La Real Sociedad se asegura Europa mientras el Cádiz deberá seguir remando
David Silva lidera al equipo donostiarra en la goleada de Anoeta frente a un rival gris
En Anoeta, la Real volvió a ser feliz. Goleó y se clasificó por tercera temporada consecutiva para Europa después de vencer al Cádiz, que no consiguió el objetivo de alejarse de la quema y, a la vez, sentenciar al Levante y el Alavés. Una gran actuación de David Silva desbarató los planes del conjunto gaditano, más gris de lo habitual en las últimas jornadas.
Si el fútbol se analizara sólo por los detalles, mirándolo con el catalejo al revés, se podría decir que la primera parte entre la Real Sociedad y el Cádiz se decidió por centímetros; los que le faltaron a Sorloth para estar en fue...
En Anoeta, la Real volvió a ser feliz. Goleó y se clasificó por tercera temporada consecutiva para Europa después de vencer al Cádiz, que no consiguió el objetivo de alejarse de la quema y, a la vez, sentenciar al Levante y el Alavés. Una gran actuación de David Silva desbarató los planes del conjunto gaditano, más gris de lo habitual en las últimas jornadas.
Si el fútbol se analizara sólo por los detalles, mirándolo con el catalejo al revés, se podría decir que la primera parte entre la Real Sociedad y el Cádiz se decidió por centímetros; los que le faltaron a Sorloth para estar en fuera de juego en su gol, y los que le sobraron a Alarcón para no estarlo en el de Idrissi, en lo que pudo haber sido y no fue. Pero sería una visión simplista de lo que fue esa primera mitad, porque, en realidad, lo que decantó ese parcial fue el fútbol excelso de David Silva, que de vez en cuando tiene la tarde inspirada y se dedica a dar recitales sobre el verde.
Ese talento a borbotones del canario fue suficiente como para maniatar al Cádiz, que no supo darle respuesta. Es complicado pillarle los trucos a un mago, así que los hombres de Sergio sólo pudieron espabilar en los cinco últimos minutos, cuando hacía tiempo que la Real había conseguido marcar su gol.
Quiso el equipo andaluz darle continuidad a su mejor disposición en la apertura de la segunda parte, pero de nuevo apareció Silva, en su mejor versión ahora que declina la temporada, y favorecido por el esquema que dispuso Imanol, rebañó un balón al borde del área y cayó ante la zancadilla de Chust. El penalti lo transformó Januzaj.
Con el marcador ya muy claro, Silva siguió impartiendo lecciones mientras el Cádiz era el tratado de la impotencia. Desplegó Sergio toda su panoplia atacante, pero la Real recuperó su versión rocosa que le ha permitido sumar su vigésimo partido con la portería a cero, una marca que no conseguía el equipo donostiarra desde que Luis Arconada defendía la portería en Atocha.
Además, ya en el límite del descuento, Portu provocó un penalti que él mismo se encargó de ejecutar, y redondeó una tarde feliz para su hinchada, desasosegante para la del Cádiz, que tendrá que seguir remando hasta la última jornada.
El Villarreal golea en Vallecas
El Villarreal goleó a un Rayo demasiado relajado en Vallecas (1-5). Con los deberes hechos, al equipo de Andoni Iraola le faltó tensión competitiva en la primera parte. Muy contemplativa la defensa rayista, le dio al submarino todas las facilidades para golear. Sumó cuatro tantos antes del descanso y pudo llegar alguno más. El castigo espoleó al equipo madrileño en la segunda fase, pero el orgullo no le dio ni para maquillar el resultado ante un rival que aspira a asegurar su plaza europea.
La blandura defensiva rayista se hizo endémica durante 45 minutos. Sufrió Dimitrievski cada vez que el Villarreal colgaba la pelota. Lo demostró Pedraza en su primer saque de esquina; remató desde el borde del área pequeña sin despeinarse, y sin defensas alrededor. Estaban de parranda. Aunque le dio un chispazo de rabia al Rayo, que se lanzó a por el empate, sólo le dio para el gol de Sergi Guardiola. Después de un primer remate fallido, a la segunda batió a Rulli.
Pero el Rayo era un equipo inconstante, pura gelatina en defensa, que encajó el segundo en otro cabezazo de Foyth desde muy cerca. Entró como un obús mientras miraban los zagueros. Luego fue Alcácer el que puso su detalle. Le dio para regatear a un defensa, burlar al portero y rematar desde muy cerca. Ya en el descuento, Pau remató con el pie un saque de falta de Parejo, con la defensa pasmada.
En la segunda parte, el Rayo quiso maquillar el partido, al menos en juego. El Villarreal se dejó envolver, pero eran sólo fuegos de artificio. A Catena, el árbitro le amargó la tarde al anularle un gol por mano después de cinco minutos de dimes y diretes con el VAR. Luego, al final, Pedraza completó la goleada, aunque la afición rayista estaba a otra cosa: “El Rayo es de Primera”, cantaba. Algo es algo.
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