Carlos Alcaraz cae en el estreno del Masters de Canadá tras desaprovechar un punto de partido
El murciano, que sufrió una de sus desconexiones, pierde ante el norteamericano Tommy Paul (6-7, 7-6 y 6-3) y se aleja la posibilidad de alcanzar el número 1
Una nueva desconexión, un apagón sin remisión, una tara que se le repite fruto de su juventud e inexperiencia que en esta ocasión fue fatal. Con un set arriba y con 4-1 y 30-0, a Carlos Alcaraz, 19 años, se le torció el partido y el torneo de Masters 1.000 de Canadá a las primeras de cambio. Un estreno -aunque era la segunda ronda del torneo de Montreal porque pasó la primera como segundo cabeza de serie- para olvidar ante el norteamericano Tommy Paul (34 del mundo), que se impuso por 6-7 (4), 7-6 y 6-3 en tres ...
Una nueva desconexión, un apagón sin remisión, una tara que se le repite fruto de su juventud e inexperiencia que en esta ocasión fue fatal. Con un set arriba y con 4-1 y 30-0, a Carlos Alcaraz, 19 años, se le torció el partido y el torneo de Masters 1.000 de Canadá a las primeras de cambio. Un estreno -aunque era la segunda ronda del torneo de Montreal porque pasó la primera como segundo cabeza de serie- para olvidar ante el norteamericano Tommy Paul (34 del mundo), que se impuso por 6-7 (4), 7-6 y 6-3 en tres horas y 20 minutos de partido. Por el camino, el murciano desaprovechó en el tie-break del segundo set una bola de partido. Pero cerrar los puntos importantes fue la laguna de Alcaraz y la gloria de Paul, que exhibió su mejor versión de la temporada.
Después de un primer set reñido que Alcaraz decidió con una sucesión de genialidades en el tie-break, el de El Palmar conjugó su mejor tenis para ponerse con un cómodo 4-1. Golpes planos que besaban la red y después sacaban brillo a las líneas al otro lado de la red. Carlitos en combustión, tenis de altos vuelos y quilates. “Juega tranquilo, juega tranquilo”, le repetía su técnico Juan Carlos Ferrero desde la grada, ahora que se puede hablar con los pupilos. Y, como si fuera el preludio de su fin, llegó la tempestad en la cabeza y las muñecas de Alcaraz. Le costó horrores expresarse con el primer servicio y dejaron de entrarle los drives profundos del mismo modo que las dejadas parecían, de repente, una quimera. Frustrado y con poca cintura, el español no varió un ápice su hoja de ruta -quizá porque con ese tenis ha ganado ya cinco torneos (Umag en 2021; y Río, Barcelona, Madrid, y Miami en 2022) y alcanzado otras dos finales (Hamburgo y Umag en este curso) al tiempo que se ha instalado en la élite del tenis- y acabó por claudicar. Así se lo hizo saber Paul en el segundo tie-break, pues con un punto de partido en contra metió otro de sus obuses como servicio para acabar de llevarse la segunda manga.
Alas, combustible y fe para el norteamericano, que sí destiló un servicio eléctrico y potente, y que tiró de piernas para alargar los puntos hasta que se le acababa la poca paciencia que le quedaba a Alcaraz. Con 5-2 en contra, el murciano salvó cuatro bolas de partido porque siempre se le dio bien eso de jugar los puntos importantes (sumaba, por ejemplo, ocho tie-breaks seguidos con victoria hasta el set pasado). Pero a la quinta, con 5-3, llegó la vencida y el triunfo de Paul.
No le sentó bien el ruido alrededor de sus posibilidades por alcanzar el número uno del ranking ATP, ahora por delante a Daniil Medveded, Alexander Zverev y Rafa Nadal. Sabía que de ganar el tercer Masters 1.000 del año se quedaría a 350 puntos de Nadal con el grande del US Open por jugarse. Pero fue una derrota sonora porque no caía de forma tan prematura en un torneo desde que perdiera también en la segunda ronda del torneo de Montecarlo ante Sebastian Korda; también una cachetada que, sin embargo, puede ser un buen aprendizaje para calmar los nervios, para afrontar lo que le llega con otra perspectiva. Eso es, la próxima semana, el torneo de Cincinnati y después el US Open, también sobre pista dura.
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