Opinión

Liverpool-Real Madrid: Un partido diferente en el que todo puede pasar

Una final de Champions es tan grande, que se convierte en algo más que un partido de fútbol, donde la diferencia la suele marcar quien ya sabe a lo que se enfrenta | ¿Qué pasa cuando los finalistas la han ganado tantas veces?

Aficionados del Liverpool improvisan un partito delante de la Torre Eiffel.CHRISTOPHE PETIT TESSON (EFE)
Santiago Cañizares

Es fútbol, son once, las líneas habituales y un campo reglamentario, pero no es un partido habitual, le suele pesar a quien lo juega por primera vez. En los últimos años, Manchester City y PSG ya lo han jugado, lo han perdido, pero ya lo han jugado… y la experiencia les sirve para la próxima.

Desde el día siguiente de la semifinal, desde el momento en que deja de celebrarse la gesta de ir a la final, el jugador ya no hay día...

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Es fútbol, son once, las líneas habituales y un campo reglamentario, pero no es un partido habitual, le suele pesar a quien lo juega por primera vez. En los últimos años, Manchester City y PSG ya lo han jugado, lo han perdido, pero ya lo han jugado… y la experiencia les sirve para la próxima.

Desde el día siguiente de la semifinal, desde el momento en que deja de celebrarse la gesta de ir a la final, el jugador ya no hay día que no piense en la gran final. La espera se hace eterna, faltan muchos días, y la previa va a dar mucho que hablar: visualizas acciones, imaginas sucesos, te ves alzando la copa y también lamentando no haberla ganado… eso y muchas más cosas pasan por la cabeza de cada uno de los protagonistas.

Tu familia quiere ir al partido, aparecen amigos por todos lados y hasta el que dice que jugó contigo en el barrio, y que ya tiene viaje y hotel, te está suplicando si tienes alguna entrada. No es que tengas mala memoria, no te acuerdas de él y seguramente es porque es mentira. También se ha acercado a algún miembro de tu familia, este ha sido sensible, y te pregunta si hay entradas.

Todo es distracción. Tu habitual marca de botas te pide que estrenes unas conmemorativas ese día. Pero, ¿por qué si estoy feliz con las que me han llevado hasta aquí? Pues, porque la marca y el marketing dicen que esto y lo otro.

La gente en la calle dice que 4-0, que sois los mejores. Y la verdad verdadera es que el rival de una final de Champions tiene tela, ahí no llega cualquiera, solo el que está más en forma de toda Europa. Y encima es un transatlántico cuajado en mil batallas. ¿4-0? Este no sabe a lo que nos enfrentamos.

En el último entrenamiento: casualidad, no hay bajas, las ha habido todo el año, pero hoy están todos disponibles porque nadie se quiere perder la cita. ¿Qué ha pasado? ¿El cuerpo médico se ha puesto a trabajar? No, ha pasado que es un partido diferente, que lo que suceda va a pasar a la historia, y los futbolistas han elegido su profesión con el sueño de poder jugar alguna vez este partido.

Ya de marcha al estadio, la siesta no ha sido relajada, demasiadas cosas en la cabeza, demasiado tiempo antes arranca el bus. Hay mucha gente y para evitar problemas ya estás allí dos horas antes, no como siempre, que para evitar la espera en el vestuario llegas con poco margen para vestirte y salir a calentar.

El calentamiento es un alivio, empiezas a recuperar las sensaciones de verdad, tener contacto con el balón, romper a sudar, familiarizarte con el escenario. Lo necesitabas. La cabeza no ha descansado estos días hasta ahora, hasta que el fútbol empieza a ocupar su espacio.

Todo han sido distracciones, imposible hacer una vida normal, los que se han cruzado contigo te han preguntado por el evento. Y es que es tan grande, una final de Champions League es tan grande, que se convierte en algo más que un partido de fútbol, donde la diferencia la suele marcar quien ya ha participado de alguna y sabe a lo que se enfrenta. Por eso llegar y besar el santo es tan difícil, por eso suele ganar el que ya la ha jugado, y que normalmente la primera vez la perdió. Me pregunto hoy, ¿qué ocurre cuando se enfrentan dos equipos que la han ganado tantas veces? Ocurre que todo puede pasar.

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