Enigmático Nadal: “Podría ser mi último partido en Roland Garros”
El campeón de 21 grandes dice que no sabe qué puede ocurrir a corto plazo con su carrera e insta al torneo a programar el duelo con Djokovic en la sesión diurna
“A las doce y veinte estaba en la habitación, así que desgraciadamente, no pude ver la celebración. Pero para mí fue un premio poder ver el partido en el estadio. Hoy [por el domingo] tenía trabajo, así que tenía que ser coherente. Pero disfruté, era la primera final de la Champions que vivía en directo”.
Después de remontar al joven Felix Auger Aliassime y comprar el enésimo billete para los cuartos de final de Roland Garros, citado ya con Novak Djokovic el martes, Rafael Nadal comentaba cómo había sido la noche anterior, viendo a su equipo, y a la vez reflexionaba sobre su porvenir. C...
“A las doce y veinte estaba en la habitación, así que desgraciadamente, no pude ver la celebración. Pero para mí fue un premio poder ver el partido en el estadio. Hoy [por el domingo] tenía trabajo, así que tenía que ser coherente. Pero disfruté, era la primera final de la Champions que vivía en directo”.
Después de remontar al joven Felix Auger Aliassime y comprar el enésimo billete para los cuartos de final de Roland Garros, citado ya con Novak Djokovic el martes, Rafael Nadal comentaba cómo había sido la noche anterior, viendo a su equipo, y a la vez reflexionaba sobre su porvenir. Como viene insistiendo desde hace tiempo y más últimamente, dado el azote de su pie izquierdo, el tenista incidió en que vive al día y que desconoce hasta cuándo podrá competir. En este sentido, dejó una frase contundente. “Podría ser que fuese mi último partido en Roland Garros”, contestó sobre su duelo con el serbio. “Cada vez que salgo a jugar aquí, soy consciente de que puede ser mi último partido en el torneo”, añadió en forma de una coletilla que ha repetido en varias ocasiones esta temporada y la anterior.
El día previo, Nadal, de 35 años, se desplazó de la zona sur al norte de París para presenciar la victoria del Real Madrid contra el Liverpool. Y, ante el caos formado en los accesos a Saint-Denis, se tuvo que bajar del coche en la autopista para recorrer el tramo final a pie y llegar a tiempo. “Por suerte, algunos empleados me reconocieron y llegué adonde debía llegar”, precisaba el mallorquín, contento por su arrebato final contra el canadiense.
“El primer set no jugué bien, pero después hice un buen final del segundo set y un muy buen tercero. Luego cometí un gran error al comienzo del cuarto, cuando tenía el control del partido, y sufrí. Pero lo más importante es que volví a jugar bien en el quinto, con agresividad y determinación, y esa es la línea que tengo que seguir”, añadía el de Manacor, mucho más enigmático cuando se le preguntó sobre su estado físico, tras las 4h 20m de desgaste frente a Aliassime.
“No sabemos cómo me afectará [el partido]”, introdujo. “No soy fan de las hipótesis y trato de vivir con lo que hay, y lo que hay es que se ha ganado un partido difícil y eso siempre es positivo para la cabeza. El tema del físico, cuando termine mi carrera ya hablaremos más para entender muchas más cosas…”, prosiguió en la sala de conferencias; “pero a nivel general estoy bien, no creo que este partido me haya dejado tocado. Ya sabemos lo que hay; ahora bien, lo que pueda pasar, no se sabe... A nivel muscular y de cansancio estoy bien. Feliz porque he podido vivir un día más aquí y ganar otro partido a cinco sets, que a estas alturas de mi carrera no está mal”.
Cada vez, posible última vez
Ciñéndose al pie izquierdo, en el que sufre desde los 18 años una lesión crónica ―síndrome de Müller-Weiss, irreparable y degenerativo―, el balear dijo que después de lo sucedido en Roma, donde el dolor alcanzó un grado extremadamente alto y le penalizó en la recta final del pulso contra Denis Shapovalov, no se puede descartar una recaída y que, por lo tanto, solo le queda disfrutar del buen presente.
“No sé qué puede pasar en un futuro cercano con mi carrera”, apuntó. “Pero voy a seguir luchando todo lo posible para seguir viviendo el sueño de seguir jugando al tenis”, prorrogó Nadal, que profundizó en el asunto cuando, en realidad, se le había preguntado si confiaba en que la organización programase el partido de cuartos contra Djokovic en la sesión diurna.
“Prefiero jugar de día. Al final, yo conozco Roland Garros de día y no tanto de noche; así es como lo he jugado durante toda mi carrera y evidentemente me gusta más jugar de día; después, no sé qué puede pasar en el siguiente año y cada vez que salgo a jugar aquí, soy consciente de que puede ser mi último partido en el torneo. Con todo lo que llevo encima, cualquier cosa puede suceder”, transmitió, en un discurso que en algunos rincones de la sala se interpretó como una medida de presión para no jugar al cierre del día, como hiciera en la segunda ronda ante Corentin Moutet, ya que en esa franja su bola alta pierde un punto de vigor por el frío y la humedad.
“Ojalá pueda seguir viniendo muchos más años, pero soy consciente de que si las cosas no van bien, podría ser que fuese mi último partido en Roland Garros, con lo cual me gustaría jugar de día. A partir de ahí, la receta es jugar muy bien y con una determinación muy grande. No sé si voy a ser capaz de hacerlo. No sé si tengo esa base necesaria para ganarle a alguien como Novak, pero voy a intentarlo. Voy a intentar buscar todas las soluciones posibles para darme una oportunidad”, zanjó el campeón de 21 grandes.
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