Messi, también de chilena
El delantero del PSG se estrena como goleador en esta suerte en el debut y paliza del PSG en la Ligue 1 ante el Clermont Foot
Los había hecho de todas la maneras y colores. Emulando al Maradona del Mundial del 86 ante Inglaterra en un duelo copero ante el Getafe con un eslalon desde el centro del campo. Con el pecho en una final del Mundial de Clubes ante Estudiantes. De vaselina, de falta, de penalti, con la cabeza y con ambos pies. Incluso con la mano ante el Espanyol en un envite liguero. Y, la única suerte que se le resistía era la chilena. Ya no. ...
Los había hecho de todas la maneras y colores. Emulando al Maradona del Mundial del 86 ante Inglaterra en un duelo copero ante el Getafe con un eslalon desde el centro del campo. Con el pecho en una final del Mundial de Clubes ante Estudiantes. De vaselina, de falta, de penalti, con la cabeza y con ambos pies. Incluso con la mano ante el Espanyol en un envite liguero. Y, la única suerte que se le resistía era la chilena. Ya no. Lionel Messi (Rosario, Argentina; 35 años) se metió en el área desde la segunda línea, recibió y durmió con el escudo un pase de Paredes por encima del a defensa y, con la portería a sus espaldas, se inventó una chilena que pasó por encima del portero y que selló el mejor estreno posible del PSG en la Ligue 1, un sonoro 0-5 sobre el Clermont Foot.
Después de un curso en el que por ocasiones parecía poderle la apatía, al punto que su festejo de la liga francesa se quedó en tímidos saludos a la grada y poco más, Messi parece haberse adaptado más al entorno PSG, también a París. “El año pasado tuvo una temporada difícil, se estaba acostumbrando. Todas las temporadas anteriores firmó un mínimo de 30 goles. Desde el momento en que ha hecho una preparación completa, que tiene su orientación en cuanto a su vida familiar y su club, su equipo y sus socios, no hay razón para que no haga un gran año”, resolvió tras el envite Christopher Galtier, técnico que ha relevado a Mauricio Pochettino en el banquillo parisino. Aunque, en lo que ya es una coletilla después de que el futbolista renegara del Madrid para quedarse en la capitán francesa, añadió a modo de agradecimiento: “Cuando se asocie con Mbappé, tendremos aún más poder ofensivo”.
Pero Mbappé no está en este inicio de la temporada, sancionado en el duelo de la Supercopa francesa disputado en Israel la semana pasada -otra expresiva goleada del PSG sobre el Nantes (4-0)-; lesionado de los abductores ahora. Aunque, de momento, al conjunto de Galtier le basta y le sobra con La Pulga -marcó un golazo para abrir la Supercopa con un zigzagueo que acabó por tumbar al portero y completó el partido con otra diana- y Neymar, que ha comenzado el curso como un tiro. Dos goles festejó en Israel, entre ellos uno de falta directa, y frente al Clermont abrió la lata para después regalar tres asistencias (Achraf, Marquinhos y Messi). Una conexión, la argentino-brasileña, que no se erosiona y que incluso fomentan en los entrenamientos, al punto de que hace un par de semanas el brasileño se hizo el longuis cuando Mbappé le ofreció las manos para hacer un ejercicio y aguardó hasta que llegara Leo para hacerlo. Y Messi, acostumbrado a marcar las pautas, funciona mejor cuando el ecosistema que le rodea le entiende.
Eso lo sabe Galtier, que le coloca de falso nueve porque así no está tan exigido en la fase defensiva y porque con el balón en los pies le da la libertad de movimientos -casi siempre tira hacia la derecha- para que Sarabia (a falta de que llegue Mbappé) ocupe sus espacios. Y la cosa funciona, ya con tres goles en dos encuentros, uno de ellos de chilena, suerte que ya intento, por ejemplo, en 2021 frente al PSG para que Keylor Navas se la negara. El tanto, además y según los registros de la IFFHS (Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol), le eleva la cuenta a 772 autógrafos, tercer máximo goleador en la historia del fútbol al alcanzar al brasileño Romario. Por delante solo tiene al austriaco-checo Josef Bican (que materializó 805 de 1931 a 1955 en las ligas de Austria y la extinta Checoslovaquia) y a Cristiano Ronaldo (815). Los registros de Leo son estos: 672 goles en 778 partidos con el Barcelona; 86 en 157 con Argentina; y 14 en 37 con el PSG. “¿El gol de chilena de Messi?”, dijo Galtier; “es simplemente Leo. No hay nada más que decir. Todos sabemos lo que es capaz de hacer porque lleva 17 años jugando a un nivel muy alto”. Condición que parece haber recuperado al inicio de esta temporada.
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