Laprovittola libera al Barcelona rumbo a la Final Four de Belgrado
Los de Jasikevicius, liderados por el base argentino y por Mirotic, escapan de la opresiva pizarra del Bayern en el desempate de la eliminatoria (81-72) y se medirán al Madrid en semifinales
El Barça de Sarunas Jasikevicius, subcampeón de Europa la temporada pasada, regresará a la Final Four de la Euroliga por segundo año consecutivo en busca de su gran conquista pendiente. El conjunto azulgrana escapó de la opresiva pizarra del Bayern en el quinto partido de la eliminatoria (81-72) y selló su billete a Belgrado, donde se medirá al Real Madrid en semifinales. La reedición, en la misma instancia, de los duelos de 1996, 2013 y 2014 —el primero con victoria culé y lo...
El Barça de Sarunas Jasikevicius, subcampeón de Europa la temporada pasada, regresará a la Final Four de la Euroliga por segundo año consecutivo en busca de su gran conquista pendiente. El conjunto azulgrana escapó de la opresiva pizarra del Bayern en el quinto partido de la eliminatoria (81-72) y selló su billete a Belgrado, donde se medirá al Real Madrid en semifinales. La reedición, en la misma instancia, de los duelos de 1996, 2013 y 2014 —el primero con victoria culé y los dos siguientes con triunfo blanco, aunque ninguno acabó en título—. El duelo del 19 de mayo en el Stark Arena será el séptimo clásico de un curso que podría deparar hasta 12, y la gran reválida para constatar la hegemonía de la crecida azulgrana o la resistencia del ciclo madridista.
Laprovittola (26 puntos, con 5 de 7 en triples) y Mirotic (20 puntos) rompieron a lo grande las cadenas del Bayern, escaparon del atolladero alemán, y transformaron la congoja del Palau en un guateque de Final Four. El gobernador de la fase regular peleará por el título hasta el final. El Barça intentará revalidar en Belgrado los pósters de 2003 y 2010. Jasikevicius, que en su etapa de jugador enlazó tres títulos entre 2003 y 2005 —el primero con el conjunto azulgrana y los dos siguientes con el Maccabi— y después completó su póker continental con el Panathinaikos en 2009; disputará su tercera Final Four en seis temporadas completas como entrenador. “Cuando estás en el Barça, meterte en la Final Four es un alivio. Es donde queremos estar”, resumió el técnico lituano tras rendir al Bayern.
Tras el desaguisado protagonizado el viernes en Múnich, el Barça llegó al quinto y definitivo asalto entre el lamento y los golpes de pecho. Rumiando sus pecados de dispersión y fragilidad mental. Penando por verse en el alambre por su mala cabeza, y apelando a la dureza física para liberar un talento a priori incontenible. Lo expresó como nadie Jasikevicius tras verse abocado al desempate, cambiando su habitual tono furibundo por un discurso compungido, mezclando látigo y desconsuelo. “Somos las personas que somos. Hay que aprender… el culpable no es el entrenador, ni es el rival, ni los árbitros… Cada uno tiene que mirarse al espejo y espero que sientan vergüenza, porque yo siento mucha vergüenza”, soltó el técnico azulgrana tras el colapso del Audi Dome. “No sé si pedir perdón por esta imagen de equipo. Pero estoy preparado para sufrir con ellos. He aceptado estos altibajos. Soy su entrenador desde hace año y medio y vamos a luchar a muerte”, explicó Jasikevicius.
Y, entre la autoexigencia y la claustrofobia, el Barça se lanzó a competir bajo máxima presión. Para imponer la lógica del pulso entre el primero de la fase regular frente al octavo en la tabla (promocionado además por la exclusión de los equipos rusos). Con el recuerdo del desempate resuelto con holgura hace un año ante el Zenit, pero también con la hoja de ruta cargada de dilemas ante un Bayern coriáceo, impulsado por la pizarra intrépida de Trinchieri. “Es un privilegio meterse en la boca del tiburón”, dijo el técnico italiano para titular el duelo definitivo. Anticipo del arrojo con el que Jaramaz y Hunter transformaron el 7-2 inicial en un 9-15 poco después para comenzar el martilleo.
Mirotic y Laprovittola cogieron los remos del Barça, pero el 70% de acierto del Bayern en tiros de dos en su puesta en escena permitió al conjunto alemán hacerse con la iniciativa, sin espacio pero con firmeza. Enfrente, los azulgrana sudaron para encontrar la fluidez por la escasez de puntos. Un suplicio que alivió Abrines con su primer triple cuando la estadística culé reflejaba un 4 de 11 (27-27, m. 16). Preámbulo de un intercambio de golpes del que salió de nuevo por delante el Bayern gracias al manejo y los puntos de Weiler-Babb y a los rebotes defensivos de Lucic. Y gracias también a la aplicada defensa del conjunto alemán, que dejó al Barça en 13 puntos en el segundo asalto. Sin permitir ni un tiro libre a los locales. Una primera mitad de nuevo espesa para ambos equipos, pero interpretada con abnegación por el Bayern y con sufrimiento por los azulgrana (31-37, m. 20).
Con el paso de los minutos, Trinchieri sumaba legionarios a su causa y Jasikevicius, soldados desactivados. Hasta que, en la reanudación, Calathes y Laprovittola se encargaron de dar varias vueltas de tuerca en defensa para desatar a Mirotic en ataque. La estrella del Barça enlazó dos canastas vigorosas que espolearon al Palau y sirvieron a los azulgrana para ajustar las cuentas en el marcador. Acto seguido, llegó el segundo triple de Abrines para seguir ventilando los miedos culés. Y, aunque Jaramaz y Obst sostuvieron al Bayern en ese tramo con dos triples de videoteca, el lenguaje corporal de los locales recobró la determinación y el acierto que exigía la cita. Con Laprovittola al frente de un contundente parcial de 27-12 en nueve minutos.
Una tormenta azulgrana que se desató con Laprovittola como trueno, relámpago y granizo. Como creador y rematador. El base argentino anotó 13 puntos entre el minuto 24 y el 29, por 15 del Bayern al completo en ese cuarto. Y el Barça enfiló la recta de meta divisando Belgrado (60-52, m. 30). “Os espera el Madrid en semifinales”, le lanzaron a Mirotic tras sellar el pase a la Final Four. “Nosotros también les estamos esperando a ellos”, respondió el líder del Barça.
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