Carlos Alcaraz: “Estoy preparado para ganar un Grand Slam este año, no tengo miedo a decirlo”
El murciano reflexiona sobre su evolución, dice tener “el físico, la confianza y la mentalidad” para lograr un título mayor y asegura que, pese a su impacto mundial, sigue sin sentirse “especial”
Para entender la dimensión de la histórica victoria de Carlos Alcaraz en Miami, donde el español elevó este domingo su primer Masters 1000, basta con escuchar al director de Comunicación de la ATP antes de que el murciano apareciera en la pantalla sonriente y charlara durante un cuarto de hora con un grupo de medios españoles, entre ellos EL PAÍS: “Hemos hecho más entrevistas que en un Grand Slam”.
Es de madrugada en España, las siete y cuarto de la tarde en el escenario en e...
Para entender la dimensión de la histórica victoria de Carlos Alcaraz en Miami, donde el español elevó este domingo su primer Masters 1000, basta con escuchar al director de Comunicación de la ATP antes de que el murciano apareciera en la pantalla sonriente y charlara durante un cuarto de hora con un grupo de medios españoles, entre ellos EL PAÍS: “Hemos hecho más entrevistas que en un Grand Slam”.
Es de madrugada en España, las siete y cuarto de la tarde en el escenario en el que el murciano, de 18 años, ha batido al noruego Casper Ruud (7-5 y 6-4) y se ha convertido en un pionero: nunca antes un representante español masculino —sí femenino, Arantxa Sánchez Vicario (1992 y 1993)— había ganado el título de Florida. Hasta que apareció él, un relámpago intergeneracional del que se hablaba en clave de futuro, pero que ya es protagonista de un rabioso presente que le señala como el mejor jugador de la temporada junto a Rafael Nadal, ahora en la reserva tras caer lesionado en Indian Wells.
A Alcaraz se le percibe fundido, pero feliz. Pese al agotamiento y el desgaste acumulado en la gira norteamericana del último mes, desprende la sensación de que podría seguir peloteando si hiciera falta. Está pletórico, cada vez más desenvuelto con los periodistas y mantiene el mismo perfil modesto que tenía antes de su ingreso en la élite y su posterior explosión. Contrasta esa humildad con un discurso sumamente ambicioso, sin miedos ni recelos para fijarse metas máximas.
A la pregunta de este periódico sobre si se ve capacitado para ganar próximamente en Roland Garros, contesta: “Te diría que sí, estoy preparado. Tengo el nivel, el físico, la confianza y la mentalidad para conseguirlo; a lo mejor no Roland Garros, quién sabe, pero sí me veo preparado para ganar un Grand Slam este año y no tengo miedo a decirlo. Sé que hay muchos grandes jugadores como Rafa [Nadal], Medvedev, Tsitsipas, Zverev o Djokovic, los mejores del mundo, pero no tengo miedo a decir que estoy preparado para ganarlo”.
El ladrillo del día a día
Dice Alcaraz que el secreto, más allá del talento, está en el día a día. Y como ejemplo, recurre a un vídeo motivacional que en su día le recomendó el fisioterapeuta que le ha acompañado estos días en Miami. “Me lo dijo Juanjo [Moreno]. Cada día estoy poniendo mi ladrillo y esa es la clave: ponerlo de la mejor manera y lo más perfecto posible, no hacer tu muro más grande o impresionante. Se trata de eso”, dice el murciano, conocido en su tierra como Carlicos y en el ámbito tenístico como Carlitos.
Instalado en el undécimo peldaño del ranking y a las puertas del top-10 —tan solo le separan 29 puntos del británico Cameron Norrie—, su apellido, Alcaraz, ya resuena por todo el mundo.
“Soy un chico que quiere más, y ahora estoy pensando ya en Montecarlo y en la gira de tierra”, precisa. “Estoy súper contento de poder vivir todo esto tan pronto”, dice en alusión a su precocidad. “Pero no me considero especial, para nada. Tendré mi espacio, porque cada uno se busca su sitio, pero diría que ningún jugador es especial en el tour. Cada uno trabaja para encontrar su sitio y yo estoy trabajando para encontrar mi sitio en el número uno”, contesta a EL PAÍS.
Después de un mes y medio de mucha exigencia, Alcaraz dice necesitar una pausa para recargar las pilas. Subraya que “estar al pie del cañón todos los torneos es complicado”, pero que se ha construido un “buen físico”. Impacta el español desde todos los ángulos, con un repertorio difícilmente comparable por su espectacularidad y su versatilidad.
Recursos por doquier
Alcaraz resume con palabras su estilo de juego: “Soy un jugador muy dinámico que te puede hacer una cosa o la otra. Tengo bastantes recursos, así que puede tirar diferentes golpes. Eso es algo bueno que tengo y hay que decirlo. Hay muchos jugadores que juegan agresivo, como yo, pero no hay muchos que tengan tantos recursos o que quieran ir a la red cada vez, pegarle fuerte a la pelota o busquen winners, y que quieran todo el rato el partido. Diría que soy el jugador que más dejadas hace”.
Pese a que apenas ha puesto el primer pie en el circuito de máximo nivel, el joven —patrocinado por la marca Nike y representado por la multinacional IMG— está protagonizando una progresión que recuerda a la de las grandes figuras de su deporte. Suma ya tres títulos —Umag (de categoría 250), Río de Janeiro (500) y Miami (1000)— y cada día que pasa sube un escalón.
“He aprendido mucho”, resalta. “Antes salía de los partidos diciendo: ¿Qué ha pasado? No los leía bien, y ahora he mejorado bastante. Me digo: bueno Carlos, ahora está pasando esto, así que vamos a ir por otra vía porque las cosas no están yendo bien”, prosigue. “El año pasado todo era nuevo para mí, era la primera vez en casi todo, algo que tenía que vivir. Ahora soy una persona y un jugador totalmente distinto. Todas las experiencias que he ido viviendo me han ayudado a afrontar todo esto como lo he hecho”, prosigue Alcaraz.
Tiene entre ceja y ceja llegar a lo más alto, aunque prefiere no pronosticar. Sencillamente, su tenis marcará el rumbo, y de momento le guía a una velocidad de vértigo. Lo hace de la mano de Juan Carlos Ferrero, que le dirige desde que tenía 15 años (2018) y que la noche previa a la final le sorprendió presentándose en el hotel, después de haber tenido que regresar a España antes del comienzo del torneo por el fallecimiento de su padre, Eduardo.
“No esperaba para nada que viniera, sino que pensaba que hablaría con él por teléfono antes de la final para ver lo que me decía... Con la sorpresa del sábado ya gané”, concluye antes de poner el broche al encuentro con un agradecimiento.
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