La Real Sociedad acaba con un Sevilla desquiciado
Los andaluces se quedaron con nueve jugadores en el minuto 33 y siguen sin conocer la victoria en el Pizjuán esta temporada en Liga
El Sevilla es un disparate. Un equipo roto, sin orden, donde se borran los mundialistas argentinos Papu y Acuña y no pasa nada. Un grupo que se queda con nueve jugadores a los 33 minutos de juego por las expulsiones, bien vistas por el VAR, de Rakitic y de Nianzou. Señales que acompañan a los equipos descompuestos, envueltos en una dinámica muy peligrosa. Jorge Sampaoli no ha podido revertir la situación de este Sevilla donde jugadores antes decisivos, caso de Rakitic o de Navas, deambulan como fantasmas. Con el téc...
El Sevilla es un disparate. Un equipo roto, sin orden, donde se borran los mundialistas argentinos Papu y Acuña y no pasa nada. Un grupo que se queda con nueve jugadores a los 33 minutos de juego por las expulsiones, bien vistas por el VAR, de Rakitic y de Nianzou. Señales que acompañan a los equipos descompuestos, envueltos en una dinámica muy peligrosa. Jorge Sampaoli no ha podido revertir la situación de este Sevilla donde jugadores antes decisivos, caso de Rakitic o de Navas, deambulan como fantasmas. Con el técnico argentino, el Sevilla ha jugado siete partidos, con un saldo de tres derrotas, tres empates y una sola victoria.
De ese proceloso caldo de cultivo se aprovechó, lógicamente, la Real Sociedad, que ganó para alcanzar los 26 puntos y seguir escalando en la tabla. El Sevilla, desquiciado, le entregó el triunfo. No obstante, y a pesar de las facilidades del Sevilla, tiene mucho mérito lo que hace esta Real, plagada de canteranos (17 en la convocatoria que llevó hasta la capital de Andalucía). Mientras, este Sevilla plagado de mundialistas no encuentra fin a sus penurias para intentar recomponerse en este inédito parón liguero.
El partido quedó definido, por lo tanto, en esos 33 minutos. Con ventaja en el marcador y superioridad numérica, la Real tocó y tocó ante un equipo muy replegado con nueve hombres. El escenario en la segunda mitad fue extraño. El choque se convirtió en un simulacro, casi un entrenamiento. Tan desequilibrado, era un horror para el aficionado, con una posesión apabullante de los vascos. El Sevilla, al menos, fue digno. Como la Real no acababa de ir a por el tercer gol, fallando opciones claras, En-Nesyri tuvo incluso una opción para empatar en un remate que salió fuera por poco.
La Real, después de un inicio algo tímido, descosió el frágil sistema defensivo con dos grandes pases de Merino a Sorloth y Brais Méndez. Justo después del primer gol del noruego y tras un paradón de Remiro a Isco, llegaron cinco minutos de absoluto descontrol andaluz. Llegaron dos rojas y la sensación de que el partido estaba acabado. Dos expulsiones producto de la impotencia y del ahogo que sienten ante la situación jugadores como Rakitic o el joven Nianzou. No debería sentirla el veterano medio croata, que cumplió ante la Real su partido 400 en Primera (200 con el Sevilla y 200 con el Barcelona). Nianzou, por su parte, no tenía ninguna necesidad de buscar con la plancha el gemelo de Brais, de nuevo golpeado como con anterioridad hizo Rakitic.
A equipos en la situación del conjunto andaluz, además, la suerte se le muestra esquiva. Isco tuvo en sus botas el 1-1 y en la jugada posterior Rakitic vio la roja. Mientras, a la Real le bastó con el excelente juego entre líneas de Merino, uno de los grandes asistentes de la Liga, que envió dos pases medidos a Sorloth y Brais. El Sevilla no tuvo más remedio, con nueve jugadores, que meterse en su área y defenderla como si se tratara de un equipo de balonmano. A la Real le faltó algo de actitud, pues lo veía tan claro que permitió un gran remate de Mir en su área. Con dos jugadores menos, el delantero hizo el 1-2 para los andaluces al filo del descanso.
La Real no supo jugar con tanta superioridad. Estuvo algo asustada, con Merino reservado al descanso. Jugó sin alma ante un Sevilla rendido, que peleó hasta el final con nueve jugadores y sigue sin ganar en casa.
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