Carlos Sainz resiste en la escabechina entre rocas del Rally Dakar
El madrileño sobrevive a una jornada dura en la que Loeb y Chicherit pierden el tren de la carrera y gana Al-Attiyah
Carlos Sainz salió indemne de la trampa de rocas y ríos secos en la segunda etapa del Rally Dakar, una especial que la organización presentó en la víspera como un trámite, pero luego se convirtió en una de las más duras que recuerdan los pilotos veteranos. El gran número de pedruscos y los caminos estrechos complicaron la vida más de lo esperado a los grandes nombres de la carrera. “Ha sido una de las especiales más difíciles que he hecho, una etapa de mucha concentración, mucha paciencia, todo el rato mirando bien las pied...
Carlos Sainz salió indemne de la trampa de rocas y ríos secos en la segunda etapa del Rally Dakar, una especial que la organización presentó en la víspera como un trámite, pero luego se convirtió en una de las más duras que recuerdan los pilotos veteranos. El gran número de pedruscos y los caminos estrechos complicaron la vida más de lo esperado a los grandes nombres de la carrera. “Ha sido una de las especiales más difíciles que he hecho, una etapa de mucha concentración, mucha paciencia, todo el rato mirando bien las piedras”, analizó el madrileño, que mantiene el liderato por delante del ganador en Al-Ula, Nasser Al-Attiyah.
El catarí de Toyota aprovechó su posición rezagada en el orden de salida para seguir el rastro de sus oponentes y arañar varios minutos al cronómetro al líder de la general. Ganó con un tiempo de 5h 01m 26s y superó en el último tramo de la especial al neerlandés Erik Van Loon (+14s), un dakariano muy experimentado que logró su mejor resultado, una cuarta posición, en la edición de 2015. En un día complicado, en el que debió abrir pista y navegar con mucha sangre fría, Sainz se mostró satisfecho con la tercera posición de etapa, especialmente viendo que dos de sus grandes rivales, Sébastien Loeb y Guerlain Chicherit (BRX), apretaron demasiado y pincharon tres veces, quedándose sin ruedas de recambio y perdiendo el tren de la carrera.
El francés no escondió su enfado tras la etapa. “Hemos conducido 150 km a 60 km/h y aún así hemos pinchado, hemos ido a un 10% de nuestro potencial”, comentó. Según él, las rocas eran constantes y de un tamaño cercano a un balón de fútbol. De tanto traqueteo, los cinturones le dejaron dolorida la zona abdominal. “Es frustrante, pero vamos a luchar”, resolvió a pesar de la decepción mayúscula. Un miembro del BRX aseguró que alguna de las pistas parecía un circuito de trial, “digno de Toni Bou”.
Sainz, a pesar de mantener el liderato, tampoco estaba demasiado satisfecho: “Era cuestión de disciplina, de ir despacio para no pinchar, porque hemos tenido muchísimas rocas”. Él también confirmó la impresión de sus oponentes: “Había muchas zonas de trial”. Al-Attiyah, triunfal, le recortó cinco minutos y se sitúa a 2m12s del Audi. “Era un día para atacar”, se felicitó. Stéphane Peterhansel, que también tuvo problemas, cedió 32m22s y se sitúa a casi 36m08s de su compañero español en la general.
Laia Sanz, que marchaba en una magnífica 12º posición, tuvo un problema en el antepenúltimo parcial (km 386). Un brazo de la suspensión se rompió y no daban con la llave adecuada para conseguirlo reparar. Todavía estaba varada en medio de la nada cuando cayó la noche en tierras saudíes. Su compañero, Carlos Checa, llegó agotado al campamento en una meritoria 13ª plaza, pero a la vez se sinceró ante la evidente escabechina vivida rumbo a Al-Ula: “Los que hemos llegado y los que siguen allí fuera, todos hemos sufrido mucho. Yo, si esto sigue así, no aguanto hasta el final. Quizás deba bajar un poco el ritmo, porque realmente parece un Dakar tan duro como nos dijeron al empezar.
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