Alcaraz se desfonda ante Sinner y pierde el número uno
El español, acalambrado al final, cierra su racha de victorias (10) y el italiano (6-7(4), 6-4 y 6-2) se enfrentará a Medvedev por el título de Miami. Djokovic, de nuevo, rey
El tenis queda en buenas manos. En pleno punto de inflexión de un deporte que ha estado dominado de forma tiránica durante dos décadas por tres mastodontes, se eleva un dúo que asegura la prosperidad. Frente a los temores no demasiado lejanos de que pudiera faltar un eslabón y se generase un enorme vacío, se subrayan otros dos fueras de serie: Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. Dos estilos, dos cabezas duras, un nuevo clásico y, por encima de tod...
El tenis queda en buenas manos. En pleno punto de inflexión de un deporte que ha estado dominado de forma tiránica durante dos décadas por tres mastodontes, se eleva un dúo que asegura la prosperidad. Frente a los temores no demasiado lejanos de que pudiera faltar un eslabón y se generase un enorme vacío, se subrayan otros dos fueras de serie: Carlos Alcaraz y Jannik Sinner, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. Dos estilos, dos cabezas duras, un nuevo clásico y, por encima de todo, sobredosis de espectáculo. Reunió más méritos esta vez el italiano (21 años), más entero y lineal que el español (19), acalambrado este en la recta final un duelo ciclotímico (6-7(4), 6-4 y 6-2) que se resolvió en tres horas y que acarrea un relevo en el trono: el lunes, cuando se actualice el listado y se descuenten los puntos obtenidos hace un año, Novak Djokovic liderará de nuevo el circuito de la ATP.
Se impuso esta vez Sinner, pero bien podía haber sucedido lo contrario de no ser por el desfallecimiento que sufrió Alcaraz, campeón en 2022. La noria física y emocional del pulso benefició en esta ocasión al italiano, que este domingo (19.00, Movistar Deportes) se enfrentará al ruso Daniil Medvedev (7-6(5), 3-6 y 6-3 a Karen Khachanov) en busca de su primer trofeo de un Masters 1000. Ya disputó la final de Miami hace un par de años, superado entonces por el polaco Hubert Hurkacz. Más hecho hoy día, en evidente línea ascendente y cada vez más cerca de dar un serio golpe sobre la mesa, Sinner prevaleció cuando el duelo se dirimía en el territorio de lo imprevisible, con ambos al límite y exhaustos después de un hermoso intercambio de golpes.
Dispone Alcaraz, si lo prefiere y no es el caso, de argumento para mitigar la derrota. El murciano podría apoyarse, tal vez, en que llegó al careo de semifinales con 24 horas menos de descanso, debido al desajuste generado el miércoles por la lluvia y que obligó a que disputase el compromiso de cuartos al día siguiente, mientras que Sinner —sin salto temporal— ya disponía del billete. Podría añadir, además, que la organización del torneo programó el cruce del jueves con Taylor Fritz a última hora, lo que recortó sensiblemente el periodo de recuperación. Sin embargo, si el español interpreta con la mente fría, análisis puro y duro, se reprochará el despiste del noveno juego del segundo set —break cedido en blanco— e intentará dar con la causa de ese apagón. Tenía medio pase en la mano, pero se le escapó.
Previamente, en el juego anterior, había dispuesto de un par de opciones para romper el servicio de su rival y servir así a continuación para cerrar, pero no atinó y después se produjo el patinazo. En consecuencia, reavivó a un Sinner que por entonces cojeaba levemente y había torcido el gesto, contrariado porque había regalado un primer parcial que tuvo en la mano y que se le escurrió merced a dos errores que le pesaron como una losa: un remate franco a dos metros de la red, y un pasante que tropezó con la cinta. A partir de ahí, Alcaraz se rehizo a lo grande. Con hechuras de gigante. Del posible 5-1 al 4-4. Así se las gasta él. Poco le importó que el italiano se adjudicase el punto de la noche, un fabuloso toma y daca de 25 golpes finiquitado con un revés combado al más puro estilo Federer. Daba igual. Más y más leña a la hoguera. Una delicia.
