Gerard Moreno: “El Bayern va a saco, siempre quiere más y más”
El atacante del Villarreal examina la eliminatoria de cuartos de la Champions que comienza a disputar este miércoles contra el equipo bávaro en La Cerámica
”Lewandowski es más finalizador”, dice, “es fuerte de cabeza, le gusta estar en el área... A mí me gusta asociarme más, jugar, dar balones en profundidad”.
Gerard Moreno se considera nueve pero habla y se comporta como falso nueve. El atacante del Villarreal tiene muy poco que ver con el delantero polaco que esta noche se presenta en el estadi...
”Lewandowski es más finalizador”, dice, “es fuerte de cabeza, le gusta estar en el área... A mí me gusta asociarme más, jugar, dar balones en profundidad”.
Gerard Moreno se considera nueve pero habla y se comporta como falso nueve. El atacante del Villarreal tiene muy poco que ver con el delantero polaco que esta noche se presenta en el estadio de La Cerámica (21.00, Movistar) al frente del Bayern, el rodillo más regular de los últimos diez años de la Champions. Un ciclón de energía inagotable que amenaza con barrer al equipo de Castellón si el propio Gerard Moreno no consigue oficiar de eslabón creativo para poner en marcha la cadena de transmisión que une a Dani Parejo con Arnaut Danjuma, el vértice de las jugadas con el hombre más desequilibrante de la plantilla.
“Arnaut va muy bien a la espalda”, observa el falso nueve, “es rápido, tiene unas condiciones increíbles. Intentamos aprovecharlo. Este año está demostrando el hambre de gol que tiene. Está siempre picando a las defensas. ¡Es un incordio!”.
Sabíamos que a la Juve no le importaba estar replegada. Este partido será diferente. Nos exigirá mover más rápido el balón para salir de su presión
Gerard Moreno sabe cómo activar la bomba. Sentado a la mesa de un despacho de la Ciudad Deportiva del Villarreal, la pantalla de Zoom refleja el gesto seco y el peinado característicamente revuelto de remolinos, señal de que las apariencias le importan un bledo. Cuando le invitan a definir la complejidad de su naturaleza de punta y organizador, él se describe a sí mismo con sencillez: “Me considero delantero y mediapunta. Muchas veces bajo a recibir pero enseguida que tenemos el balón con los extremos o los laterales por banda, a mí me gusta estar ahí dentro para encontrar zonas donde finalizar. Muchas veces salgo de posición sabiendo que tengo un compañero al lado que está fijando centrales. Otra cosa sería si jugara solo en punta. Entonces no podría salir tanto de zona. Pero trabajamos mucho esos movimientos y también yo tengo más ocasiones gracias a ellos”.
Pocos jugadores en España piensan más rápido y con más claridad que él, constituido en el distribuidor del juego del Villarreal en el último tercio del campo, ahí donde la falta de tiempo y espacio hace que los entrenadores influyan menos que los futbolistas. Si Unai Emery, el técnico, es capaz de condicionar el juego a través de sus consignas a Parejo, traspasada la frontera que se abre a 35 metros de la portería los gobernadores a cargo son Trigueros y Moreno. A sus 29 años, el barcelonés ha alcanzado la clase de madurez que convierte la actividad de ciertos goleadores en un problema irresoluble para las defensas contrarias: son tan peligrosos cuando se meten en su zona como cuando salen y hacen de la imaginación un motor imparable.
“Yo no me considero imaginativo”, dice el protagonista, quitándose importancia, o tal vez inconsciente de su poder. Inmediatamente enumera una serie de prodigios como si fuesen inherentes a todos los mortales. “Considero que siempre intento estar en una buena posición para recibir y ayudar al compañero que tiene el balón para intentar dar muchas soluciones; y cuando recibo el balón intento tener todo claro antes de que me llegue. Nos conocemos mucho. Cuando recibo sé quién va mejor al espacio y quién necesita el pase al pie. Esas asociaciones hacen que cuando te llegue el balón todo te sea más fácil”.
El delantero razona que el proverbial ritmo lento conque el Villarreal pudo eliminar a la Juventus —otro equipo de progresiones lentas— podría no funcionar contra el torbellino del Bayern. “Habrá que ver el contexto”, reflexiona, cuando le preguntan por el tema. “Nosotros a Turín fuimos con un empate y sabíamos que la obligación de ganar la tenía el favorito, que era la Juventus. Sabíamos que quizás no les importaba estar replegados en momentos puntuales donde nosotros podíamos tener posesiones más largas. La ida contra el Bayern será diferente. Nos exigirá mover más rápido el balón para salir de su presión”.
“Hablamos de uno de los mejores equipos del mundo”, señala, “son ultraofensivos y también defienden muy bien. Van a saco todo el partido. No se conforman con marcar dos. Cuando marcan el tercero van a por el cuarto. No te dejan estar cómodos en el campo. Siempre quieren más, más y más. Es su gran virtud. Pocos equipos juegan como ellos. Se hace muy difícil contrarrestarles”.
Emery no dio pistas sobre la clase de partido que planteará. Si cree que mediante la mera posesión el Villarreal conseguirá rebajar el ímpetu del Bayern, la apuesta se triplicará en dificultad. Pero tanto si el ritmo se acelera como si se ralentiza, cada vez que la pelota pase por Gerard Moreno ocurrirán cosas —pase filtrado y penalti a Coquelin— como las que precipitaron el 0-1 que reventó la eliminatoria en Turín.
“No me considero imaginativo. Pero cuando recibo el balón intento tener todo claro antes de que me llegue”
“Mi entrada en Turín en el segundo tiempo sirvió para darle un impulso al equipo”, dice el jugador. “Salió bien. Al marcar el 0-1 tuvimos más confianza para jugar esos últimos minutos. Unai me da mucha libertad. Él nos dice dónde nos quiere, dónde cree que somos más fuertes. Pero dentro de esas pautas, me ayuda que me dé esa libertad y esa confianza para desplegar mi juego”.
“En Turín, Unai me pidió que fuera profundo”, recuerda, “pero son las características mías. A mí, cuando recibo me gusta mirar hacia adelante, hacia el gol. Mis compañeros saben que eso me gusta y se desmarcan para que podamos intentar filtrar pases. Intentamos hacer lo que mejor sabemos”.
El falso nueve advierte de que la lentitud que exhibe el Villarreal en las transiciones responde a una forma de inhibición de la agresividad de sus mejores talentos. “Una de nuestras virtudes”, dice, “es que tenemos diferentes maneras de jugar. Nos adaptamos muy bien a lo que el rival te ofrece para hacer nuestro fútbol. Sabemos cuándo acelerar y cuándo pausar, y en momentos determinados sabemos que tenemos que ir hacia adelante”, dice. “Tener jugadores como Manu [Trigueros], Dani [Parejo], Arnaut [Danjuma], Paco[Alcácer], Jeremy [Pino] o Samu [Chukwueze], que tienen un potencial increíble para poder combinar y meter buenos balones cerca del área y buscar la portería, hace que las posibilidades de gol sean mayores”.
La vanidad del estratega se queda en el campo de juego. Cuando hace una semana un periodista alemán le preguntó si había analizado al Bayern, él se acordó de Marta y Melissa: “Antes veía más fútbol. Ahora se me complica porque tengo dos niñas. Dejo los partidos puestos en la tele pero como estoy jugando con ellas me cuesta estudiarlos en profundidad”.
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