Los galones de Usman Garuba
El pívot, el benjamín de la selección, gana protagonismo jugando de cinco y tras una puesta a punto acelerada
El niño que quería ser portero de fútbol y que se enfadó cuando sus padres le apuntaron al baloncesto juega hoy en la NBA y está en semifinales del Eurobasket. “Y quiero el oro. He soñado con esto. Hay mucho trabajo detrás”, explica Usman Garuba en el refugio de la selección española en el hotel Sheraton de Berlín. El pívot de los Houston Rockets no esconde su ambición pese a ser el más joven de la familia, 20 años, único junto a Jaime Pradilla y Joel Parra en nacer en este siglo entre los 12 de la concentración. “No hemos hecho nada”, soltó al entrar en el vestuario ...
El niño que quería ser portero de fútbol y que se enfadó cuando sus padres le apuntaron al baloncesto juega hoy en la NBA y está en semifinales del Eurobasket. “Y quiero el oro. He soñado con esto. Hay mucho trabajo detrás”, explica Usman Garuba en el refugio de la selección española en el hotel Sheraton de Berlín. El pívot de los Houston Rockets no esconde su ambición pese a ser el más joven de la familia, 20 años, único junto a Jaime Pradilla y Joel Parra en nacer en este siglo entre los 12 de la concentración. “No hemos hecho nada”, soltó al entrar en el vestuario tras la victoria en cuartos ante Finlandia. “Bueno, nada, nada... algo hemos hecho”, le respondió Scariolo entre las risas del grupo.
La España del cambio se cimenta en recién llegados como Garuba, otro de los que ha completado un aprendizaje exprés. En su caso, táctico, mental y físico, pues llegó a la convocatoria con una lesión de tobillo que le dejaba en el alambre de la última criba y todavía lejos de su mejor puesta a punto. El cambio, según él, se debe a que trabajó antes en ganar peso y músculo porque su equipo en la NBA, los Houston Rockets, quiere que el próximo curso juegue en la posición de cinco y, con sus 2,03m, debía ampliar la carrocería para chocar con pívots más altos y anchos. Garuba aceleró para cincelar ese corpachón y se subió a última ahora al avión del Eurobasket después de jugar su primer partido de preparación el 16 de agosto.
De esas dudas ha surgido una pieza básica para Scariolo como recambio de Willy y como baluarte defensivo en una selección que se ha fajado bajo el aro con muchas ayudas y los dientes siempre apretados. La misma receta que deberá cocinar ante una Alemania con siete jugadores en los dos metros o más (el pico es Voigtmann con 2,09m). Garuba es el segundo máximo reboteador de España (5,4 capturas en 16,8 minutos de media por encuentro), con un acierto en tiros de dos del 54%. En la caseta ha encajado un chico sincero y alegre, centro de las bromas por una garrafa de agua de un galón (3,78 litros) con su número, 16, que le acompaña en la maleta. El pívot sostiene que cada día puede beberse dos enteras.
“Todo lo que estoy jugando aquí me va a venir bien para la NBA”, cuenta Garuba, consciente de que aún debe ganarse un hueco. Fue seleccionado en la posición número 23 del draft por Houston en 2021, y voló a Estados Unidos desde el Real Madrid. De blanco debutó en el primer equipo de Pablo Laso con 16 años (el tercero más joven en la historia del club tras Roberto Núñez y Luka Doncic) y completó 69 partidos en la ACB y 53 en la Euroliga antes de hacer las américas. Las lesiones llenaron de baches ese camino y bajó a la Liga de Desarrollo. Ahora coge impulso con España para ganarse este próximo curso la opción de dos años más de contrato con los Rockets.
Hijo de inmigrantes nigerianos, Garuba empezó a jugar al baloncesto en Azuqueca de Henares, en Guadalajara, aunque él prefería el fútbol (no había plazas cuando la familia buscó un equipo en el ayuntamiento). Su madre, Betty, le llama Destiny, su segundo nombre, de origen cristiano. Para su padre, Mustapha, es Usman, nombre musulmán.
El Madrid lo fichó en 2013 y en la casa blanca se fogueó hasta ser captado por la NBA y convertirse en el debutante español más joven en la meca. Un par de días antes de viajar a EE UU, el presidente español, Pedro Sánchez, quiso conocerle y le visitó en Azuqueca. Se sentaron unos minutos en un pabellón y charlaron de baloncesto. Un año después, Garuba piensa en una medalla.
Cruces de la fase final del Eurobasket.
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