Pausa contraproducente
Sinner desperdició después otra volea muy clara, pero se enmendó al salvar el primer punto de set y de inmediato contratacó. En cualquier caso, la renta obtenida de inicio en el desempate (4-2) no le valió de nada y el de El Palmar se agrandó. Disfrutaba en primera línea el baloncestista Luka Doncic y se contorsionaba la grada de Miami, perpleja con el desarrollo posterior porque lo que parecía relativamente controlado derivó luego en un carrusel. Tocado, Sinner se levantó. Y a la inversa, Alcaraz, al alza, decayó. Se desordenó este último, pagó el despiste con tres errores claros (rotura para 5-4) y físicamente muy justo, se descomprimió. Perdió el nervio y las alas, su tenis se empañó –9 dobles faltas y escaso porcentaje (41%) con los segundos saques– y todo cambió.
Alcaraz se refugió durante ocho minutos en el vestuario y lejos de reactivarse, a su regreso se desplomó. “Sí, me vine un poco abajo. Me frené. Sé que no era buena para mí [la pausa], pero estaba siendo un partido realmente duro”, precisó; “pero esa no ha sido la razón por la que he perdido. Él ha sido mejor que yo en el tercer set, esa es la verdad”.
Como en las dos mangas anteriores, a su regreso cedió el primer turno de saque y durante un cuarto de hora, hasta que su equipo le hizo llegar los potingues energéticos en el primer receso y los ingirió, se quedó prácticamente tieso. Sufría de los cuádriceps, encogía una y otra pierna para reestimular la musculatura, pero la respuesta tardó en llegar y para entonces Sinner ya había adquirido una renta jugosa. Aun así, el español dispuso de una opción de romperle el saque con 3-2, pero abortada la intentona, el italiano dio un acelerón definitivo y triunfó. Ahora, pues, el cara a cara entre los dos vuelve a igualarse (3-3) y será el pelirrojo el que rete a Medvedev, de final en final el ruso. Enlaza ya cinco.
De este modo, Alcaraz no podrá unirse todavía al selecto club de aquellos que firmaron el doblete Indian Wells-Miami —siete ilustres como Courier, Chang, Sampras, Ríos, Agassi, Djokovic y Federer— y regresará a casa para diseñar desde ya el asalto a la gira sobre tierra batida que tanto le incentiva. Encadenaba 10 victorias y tres finales, amén de haber sumado dos títulos (Indian Wells y Miami) desde la reaparición en febrero, pero Sinner también está hecho de otra pasta. Menos genial, pero todo un Panzer competitivo, el italiano resistió, encontró el premio y desafía a Medvedev, un portento en pista dura: ha alcanzado las finales de todos los Masters 1000 sobre esta superficie, las de los dos Grand Slams y la de la Copa de Maestros.
“Sí, el tenis está en buenas manos”, tuiteaba desde el sofá el gigantón John Isner, el hombre que más aces ha firmado en la historia de su deporte. Y así es. Alcaraz y Sinner, Sinner y Alcaraz. El futuro (y el presente) están a buen recaudo.
“¿EL NÚMERO UNO? TENDRÉ MÁS OPORTUNIDADES…”
Disconforme con el desenlace, que no con su entrega, Alcaraz reconoció ante los periodistas que durante los 20 o 25 minutos posteriores a una derrota prefiere aislarse. “Sí, no puedo hablar con nadie, me quejo mucho. Todo es como una mierda para mí”, bromeó; “pero después pienso en lo positivo, en el torneo, en la temporada…”.
Al murciano le sorprendió el nivel mostrado por Sinner en el inicio y restó importancia al hecho de perder el número uno, que pese a su juventud ha defendido ya durante 22 semanas. “No, no pienso en eso ni en lo del Sunshine Double [el doblete Indian Wells-Miami]. Pienso en que he perdido una semifinal. Claro que es una pena, pero creo que tendré más oportunidades de conseguirlo”, indicó.
Sobre la atmósfera que genera en esta nueva rivalidad entre él y Sinner, apuntó que estos partidos son “realmente bonitos de ver”, mientras el italiano, también acalambrado, comentó que cambió “un par de cosas” con respecto al encuentro de hace dos semanas entre ambos en Indian Wells –“que no voy a desvelar”– y que la calidad del español le obliga constantemente a buscar soluciones sobre la marcha.
El finalista, con siete títulos en la ficha pero sin ninguno de verdadera relevancia todavía, también recordó que nunca ha logrado batir a Medvedev y que igualmente buscará alternativas. Hasta ahora, sus cruces se han saldado con un rotundo 5-0 favorable al de Moscú, que en febrero le superó en la final de Róterdam, en tres sets.
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