Se viene Arteta
Si el técnico del Arsenal es el eslabón siguiente de Guardiola, el fútbol puede estar tranquilo. Lo nuevo ya ha nacido y se llama Arteta. Su único problema es que lo viejo se sigue renovando y se llama Pep
El fútbol evolucionó a la velocidad de Pep Guardiola. Muchas de las cosas que hoy son ordinarias fueron aportes extraordinarios de la factoría Pep. Como la obra tuvo como vehículos a grandes equipos de Europa (Barça, Bayern y City), su influencia se filtró por todos los rincones. Incluso quienes hacen lo contrario de lo que él propone lo citan como si se tratara del diablo. Unos y otros lo convierten en unidad de medida del fútbol actual.
Si hay entrenadores que, desde l...
El fútbol evolucionó a la velocidad de Pep Guardiola. Muchas de las cosas que hoy son ordinarias fueron aportes extraordinarios de la factoría Pep. Como la obra tuvo como vehículos a grandes equipos de Europa (Barça, Bayern y City), su influencia se filtró por todos los rincones. Incluso quienes hacen lo contrario de lo que él propone lo citan como si se tratara del diablo. Unos y otros lo convierten en unidad de medida del fútbol actual.
Si hay entrenadores que, desde lugares remotos, responden a ese influjo, qué no les ocurrirá a aquellos que bebieron de su fuente. Todo para llegar a Mikel Arteta, que se formó a su lado. Partiendo de Pep, está logrando hacer del Arsenal un equipo de autor. De no haber visto el apasionante City-Arsenal de esta semana, hubiera definido al Arsenal como a un City entusiasmado. Pero el miércoles el City le igualó en entusiasmo y, en una exhibición, le pasó por encima. Eso no le quita mérito a este Arsenal, en el que se ve al entrenador en el método que estructura al equipo, y en la frescura y la velocidad de sus dinámicas asociaciones. El Arsenal lleva toda la temporada intentando ganar de una manera fanática, como si cada minuto fuera el último y, además, fueran perdiendo. Los jugadores son jóvenes de dos tipos: los que quieren prosperar porque son ambiciosos, o los que quieren vengarse de una experiencia anterior que no fue plena. Por apetito o por venganza, todos corren como hambrientos; por calidad, todos son precisos en velocidad; porque el entrenador es bueno, todos están convencidos.
Se cuenta que Arteta estuvo a punto de ser destituido, al menos, en dos ocasiones, cuando los resultados eran desilusionantes. Menuda novedad. Pero había un plan, el plan requería tiempo y los directivos supieron entenderlo. Dani Ceballos me dio la pauta al contarme esta increíble historia. En el comienzo del ciclo de Arteta y en mitad de un entrenamiento muy reglado, Ceballos intentó una jugada que se saltaba un eslabón previsto del juego. Y lo hizo bien. Pero Mikel paró el entrenamiento y le advirtió que eso aún no tocaba: “A ese nivel llegaremos más adelante”, le dijo. Es por esa razón que Ceballos es el menos sorprendido por este salto competitivo que ha dado el Arsenal. Claramente, ya llegaron al nivel superior. Me parece increíble ese respeto al plan, esa paciencia para ir quemando etapas en un ámbito en donde los malos resultados al que queman, en primer lugar, es al entrenador.
Entrenador “moderno”
Será que cuando ocurren cosas extraordinarias hay, detrás, una cabeza extraordinaria. Estamos ante un entrenador moderno. “Moderno” es una palabra que nunca me gustó utilizar, pero lo cierto es que el fútbol se ha complejizado. La tecnología disparó la evolución táctica y los jugadores entrenan buscando certezas. Ya nadie sale al campo a ver qué pasa. Hacerlo con gente joven tiene el beneficio de favorecer la adaptación. Son más obedientes, tienen la cabeza más limpia y una ambición más grande. A los jugadores de más edad, antes de instalarles una nueva idea, hay que ayudarles a desaprender lo que traen puesto de otras experiencias.
Arteta forma parte de una nueva generación de entrenadores a los que les gusta que el partido sea como ellos pensaron que sería. Pero el atractivo de su fútbol tiene que ver con la pulcritud técnica y con la ambición ofensiva. El Arsenal no especula, juega. Si Arteta es el eslabón siguiente de Guardiola, el futuro del fútbol puede estar tranquilo. Lo nuevo ya ha nacido y se llama Arteta. Su único problema es que lo viejo se sigue renovando y se llama Guardiola.
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