Al Atlético se le funden los plomos en San Mamés ante el Athletic
El Athletic, mejor casi todo el partido, supera con claridad al equipo de Simeone gracias a dos goles de Iñaki Williams
Y a las 22.15 se fue la luz en la Catedral y todo se quedó en penumbra. En realidad, al Atlético se le habían fundido los plomos mucho antes, puede que cuando Savic vio tarjeta amarilla en su anterior partido y dejó huérfano el centro de la defensa madrileña, que hizo aguas desde el inicio hasta el fin. Cuando falló la corriente, el Athletic ya ganaba con dos goles de Williams y la afición bilbaína entonaba a capela la marcha triunfal de Aida.
Está San Mamés que da gusto verlo; sólo falta que salgan chiribitas de...
Y a las 22.15 se fue la luz en la Catedral y todo se quedó en penumbra. En realidad, al Atlético se le habían fundido los plomos mucho antes, puede que cuando Savic vio tarjeta amarilla en su anterior partido y dejó huérfano el centro de la defensa madrileña, que hizo aguas desde el inicio hasta el fin. Cuando falló la corriente, el Athletic ya ganaba con dos goles de Williams y la afición bilbaína entonaba a capela la marcha triunfal de Aida.
Está San Mamés que da gusto verlo; sólo falta que salgan chiribitas de primavera, aunque el reglamento de LaLiga no las contemple y la hierba deba cortarse a 30 milímetros. Pero es eso que decían los clásicos: en este césped, el que no juega es porque no sabe. O porque no se ha enterado de que ha comenzado el partido, que es algo que al Atlético de Simeone le está sucediendo mucho esta temporada, y por eso hace la goma en la clasificación y ha convertido la irregularidad en su forma de ser.
Así que el Athletic, caballo desbocado en el inicio, ya tenía un gol a su favor en el minuto 8, cuando Williams le ganó la pelea a Giménez, más preocupado por el cuerpeo que por la pelota, y en el titubeo entre centrar o rematar, al delantero bilbaíno le salió un híbrido que golpeó en Hermoso y descolocó a Oblak. Al central colchonero, todo lo que le podía salir mal le salió peor, porque para ese momento ya cargaba con una amarilla.
Pero ya estaba on fire el Athletic desde que sacó de centro, muy enchufado, presionando muy arriba la salida de la pelota. Y siguió así después del gol, por las facilidades visitantes. Los hermanos Williams, uno por banda, se convirtieron en dos flechas a favor de la causa bilbaína. Su velocidad puso en evidencia a los laterales del Atlético. Iñaki estrelló en el palo un centro que pilló despistada a toda la zaga colchonera, una demostración de que no estaban en el partido.
Luego se sosegó el Athletic sandunguero de la primera media hora y el partido se apaciguó. Entonces pudo acercarse un poco más el Atlético a la portería de Unai Simón. Son temibles los delanteros colchoneros, pero ni Griezmann ni Luis Suárez aparecieron demasiado. El peligro vino de más atrás. Kondogbia disparó desde la frontal para poner en apuros al Athletic y también un disparo de Carrasco, tras una jugada personal, golpeó en Vesga y se marchó fuera por centímetros, pero eran los de casa quienes mandaban.
Quiso el Atlético hacerlo tras el descanso y Griezmann tuvo la ocasión, pero su lanzamiento de falta golpeó en el larguero y ahí se acabó su equipo, porque un par de minutos más tarde Herrera derribó a Muniain sobre la línea del área, Mateu señaló penalti y Williams completó una noche completísima con el segundo gol del Athletic, que ni siquiera tuvo que intentar parar el partido. Siguió a lo suyo, un poco más retrasado, y aprovechando el apagón general del Atlético. Con lo cara que está la luz, y los de Simeone sin asegurar todavía la plaza Champions con la que tendrían que pagar los recibos.
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