Liverpool - Villarreal: frenesí contra somnífero
La defensa cerrada de los amarillos supone un desafío de primer orden para el conjunto de Klopp, que procura refinar su plan mezclando a Thiago con Mané en el eje del ataque
Hay equipos que emplean la pelota mara martirizar al rival que no la tiene. El Liverpool emplea cada momento que pasa sin tenerla en hostigar al rival que la tiene. Nada caracteriza mejor al equipo de Jürgen Klopp que su presión extenuante y pocos adversarios parecen mejor organizados para recortarle esa ventaja estratégica que este Villarreal camaleónico. A falta de la comprobación definitiva, el modelo de Unai Emery se asemeja al contraveneno perfecto. Con su aparente renuncia a la posesión, con su catenaccio des...
Hay equipos que emplean la pelota mara martirizar al rival que no la tiene. El Liverpool emplea cada momento que pasa sin tenerla en hostigar al rival que la tiene. Nada caracteriza mejor al equipo de Jürgen Klopp que su presión extenuante y pocos adversarios parecen mejor organizados para recortarle esa ventaja estratégica que este Villarreal camaleónico. A falta de la comprobación definitiva, el modelo de Unai Emery se asemeja al contraveneno perfecto. Con su aparente renuncia a la posesión, con su catenaccio desmontable, o con sus transiciones artificialmente prolongadas para demorar los ataques hasta inducir al contrario a una ensoñación de seguridad que es pura ilusión, los expedicionarios de Vila-real acuden a Anfield (21:00, Movistar LC) inesperadamente armados para disputar la segunda semifinal de Champions de su historia, tras la desventura de 2006.
“Están hechos para esta competición, la verdad”, dijo Klopp este martes, deslizando lo que los directores deportivos de media Europa comentan entre bambalinas. Porque, dicen, la fórmula del Villarreal es tan poco fiable contra rivales pequeños como agobiante para equipos poderosos que por plantilla y por historia se sienten obligados a dominar.
Séptimo, fuera de puestos europeos en la Liga, este Villarreal que se muestra dubitativo en España ha desquiciado sucesivamente al Manchester United, la Juventus y el Bayern en una serie que ha generado estupor en los extraños y que es motivo de orgullo para su hinchada y para sus jugadores. “¿Confianza? ¡Toda la del mundo!”, dijo Parejo, cuando le preguntaron por el sentimiento imperante en el vestuario. “No solo este año; el año pasado ganamos la Europa League sin perder ni un partido. Vamos a Liverpool con toda la tranquilidad, más mirando el grupo que tenemos. Nuestra gran fortaleza es el grupo. Hemos adquirido un gran nivel para saber competir jugando minipartidos dentro de los partidos”.
Si el Liverpool de Klopp ha manifestado una debilidad, ha sido contra defensas cerradas en su área. En situaciones apretadas, desde que ganó la Champions en 2019, ha sido un equipo menos apto para el juego interior que para cruzar balones a la olla. El perfil parece favorecer a este Villarreal que lo mismo marea la perdiz que pone un candado frente a Rulli. Pero Emery —prudente hasta en carnavales— observa que las cosas han cambiado. “Esta es una versión actualizada y mejorada del Liverpool de Klopp”, dice, apuntando a la nueva posición de Sadio Mané como falso nueve, con Luis Díaz por la izquierda y Salah por la derecha.
“Era un equipo que se caracterizaba por correr”, dice el vasco, “por atacar muy bien los espacios y jugar con unas intensidades altas para recuperar la pelota rápido y alto, y ahora encuentran pases a nivel combinativo gracias a Thiago y a la presencia de Mané más por dentro. Cundo Mané viene a recibir balones encuentra pausa, combinación y segunda línea. Y la firma de Luis Díaz les da regate, combinación por dentro, y la intensidad que les caracteriza. Para mí, éste es el mejor Liverpool de Klopp. A semejanza de su entrenador, juegan con una sonrisa y ahora, además de correr, han encontrado pausa y recursos para jugar contra equipos que defienden bajo”.
Sin Gerard Moreno, lesionado, el Villarreal pierde a su jugador más clarividente —con permiso del relegado Trigueros—, autor de las acciones que posibilitaron los goles en Bérgamo, Turín y Múnich. Lo que resta es un equipo áspero como un escuadrón de zapadores. Un desafío hecho a la medida de este Liverpool que Klopp procura sofisticar asociando a Thiago y Mané.
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