Ivano Balic: “El balonmano actual es más fácil para los jugadores”
El croata, uno de los últimos grandes de este deporte, analiza la evolución del juego y su trabajo en los banquillos, hoy como segundo de su selección
Ivano Balic (Split, Croacia; 43 años), uno de los últimos grandes de la historia del balonmano, mira hacia atrás y confiesa en un castellano bastante decente que le gusta más el juego de su época. En España, su fantasía dejó huella durante cuatro temporadas (2004-2008) en el Portland San Antonio, al que llegó atraído por la presencia de su ídolo Jackson Richardson, y dio sus últimos brochazos en el también extinto Atlético de Madrid (2012-13), antes de retirarse en 2015 en el Wetzlar alemán. Campeón del mund...
Ivano Balic (Split, Croacia; 43 años), uno de los últimos grandes de la historia del balonmano, mira hacia atrás y confiesa en un castellano bastante decente que le gusta más el juego de su época. En España, su fantasía dejó huella durante cuatro temporadas (2004-2008) en el Portland San Antonio, al que llegó atraído por la presencia de su ídolo Jackson Richardson, y dio sus últimos brochazos en el también extinto Atlético de Madrid (2012-13), antes de retirarse en 2015 en el Wetzlar alemán. Campeón del mundo (2003) y olímpico (2004), y nombrado dos veces mejor jugador del planeta (2003 y 2006), el excentral ejerce ahora de segundo técnico de Croacia. “No es difícil. No tenemos a los jugadores mucho tiempo, así que no puedes hacer muchas cosas con ellos”, explica sincero en una videollamada con este periódico.
Pregunta. ¿Era su idea dedicarse a los banquillos?
Respuesta. Antes fui el director de todos los equipos nacionales, en la base. Me gusta estar con los jóvenes, es un trabajo más serio. Deben aprender las cosas básicas y puedo influir. Es muy difícil mejorar a un jugador de 27 años. Tiene su cabeza y solo puedes darle consejos para que vea otras opciones, pero poco más. Con los pequeños, si te quieren escuchar y tienen talento, puedes hacer más cosas.
P. ¿El jugador mayor escucha?
R. Sí, aunque cada uno es distinto. A uno le puedes gritar, a otro hay que darle caricias… No es fácil. Lo mental es lo más complicado ahora en un vestuario porque debes conocer al jugador y, cuando estás en una selección, no hay tiempo. Solo puedes tener una charla pequeña y no ves la persona que es. Tal vez en un futuro sea primer entrenador, pero ahora, si surge algo con los niños, me gustaría hacer eso.
P. Usted fue muy creativo en la pista. ¿El técnico actual fomenta eso?
R. Antes los jugadores eran más imaginativos y mejores tácticamente. Los saques de centro tan rápidos han cambiado mucho el balonmano. Se juega menos seis contra seis y se tira más desde fuera. Hay que adaptarse. A ver si dentro de cinco o 10 años cambia algo. Mi época me gustaba más. Debías ser muy listo para estar en la élite porque las defensas eran más duras. Hoy no se preocupan mucho de defender. Lo más importante es correr y tirar, y meter un gol más. Antes se jugaba a un gol menos.
P. Ustedes necesitaban ser más listos y ahora, más fuertes.
R. Sí, y tienen que correr mucho. El que puede jugar en ataque y defensa vale más. Es más difícil hacer cambios ataque-defensa. Antes se podía cambiar tres y hasta cuatro jugadores, igual que nosotros en Pamplona, con Zupo [Equisoain]. Hoy con uno se puede vivir. Pero con dos es muy difícil.
Ahora se juega a un gol más; antes, a un gol menos
P. ¿Esta época le hubiera costado más?
R. A mí me gustaba defender, pero no me dejaban mucho. No sé, nunca sabes. Mi época me ha gustado y la ha disfrutado mucho. Estoy contento del tiempo que me tocó.
P. Siempre dijo que su objetivo fue divertirse en la pista. ¿Ahora se divierten con tanta exigencia física?
R. Si estás en un equipo bueno, seguro, porque metes muchos goles (risas). No sé, es una pregunta para ellos. A mí siempre me gustó estudiar el partido y ver cómo defendían para ser más listo que el rival. Tenías que adaptarte, también durante el encuentro si veías que algo no funcionaba. Había que pensar, no solo escuchar al entrenador. Hoy me parece más fácil. Hay muchas más situaciones para meter goles fáciles.
P. ¿Es cierto que, cuando llegó a Pamplona, le entregaron un libro con jugadas del Portland y lo tiró porque había muchas?
R. Sí. Zupo me dio un libro muy gordo, había muchas cosas ahí. Yo siempre he jugado un poco distinto. Estudiaba al que estaba a mi lado para saber qué le gustaba y qué no. Las jugadas preparadas son buenas, pero para mí no tanto. Cuando llevas muchos años en el balonmano, ya sabes a qué juegas. Me pareció que no lo necesitaba.
P. ¿Y qué le dijo Zupo?
R. Él no se enteró.
P. ¿Como entrenador le ha tocado preparar algún libro similar?
R. No, he pasado más tiempo con niños y ellos necesitan aprender lo más simple. Si tú dominas eso, puedes ganar el 80% de los partidos. Con los jóvenes me siento bien, ellos te escuchan. La mayoría intenta hacer lo que les dices. Con los mayores es mejor hablar a solas, no les gusta mucho si lo haces delante de sus compañeros.
En Pamplona me dieron un libro muy gordo con jugadas y lo tiré
P. Usted empezó tarde a jugar al balonmano.
R. Con 15 años y medio. Antes había hecho fútbol, baloncesto y un poco de waterpolo. Creo que así es mejor. Hoy empiezan muy pronto con un solo deporte. No conocen el fútbol, ni tirar a canasta, y eso te ayuda. Es un hándicap muy serio porque cada deporte te puede ayudar.
P. ¿No hizo nada de balonmano hasta los 15?
R. No, pero había visto mucho en casa porque mis padres lo practicaban. Estaba siempre en el pabellón, más con mi padre que con mi madre. Tiraba alguna vez, pero nada serio. Entonces me gustaba mucho más el baloncesto. Soy de Split y allí estaba la Jugoplastika [equipo inolvidable con Kukoc, Radja y Perasovic que ganó la Copa de Europa en 1989, 1990 y 1991]. Todos queríamos estar ahí, aunque en esa época no jugábamos muchos partidos. En tres años que estuve, cinco. Llegué al balonmano y a los cinco días ya tuve el primero. Eso me gustó más.
P. ¿Cómo definiría su carrera?
R. Estoy contento con lo que hice, creo que siempre di el máximo. Yo quería ser el mejor jugador de balonmano posible, y no lo hice mal.
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