Griezmann embellece la victoria del Atlético ante el Valladolid
El francés lidera el triunfo rojiblanco al marcar un gol e intervenir en los otros dos en un buen partido en el que debutó Memphis Depay
Un canto al fútbol de ataque de Diego Pablo Simeone desde la alineación desembocó en un repaso del Atlético al Valladolid. No tuvo vértigo Simeone para juntar del centro del campo hacia delante a Koke, Lemar, Griezmann, Llorente, Morata y Correa. La atrevida fórmula resultó demoledora. En media hora el partido estaba finiquitado con los tres goles que reflejaron el marcador final. Una tarde de fútbol plácida para un equipo acostumbrado a sufrir partidos largos y crudos de masticar. Esta vez, al...
Un canto al fútbol de ataque de Diego Pablo Simeone desde la alineación desembocó en un repaso del Atlético al Valladolid. No tuvo vértigo Simeone para juntar del centro del campo hacia delante a Koke, Lemar, Griezmann, Llorente, Morata y Correa. La atrevida fórmula resultó demoledora. En media hora el partido estaba finiquitado con los tres goles que reflejaron el marcador final. Una tarde de fútbol plácida para un equipo acostumbrado a sufrir partidos largos y crudos de masticar. Esta vez, al descanso el Atlético ya tenía los tres puntos en el saco. Es lo que tiene jugar al ataque cuando la inferioridad del contrario es manifiesta. Desde el regreso del Mundial el técnico argentino parece dispuesto a olvidarse de abrigarse más de la cuenta ante rivales a los que su plantel le saca dos o tres cuerpos de calidad. Al menos en casa. Ya lo hizo contra el Elche, cuando alineó juntos a Morata, João Félix y Griezmann. La abundancia de dinamita perfiló a un equipo de buen toque y pegada que se soltó el pelo y se convirtió en un torrente de llegadas y goles que desarboló al equipo de Pacheta.
Griezmann se erigió una vez más como el catalizador del fútbol ofensivo y embelleció el juego de su equipo con tanta sutileza como inteligencia. Situado como falso extremo izquierdo, cada vez que ocupaba espacios centrales fue un torrente de inventiva para poner fin al tiroteo que el Valladolid había aceptado grácil y con buenas maneras. Intervino en los tres goles y corroboró que la grada ya le tiene como su jugador fetiche. Tras las reticencias que generó su regreso por los modos en los que tramó su marcha al Barcelona, se ha ganado a la hinchada de la única manera que podía hacerlo. Lejos de convertirse en un tribunero de gestos fáciles, su reconquista del sentimiento de la afición rojiblanca la ha gestado con fútbol y con una condición exclusiva. Es la única estrella del fútbol mundial que corre hacia atrás. Lo mismo arrastra el culo para robar una pelota que templa una jugada en el círculo central, que acelera un ataque en los últimos 30 metros. A su toque corrido de espuela a Morata en el primer gol correspondió éste con una maniobra que no desmereció el fino pase que recibió. Su recorte puso mirando a las vallas publicitarias a Javi Sánchez antes de ejecutar a Masip buscándole el contrapié. Siete goles lleva ya Morata en Liga, además del trabajo que le da a su entrenador. Le da mucha movilidad en ataque y si por detrás le generan fútbol su presencia en el once debería ser incuestionable.
Debut de Memphis
En modo rodillo, el Atlético siguió machacón por el carril derecho, donde la mejoría de Marcos Llorente adelantado, y los desmarques y los apoyos de Correa también parecieron liberar de tensiones a Nahuel Molina. Éste asistió a Griezmann para que ejerciera de nueve empujando la pelota en el primer palo. En realidad, el francés juega de once, de diez, de siete, de ocho y hasta de tres si hace falta. La tarde terminó de redondearla con la rosca en la falta lateral que primero cabeceó Hermoso y después el central remachó tras recoger el despeje de Masip. En media hora el Atlético registraba tres goles. Desde la temporada 2017-18, ante Las Palmas, no había firmado un primer tiempo tan contundente ante la portería contraria. Sin partido ya que jugar, el Atlético no bajó en exceso las revoluciones ni en lo que restaba del primer tiempo ni en el segundo acto.
Si acaso, la rebaja de tensión estuvo en el lujo que se pudo permitir Simeone de hacer cambios para reservar jugadores de cara al derbi copero del jueves en el Bernabéu. Griezmann se retiró ovacionado para dar paso a De Paul, que no logra sacudirse la tirria de la grada. El camino para revertir la situación se lo ha mostrado el compañero al que sustituyó. Más preocupante fue el reemplazo de Marcos Llorente con vistas a la Copa. Se fue quejándose de unas molestias musculares.
Con el duelo perdido, al Valladolid al menos le quedó el orgullo de no querer ser víctima de una goleada y de intentar hacer un gol. Con el partido ya en correcalles, Óscar Plano exigió a Oblak, poco después de que un remate de Correa viajara escupido de poste a poste. Hubo tiempo también para que Memphis Depay pudiera debutar. Entró por Morata, con el que se le augura la competencia. La grada le acogió con calor, a la espera de que sea capaz de adaptarse al libreto de Simeone. Calidad enseñó filtrándole un balón a Carrasco para dejarle solo ante Masip. El belga no acertó en la definición y tampoco pudo superar al meta catalán que para cerrar un partido que fue un chute de moral para visitar al Madrid
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