‘Alcarazmanía’ en el Godó
El murciano de 18 años agita Barcelona en ausencia de Nadal e irrumpe con fuerza pese a la temprana eliminación en Montecarlo: “Llego aquí con las cosas claras”
“Es una locura. El domingo se colapsaron los accesos a la pista de entrenamiento porque la zona estaba a reventar. No cabía un alfiler, toda la gente quería verle. Este tipo de cosas solo pasaban con Nadal…”.
Desde la organización del trofeo Conde de Godó relatan asombrados el revuelo que ha generado la llegada de Carlos Alcaraz, que el pasado sábado desembarcó en Barcelona para disputar el torneo y al día siguiente puso el club patas arrib...
“Es una locura. El domingo se colapsaron los accesos a la pista de entrenamiento porque la zona estaba a reventar. No cabía un alfiler, toda la gente quería verle. Este tipo de cosas solo pasaban con Nadal…”.
Desde la organización del trofeo Conde de Godó relatan asombrados el revuelo que ha generado la llegada de Carlos Alcaraz, que el pasado sábado desembarcó en Barcelona para disputar el torneo y al día siguiente puso el club patas arriba. Su presencia generó remolinos de aficionados en el primer entrenamiento, algo que contrasta con el paso previo del murciano. La pista que ahora se abarrota, antes pasaba desapercibida. “Cuando estaba por aquí ya veíamos su potencial, pero era un crío; le veían pelotear un poco y se iban a otro lado. Lo de ahora ha superado todas las expectativas”, agrega un representante del torneo catalán, entusiasmado con la presencia de un jugador que tiene imán y que, en ausencia de Rafael Nadal, 12 veces ganador del trofeo, se ha convertido en el gran reclamo.
“Teníamos la Nadalmanía, y ahora también la Alcarazmanía”, describen en Barcelona, donde el chico de 18 años sigue los pasos del gran campeón, que acostumbraba cada año a fotografiarse con algún compañero en algún rincón icónico de la ciudad antes de empezar a competir. Esta vez, el cebo ha sido Alcaraz, que el lunes acudió a media mañana al Paseo de Gracia junto al canadiense Felix Augger-Aliassime y se retrató con la Casa Milà de Gaudí de fondo. No faltaron los aficionados que se acercaron para reclamarle una foto o un autógrafo, encontrando el buen gesto y la sonrisa del tenista, cada vez más habituado a la demanda.
Para esta edición, el Real Club de Tennis Barcelona ha registrado 380 acreditaciones de medios de comunicación, centrados la mayoría de ellos en el paso de Alcaraz. Al joven le llueven las peticiones de entrevistas –solo ha concedido una, al medio oficial del torneo– y también las propuestas comerciales, convertido ya en un filón que gestiona la multinacional estadounidense IMG. A su lado, además de su equipo técnico, nunca falta la figura de su agente, Albert Molina. Todos ellos tratan de que el impacto mediático no repercuta negativamente en el jugador, quien la semana pasada cedió en la primera ronda del Masters de Montecarlo ante Sebastian Korda (37º).
De invitado a cabeza de serie
El histórico triunfo previo en Miami –primer representante masculino español que lo ha ganado– multiplicó la atención sobre Alcaraz, al que su círculo intenta ahora proteger del ruido y la exposición para que respire y se concentre exclusivamente en jugar.
“No llego aquí decepcionado con lo sucedido en Montecarlo, sino con las cosas claras y sabiendo en qué puedo mejorar”, introducía el domingo Alcaraz, durante la jornada de atención a los medios. “Este año ya me siento más consolidado en el circuito. Me siento muchísimo mejor, más preparado y con muchísimas ganas de jugar aquí con respecto al año pasado. Este año vengo con más opciones”, agregaba el undécimo del mundo, que debutará mañana contra el coreano Soonwoo Kwon (70º) y que hasta el año pasado estaba inscrito y jugaba por el RCTB, pese a que Murcia y hoy día Villena (Alicante) hayan sido sus centros de operaciones.
El curso pasado, Alcaraz desfiló por primera vez en el torneo. Accedió al cuadro principal con una plaza de invitado y cayó en la primera ronda frente al estadounidense Frances Tiafoe. En esta ocasión, su presencia es mucho más intimidatoria. “No le presto mucha atención [a lo que se genera a su alrededor], sinceramente. No miro todo lo que se dice sobre mí, pero al final, si hablan bien de mí es porque me lo estoy ganando, ¿no? Significa que estoy haciendo las cosas bien, ganando torneos [tres como profesional: Umag, Río de Janeiro y el citado de Miami], trabajando mucho para lograr todo lo que estoy logrando”, afirma.
“No soy un dios”
Aunque trate de abstraerse, el español es consciente de que engancha y se muestra agradecido por el cariño recibido en todos los lugares que ha jugado. Y, a la vez, dice comprender la catarata de elogios que recibe por parte de los periodistas. “No os puedo decir si lo estáis haciendo bien o mal, si es mucho o si es poco porque no lo sé… Pero tranquilos, no pierdo por esto”, dice sonriente; “cada partido que juego pienso que puedo perder. No soy un dios que tiene que ganar siempre”.
Y remata: “Sabía que iba a ser muy difícil el partido [en Montecarlo] contra Korda. Cada partido que juego pienso que puedo perder. No soy un dios que tiene que ganar siempre. No fue ningún drama. Sé que tengo que seguir sumando horas en pista, entrenamientos y partidos contra buenos jugadores”.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.