Ancelotti y el nuevo reto a Valverde: “Llegar a 15 goles sería bueno”
El entrenador del Real Madrid le sube el objetivo al uruguayo. Vinicius y él han marcado o asistido en 16 de los 19 partidos siguientes a la final de París, donde fabricaron el tanto del triunfo
Nadie sabe muy bien si Valverde centró o tiró desde la banda derecha de Saint Denis el pasado 28 de mayo antes de que Vinicius embocara contra el Liverpool el gol de la 14ª Copa de Europa del Madrid. Pero sí se sabe que aquella noche parisina abrió una serie inimaginable hace unos meses: de los 19 partidos que ha disputado el equipo blanco desde entonces, en solo tres no han producido, al menos, un tanto o una asistencia uno de estos dos jugadores. En su vuelta a la Champions, en septiembre, ellos empezaron a ...
Nadie sabe muy bien si Valverde centró o tiró desde la banda derecha de Saint Denis el pasado 28 de mayo antes de que Vinicius embocara contra el Liverpool el gol de la 14ª Copa de Europa del Madrid. Pero sí se sabe que aquella noche parisina abrió una serie inimaginable hace unos meses: de los 19 partidos que ha disputado el equipo blanco desde entonces, en solo tres no han producido, al menos, un tanto o una asistencia uno de estos dos jugadores. En su vuelta a la Champions, en septiembre, ellos empezaron a empaquetar al Celtic (0-3) en una acción casi calcada a la fabricada en la final, y ahí siguen picando piedra. Las excepciones a la nueva norma sucedieron en Almería, Getafe y Varsovia frente al Shakhtar. Este miércoles, en su reencuentro con los Bohys, entre los dos produjeron el 4-0 (asistencia del uruguayo y puntilla del brasileño) y luego el charrúa dejó otro de sus golpeos desde la frontal para el quinto. Cuatro de los últimos cinco pases de gol de Valverde han sido para Vini. La primera de esta secuencia, en París.
“Es bastante evidente la calidad individual de ambos. Luego está su carácter, que es muy fuerte. Son profesionales serios y humildes. Es un poco sorprendente [su evolución], pero no demasiado”, analizó Carletto, que le puso nuevos deberes al uruguayo. Le retó a principios de temporada a marcar 10 y, visto que sin llegar al Mundial ya lleva ocho, le subió la apuesta. “Sería bueno para él llegar a los 15, tiene una calidad impresionante en el tiro″, le lanzó.
”Mucha gente que me rodea tenía razón, debía aprovechar mi golpeo”, admitió Valverde antes en los micrófonos de Movistar, después de sumar su quinto tanto desde fuera del área y ser nombrado el mejor jugador de la tarde-noche. “Estoy con el objetivo de seguir metiendo. El disparo que más me gusta es el de empeine, creo que es mi fuerte. Si le pego de interior es cuando me siento con menos confianza”, explicó, además de comentar entre risas que sus compañeros le dicen que “un día va a romper el balón” por la fuerza de sus lanzamientos. “Ha cambiado de forma radical en una temporada, es más protagonista”, sentenció el de Reggiolo sobre él.
Cuando Benzema volvió al césped después de tres partidos en la enfermería, la noche ya estaba hecha. Por primera vez, el francés cerró una fase de grupos de la Copa de Europa sin mojar (no jugó los dos duelos contra el Leipzig y ayer salió en el minuto 60). Diecisiete temporadas apuntándose, al menos, una diana. En esta ocasión, no hizo falta. De eso se ocuparon, en buena medida, Vinicius (10 goles y cinco asistencias en todo el curso) y Valverde (ocho y cuatro), además de Rodrygo (siete y cinco). “No tener a Karim les ha dado a todos más responsabilidad y están cumpliendo”, insistió Ancelotti, que señaló a Asensio como el mejor del partido. “No tenía dudas de él pero, cuando no estás contento por no jugar, puedes reaccionar de forma positiva o negativa, y él lo ha hecho bien”, indicó después de un arranque de campaña en el que el balear cayó al fondo del trastero.
Más allá de nombres concretos, entre penalti y penalti, Ancelotti adivinó la llegada de un cervatillo, el Celtic, un equipo tan entusiasta como su hinchada, pero con la piel demasiado fina. Así que, salvo las inevitables cautelas con Benzema, de entrada el italiano no se guardó a nadie y encaró gustoso un partido abierto, con Kroos en la base, tres en el medio y Asensio por la derecha. “Lo interpretamos bien. No queríamos problemas y volvimos a tener buenas sensaciones”, valoró Carletto antes de atreverse a mirar fuera de su territorio. “Por la experiencia y calidad que tiene, si está bien, y me parece que está muy bien físicamente, Sergio Ramos tiene que ir al Mundial, sin duda. Sigue siendo uno de los mejores centrales del mundo”, zanjó.
Brazo y fajo de billetes en alto en busca de una entrada
Un reguero de aficionados del Celtic se repartía por los exteriores del Bernabéu un par de horas antes del partido con el brazo levantando y un fajo de billetes en la mano, del que mostraban una parte para tratar de demostrar que pagaban bien y sin trampas. Una manera poco habitual de buscar entradas, al menos en el estadio blanco. “¿250?”, lanzaba uno como primera oferta al que se detenía a su lado. “¿300?”, subía al momento si su objetivo no le hacía mucho caso. Le bastaba una mínima atención para insistir. Solo 2.400 hinchas del Celtic se presentaron en Madrid con entrada y otros 8.000 sin ella pese a que ya nada tenía que decir su equipo en el grupo, ni siquiera para acceder a la Europa League. Les dio igual, como siempre, famosos por sus desplazamientos en masa allá donde toque. Y más si es en un lugar como Chamartín, que el Celtic no visitaba hace 42 años.
A juzgar por el aspecto de los exteriores, sobre todo en la zona del fondo norte, se sabía que el Madrid actuaba como local porque lo decía el programa oficial, las obras del Bernabéu y los 20 grados de temperatura a media tarde, casi el doble que en Glasgow. Mucha cerveza, pocas entradas disponibles, puños y dinero en alto, banderas irlandesas (nunca escocesas) y símbolos republicanos españolas (es una afición claramente de izquierdas). El acceso a las gradas de los visitantes se hacía por goteo y los cacheos eran minuciosos. Mucho más de lo que alguna aficionada imaginó a su llegada a la Castellana. Una joven escondía una gran petaca llena de alcohol en sus pechos, detectada por una vigilante de seguridad que tocó todo lo necesario hasta que dio con ella. Y cuando la encontró, se la mostró a una compañera y, antes de arrojarla en un contenedor, le dijo: “¿Ves?”.
La última vez que el Celtic visitó el Bernabéu fue en marzo de 1980, en la vuelta de los cuartos de la Copa de Europa, una de esas noches que quedó como el origen de la larga saga de remontadas continentales de los blancos. Habían perdido 2-0 en Glasgow y voltearon con un 3-0. Los tiempos de Del Bosque, Pirri, Juanito o Santillana. Cuatro décadas después, en un encuentro mucho más descafeinado, los Bhoys volvieron a desfilar por Chamartín. Un césped que nunca había pisado su actual entrenador, Ange Postecoglou, el grecoaustraliano que antes fue chófer e intérprete de Ferenc Puskas en las Antípodas.
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