Taty Castellanos entra en la historia del Real Madrid
El ariete argentino del Girona apabulla al vigente campeón con cuatro goles en una hora y el grupo de Ancelotti, en el que solo se rebeló el cicuta Vinicius, dimite en la Liga
Los ascendentes y la prole de Valentín Mariano José Castellanos Giménez, futbolísticamente resumido en Taty, rebobinarán a perpetuidad lo sucedido el 25 de abril de 2023 en Girona. El planeta boquiabierto. Un mendocino de 24 años, con una discreta trayectoria en la Universidad de Chile, el Torque uruguayo y el New York City, le coló cuatro goles al Real Madrid. Según los estadísticos, un póquer liguero al Real solo superado por el hoy centenario oviedista Esteban Echevarría en 1947. Fuera de la Liga, hay que remitirse al Lewandowski del Borussia Dortmund, que el 24 de abril de 2013 acribilló a...
Los ascendentes y la prole de Valentín Mariano José Castellanos Giménez, futbolísticamente resumido en Taty, rebobinarán a perpetuidad lo sucedido el 25 de abril de 2023 en Girona. El planeta boquiabierto. Un mendocino de 24 años, con una discreta trayectoria en la Universidad de Chile, el Torque uruguayo y el New York City, le coló cuatro goles al Real Madrid. Según los estadísticos, un póquer liguero al Real solo superado por el hoy centenario oviedista Esteban Echevarría en 1947. Fuera de la Liga, hay que remitirse al Lewandowski del Borussia Dortmund, que el 24 de abril de 2013 acribilló a los madridistas con cuatro chicharros en la Copa de Europa. Frente a un Real Madrid absentista, una hora le bastó al argentino para ruborizar a un Madrid de paso por Girona ante un equipo satélite del Manchester City.
En Montilivi, por el mismo precio, se dirimieron muchos partidos. Por supuesto, el del heroico Taty Castellanos. Otro, el ortodoxo, retó al Girona y al Real Madrid. Y uno más, el disidente, fue por cuenta de Vinicius. Vinicius frente a sus alguaciles, Vinicius contra el público, Vinicius ante el árbitro, Vinicius obcecado con Vinicius. Un sinvivir el del brasileño, un don cicuta. Lo mismo da el cartel del encuentro. Al extremo brasileño le comen las pulgas, las buenas y las malas. Nada que ver con su camarada Militão, tan sólido por lo general, un cadete parvulario en Girona.
No serán pocos los duelos ligueros que se le harán bola al Madrid hasta el final de la Liga. Esta vez le resultó ulceroso al zaguero paulista, desaborido en el primer gol del Taty Castellanos y achantado en el segundo del argentino. En el madrugar del choque, el albiceleste cabeceó a su aire un centro de Miguel Gutiérrez tras una estupenda trenza entre Riquelme e Iván Martín. Militão andaba por una cuneta. En el segundo, el centinela visitante fue al cuerpo a cuerpo con el Taty como una ursulina. Castellanos pidió cita a Lunin y 2-0 para asombro universal en Montilivi. Y no porque el cuadro de Míchel no haya presentado de sobra sus credenciales en esta Liga. Más bien por la estampita de un Madrid de monaguillos en el que solo se rebelaba Vinicius.
Las guerrillas de Vini
Antes y después de los dos azotes del punta local, un Girona encapsulado y un Madrid con más gobernanza que fluidez. Un Real a hombros de Vinicius, el clásico guion en muchos partidos de los blancos. Frente a un adversario en la trinchera, un Madrid llagado. El grupo de Ancelotti a pies y alma de Vinicius, a veces futbolista mayúsculo, a ratos, como paréntesis, un guerrillero. Arnau y Santi Bueno le apresaron sin miramientos y el delantero visitante no es de los que se cobijan en las cuerdas. Solo él —por momentos muy cerca de la roja— alteraba al compacto grupo rojiblanco, esta vez menos expansivo de lo habitual. Por supuesto, fue Vinicius quien subió el telón al medio minuto con una peripecia de funambulista que casi descorcha Rodrygo con un taconazo. Reducido a Vinicius en ataque y rebajado por la caraja de Militão en la retaguardia, el Real no daba con el Real. El propio central brasileño estuvo a un dedo del estrépito total tras atropellar a Nacho en una contra de Tsygankov, que cerró la jugada con un disparo al graderío. Al rescate, cómo no, Vinicius, que selló de cabeza —suerte que no le distingue— un centro en comba de Asensio. Lo mismo dio, hasta por encima de Vinicius se aupó el Taty Castellanos y el encomiable Girona.
De vuelta del descanso, el argentino certificó su tarde celestial con otro cabezazo que pilló en Júpiter a Militão. Ver para creer. Por Castellanos y por Militão. En el conjunto local, entronizado el Taty, la constancia y firmeza defensiva sacaron la cadena del Madrid, caído a plomo en la Liga. Tanto que en el anochecer del duelo Ancelotti recurrió al camión escoba, del que tiró de Mariano. Antes ya había suplido a Nacho, vencido por Yan Couto en la jugada previa al 4-1, por el campeador Camavinga. Para entonces, el Girona ya le daba palique a la pelota. Ocurre que aún no se había rendido Vinicius, que en un azulejo dejó a rebufo a un par de brigadas locales y asistió a Lucas Vázquez para el 4-2. Por más que se resistiera Vinicius, el póster de la jornada ya era del Taty Castellanos. La obra cumbre de un modesto que una lluviosa tarde en Girona improvisó la gloria. ¡Y de qué manera! Inolvidable para un Real olvidable en la Liga.
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