La Premier exprime a los grandes

El Manchester City tropieza en un partido maravilloso en Newcastle, el Chelsea cae goleado en Leeds y después de tres jornadas solo el Arsenal suma un pleno de victorias

Erling Haaland durante el partido entre el Newcastle y el Manchester City este domingo.SCOTT HEPPELL (REUTERS)

Tres jornadas después de su inicio, apenas el Arsenal ha hecho pleno de victorias en la Premier League, donde no cesan los tropiezos de los grandes. El Manchester City, que había ganado sus dos primeros partidos, padeció un calvario para rescatar un empate (3-3) en Newcastle en un partido maravilloso. El Chelsea cayó vapuleado (3-0) en su visita a Leeds en un partido que se abrió tras un grosero error del meta Mendy y ya transita a cinco puntos del líder, un Arsenal que destila frescura para consolidar la reconstrucción qu...

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Tres jornadas después de su inicio, apenas el Arsenal ha hecho pleno de victorias en la Premier League, donde no cesan los tropiezos de los grandes. El Manchester City, que había ganado sus dos primeros partidos, padeció un calvario para rescatar un empate (3-3) en Newcastle en un partido maravilloso. El Chelsea cayó vapuleado (3-0) en su visita a Leeds en un partido que se abrió tras un grosero error del meta Mendy y ya transita a cinco puntos del líder, un Arsenal que destila frescura para consolidar la reconstrucción que acomete de la mano de Mikel Arteta. Los gunners se hicieron valer (0-3) en su visita sabatina a Bournemouth, con dos goles de Odegaard y una actuación estelar de Gabriel Jesus. La jornada se cierra el lunes (21.00, Dazn) con un duelo entre Manchester United y Liverpool en Old Trafford al que el nuevo equipo de Casemiro llega sin sumar puntos, pero ya no como colista porque el West Ham, otro equipo con vitola europea, acumula desastres y volvió a tropezar en casa (0-2) ante el Brighton. Las urgencias van por barrios: El Liverpool necesita ganar tras encadenar dos empates en un mal inicio de campaña.

El orden establecido se tambalea en los albores de una Premier que tiene a Leicester, Manchester United y West Ham en puestos de descenso y en la que el máximo goleador (con 4 dianas) juega en el Leeds, el español Rodrigo Moreno.

El Newcastle llevó al vigente campeón hasta el límite, le remontó un gol madrugador de Gündogan, le quitó la pelota y se lanzó a la portería de Ederson en furiosas transiciones. En ese contexto desatado emergió la figura de Allan Saint-Maximin, un futbolista que después de tres campañas con las urracas había ofrecido más promesas que certezas, pero que la temporada pasada fue, de largo, el mejor regateador de las cinco grandes ligas. El chico, con aire excéntrico y agrandado, llegó con apenas 22 años desde el Niza, forjado antes en el prolífico vivero del Saint-Ettiene. Su molde es el propio para manejarse en una liga tan física, pero su exuberancia le ha castigado hasta ahora con continuas lesiones. La llegada de Eddie Howe al equipo le ha abierto un nuevo futuro. En un equipo donde se atisban grandes inversiones y con el que se relacionan ilustres nombres, el técnico se ha encargado de ponerle a Saint-Maximin la etiqueta de esencial. “Me encanta verle sobre el campo. Es el mejor regateador al que he entrenado”, dice Howe de su pupilo. Contra el City dio un recital de poderío, siempre al galope, sin amarras para desplegarse en diagonales desde la izquierda hacia el área. Y con el recurso del regate, claro.

Los tres goles del Newcastle los generó Saint-Maximin. En los dos primeros firmó desnudó a la zaga del City para asistir al paraguayo Miguel Almirón y a Callum Wilson. En el tercero forzó una falta, imparable como era por medios legales, que Trippier colocó en la escuadra que defendía Ederson. El exlateral del Atlético fue en la ventana de invierno la primera incorporación de un equipo al que se aguardaba con la chequera en el mercado de fichajes. Pero apenas se ha movido en ese zoco. Incorporó al central Botman, del Lille, por 37 millones de euros y al meta Nick Pope, por 11, una ganga por un internacional inglés. Por ahora su mejor negocio semeja haber llamado a Howe, el entrenador que llevó y mantuvo al Burnley en la élite. “El Newcastle se ha convertido, sin duda, en uno de los oponentes más duros del campeonato”, reflexionó Guardiola al final del partido. Al técnico catalán no le gustó que su equipo entrase en el juego de contras que le propusieron. “Teníamos que tomarnos más tiempo para montar los ataques en el campo rival”.

Cuando el City logró ese propósito, el de juntarse en el terreno del Newcastle para evitar que en cada pérdida de balón le clavasen un puñal, logró algo similar a lo que buscaba de inicio. Con media hora por jugar estaba dos goles por detrás en el marcador, pero Haaland, que apenas tocó bola, y Bernardo Silva, volvieron a llevar las tablas al marcador en tan sólo cinco minutos. De ahí al final, el Newcastle fue menos furioso en la presión y se acopló para hacerla con menos espacios a sus espaldas. Guardiola despreció el valor que le podrían dar piernas frescas, apenas hizo una sustitución y fue mediada la primera parte obligado por una lesión de Aké que le dio cancha a Ruben Dias. Kalvin Philips, Mahrez o Julián Álvarez se quedaron sin participar. “Cuando tengamos partidos cada tres días va a jugar”, apuntó sobre el delantero argentino. El empate final pareció satisfacer a todos. “¡Esa atmósfera! De esto se trata el fútbol”, se relamió el estratega del City cuando le preguntaron sobre el ambiente en St James’ Park. Para Howe era la primera vez que rascaba un punto ante el entrenador catalán después de diez derrotas. “Es uno de los mejores entrenadores de la Premier”, concluyó Guardiola.

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