidos y por dosificar. El día previo al choque con Djokovic no saltó a la pista de entrenamiento y la jornada anterior apenas peloteó durante 40 minutos, con el objetivo de llegar lo más fresco posible y evitar riesgos. Aun así, el imponente ritmo de bola que impuso el balcánico en las dos primeras mangas terminó llevándoselo por delante.
“Entré al partido más tenso de la cuenta. No supe relajarme, quitarme la tensión”, expone el de El Palmar, campeón en Buenos Aires, Indian Wells, Barcelona y Madrid esta temporada; “desde el principio tenía una tensión extra que al final en un Grand Slam te pasa factura, y después de lo intensos que fueron los primeros sets, pues más aún. Djokovic te exige al máximo y te va exprimiendo poco a poco; si no te intentas quitarte esa tensión desde el principio, al final lo pagas”.
Durante los dos últimos años, Alcaraz ha transformado su cuerpo. De naturaleza fibrosa, un fideo cuando era adolescente, ha ido ganando volumen y esculpiendo una figura hercúlea que ha protagonizado portadas de revistas sobre salud y belleza para hombres, así como campañas de una prestigiosa firma internacional de ropa interior. Su fisio, Juanjo Moreno, cuida al milímetro una carrocería tan poderosa como delicada, expuesta de manera recurrente a los esfuerzos eléctricos que hace tanto en las pistas como a diario en la academia de Villena (Alicante). “No mide, pero no debe perder su esencia”, advertían desde su equipo en febrero, conscientes de que esas arrancadas y esa violencia a la hora de golpear la bola, activo diferencial, conllevan un riesgo extra.
Aferrado al 1%
“Como yo les estaba diciendo [a su equipo] que estaba muy jodido, entonces me dijeron: ‘Pues si estás jodido, intenta buscar alguna solución, y si no la encuentras, retírate’. Pero al final, era una semifinal de un Grand Slam y me hubiera comido mucho la cabeza si me hubiera retirado, me hubiera dolido muchísimo más”, dice; “así que intenté aguantar lo máximo posible y buscar soluciones en el tercer set, aunque sabía que lo tenía muy complicado. Pensaba que tenía un 1% de posibilidades y quería aferrarme a ellas todo lo que pudiera. Pero jugando contra Djokovic en esas condiciones, es muy complicado hacerle partido. Soy positivo, y esto me sirve de experiencia”.
Preguntado por la visita de Djokovic al vestuario tras entregar el segundo set, y si ese margen de tiempo pudo ser el origen de los calambres, lo negó. “Tendrá sus razones, no me influyó en nada; ha sido la tensión. Cada persona y cada jugador es como es; él tenía que cerrar el partido y yo sé lo difícil que es jugar contra alguien que físicamente no está al 100%. Puedes tener un bajón, no encontrar la manera de acabar el partido y animarte, cerrar el puño, te ayuda a no bajar la intensidad. No le reprocho nada, lo hizo bien. Y, sinceramente, si yo hubiera tenido un bajón mental o físico o tenístico contra alguien que está lesionado y no está jugando a su nivel, también lo haría, porque cerrar un partido nunca es fácil”, contesta.
Nole iguala el récord de Evert
El serbio, por su parte, disputará su 34ª final de un major y, por tanto, se desmarcó de Serena Williams y de Roger Federer, ambos con 33, e igualó el récord de la estadounidense Chris Evert. “Es un privilegio poder hacer historia en el deporte que amo. La presión siempre está sobre mis hombros, por lo que no va a ser diferente. Pero es parte de mi deporte, de mi vida y de todo lo que hago”, afirma. “Esto es parte de la curva de aprendizaje y es parte de la experiencia. Él [Alcaraz] solo tiene 20 años, así que tiene mucho tiempo. Ha mostrado mucha madurez en los últimos años y es de respetar que haya jugado hasta el último punto. Fue un partido muy exigente para ambos y los calambres están ahí, es algo que puede suceder. Al principio de mi carrera también me ocurrió; entiendo las emociones y los nervios de Carlos, y que le afecten esas circunstancias”, prolonga.
Nole, en todo caso, augura un porvenir más que brillante para Alcaraz. “Dije y repito que va a ganar muchas veces Roland Garros en el futuro. No tengo ninguna duda”, vaticina. Ahora, quien sigue a las puertas de la historia es él, siempre alerta. No baja la guardia. Sobre sus opciones en el episodio definitivo del torneo, el de Belgrado considera que la experiencia suma, pero que no es determinante. “Puede ayudar a controlar tus emociones o el gasto de energía, pero no te va a hacer ganar un partido”, cierra prudente el serbio.
RUUD, A LA TERCERA...
El noruego Casper Ruud no dio la más mínima opción al alemán Alexander Zverev, que escuchó algunos silbidos a la hora de abandonar la central por el rosco encajado al final: 6-3, 6-4 y 6-0. El nórdico, por tanto, tendrá mañana la oportunidad de desquitarse de la derrota del año pasado en el mismo escenario ante Rafael Nadal.
Se trata de su tercera final de un grande en los cinco últimos que se han celebrado. No aterrizaba en su mejor momento, pero conforme ha ido progresando ha elevado el nivel. Eliminó al joven Holger Rune en los cuartos y tumbó ayer a otro rival de envergadura. “El año pasado me tocó contra Rafa (Nadal), este año ante Djokovic, dos de los jugadores más duros de la historia, así que iré como tapado, como hoy, tratando de disfrutar, sonriendo todo lo posible”, señaló Ruud, de 24 años y cuarta mejor raqueta del momento; “ojalá a la tercera sea la vencida para mí”.
Por otra parte, este sábado (15.00, Eurosport y DMAX) se miden por el título femenino la número uno, Iga Swiatek, y la checa Karolina Muchova, debutante en una gran final.
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