Carlos Sainz: remontada y victoria en familia en el Rally Dakar
El piloto madrileño, que recibe la visita de su mujer y su hijo Carlos, aprieta en el tramo final de la especial para sumar su 42ª victoria de etapa en el rally y situarse al mando de la clasificación general
Carlos Sainz se mostraba cauto antes de empezar su 16º Rally Dakar y no quiso responder a las provocaciones de alguno de sus rivales antes de arrancar la prueba. Después de una etapa prólogo “sin problemas”, el madrileño fue de menos a más en la primera etapa con salida y retorno al campamento del mar para hablar a los mandos de su Audi híbrido. El piloto de 60 años, que aspira a levantar su cuarto Touareg después de ganar en 2010, 2018 y 2020, se llevó la especial de 368 km a orillas del Mar Rojo con un tiempo de 3h20m41s...
Carlos Sainz se mostraba cauto antes de empezar su 16º Rally Dakar y no quiso responder a las provocaciones de alguno de sus rivales antes de arrancar la prueba. Después de una etapa prólogo “sin problemas”, el madrileño fue de menos a más en la primera etapa con salida y retorno al campamento del mar para hablar a los mandos de su Audi híbrido. El piloto de 60 años, que aspira a levantar su cuarto Touareg después de ganar en 2010, 2018 y 2020, se llevó la especial de 368 km a orillas del Mar Rojo con un tiempo de 3h20m41s y se coloca líder de la general.
“Es un día muy especial, es la primera vez que mi familia viene a verme en el Dakar, y no había mejor manera de celebrarlo que logrando esta victoria. Estoy muy agradecido por su visita y encantado de que puedan disfrutar”, explicó poco después de llegar al vivac de la marca alemana, donde le recibieron entre aplausos los miembros del equipo, entre quienes estaban su mujer, Reyes Vázquez, su hijo, Carlos Sainz Jr, y su nuera, Isa Hernáez. Un estrechón de manos, muchos abrazos y a celebrar.
Después de pasar un fin de año atípico sin uvas ni champán, el mito del automovilismo español pudo saborear la victoria, la 42ª de su trayectoria en el Dakar, y el Año Nuevo. La familia llegó el sábado por la noche a Yanbu, justo a tiempo para irse a descansar y presenciar de primera mano la victoria desde el desierto, donde la organización les trasladó en helicóptero para ver el rally bajo una perspectiva única. Antes, Sainz hijo, piloto de Ferrari en la Fórmula 1, desayunó con su padre a las siete y media de la mañana y pronto entendió que iba con la intención de pisar fuerte. “Según cómo me mira ya sé lo que va a hacer”, comentó con una sonrisa de oreja a oreja. Este lunes, antes de la segunda etapa, repetirán el café matutino, aunque eso es lo que menos le gustó de la experiencia dakariana.
El paso de Sainz (senior) por las dunas saudíes, aperitivo de lo que está por llegar en una segunda semana que se prevé muy técnica sobre este mismo terreno, resultó decisivo para remontar y llevarse el triunfo por delante de Sébastien Loeb (BRX, +23s) y su compañero Mattias Ekström (+47s), que dominó la etapa hasta el km 277 y luego recibió una penalización de 15 minutos por saltarse un punto de control. Además, los otros grandes favoritos a la victoria en Dammam, donde finaliza el rally el próximo 15 de enero, no tuvieron su mejor día en la primera toma de contacto real en Arabía Saudí. Nasser Al-Attiyah, campeón en 2022, se dejó 7m09s en línea de meta, mientras que Stéphane Peterhansel, ganador de 14 Dakars y compañero del español, quedó a 8m54s.
Sainz encabeza la clasificación general tras la primera etapa con un escueto margen de 10 segundos sobre Loeb y 2m01s sobre Yazeed Al Rajhi (Toyota), tercer clasificado en la edición pasada. El primer control de tiempos no parecía prometedor para el madrileño, que sufrió un pinchazo en el km 30, en un paso estrecho, y tuvo que conducir con precaución para evitar daños mayores. “La etapa al inicio era muy rocosa y teníamos miedo de tener otro. Luego, a mitad de etapa, el terreno se ha vuelto más arenoso y con dunas, y entonces hemos apretado. Estoy contento de haber recuperado el tiempo perdido. El coche ha funcionado fantástico”, valoró. En el km 37 pasó a 2m41s de Ekström, pero fue recortando distancias con cuentagotas y terminó por sacarle casi tres minutos en el tramo final, de 91 km.
Desde el aire, a Sainz Jr se le había encogido el corazón al ver el Audi de su padre parado en el desierto. “Entré un poco en pánico, viéndole parado y pensando que todo había acabado ahí”, explicaba. “Cuando luego ha podido seguir y apretar al máximo, ha sido increíble verle conseguir el resultado que necesitaba. Estoy feliz, mi madre está súper feliz y sí, para ser sinceros ha sido un día genial”, añadió. Lucas Cruz, copiloto del madrileño desde 2010 y su compañero en las tres victorias en el Dakar, apuntó que una de las claves de su demoledor ritmo en el tramo final ha sido el tren de motos que se han encontrado en la zona de dunas: “Hemos tenido la suerte de que había alguna fila de motos, entonces te ayuda mucho porque vas viendo, cuando el motero va de pie, si le pierdes la cabeza o no. Si ves que es muy redondo ya no frenas, pero si le pierdes la cabeza, cortas. Es un poco la técnica, y si tienes suerte de llevar unas motos abriendo pista rápido recuperas mucho tiempo”.
Laia Sanz, 25ª en la etapa a 22m22s del ganador, se sitúa en la misma posición de la general (+22m56s). Su compañero y líder de proyecto en el Astara, Oscar Fuertes sufrió un fuerte accidente y dio varias vueltas de campana tras salir disparado de un bache en una zona rápida. A consecuencia del fuerte impacto fue trasladado al hospital con molestias en la espalda y un moratón en la cara. Diego Vallejo, su copiloto, salió indemne. El coche quedó completamente destrozado y el equipo no sabe todavía si podrá continuar el rally –desde la edición pasada, se permite que los pilotos se reenganchen a la prueba si logran reparar los daños en menos de dos días–. Este lunes, la caravana del Dakar encara la segunda etapa con 430 km de especial y 159 de enlace rumbo a Al-Ula después de cinco intensos días en el campamento XXL en el Mar Rojo.
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