Rudy Fernández se luce ante el Asvel
El alero mallorquín resuelve el partido con una exhibición desde el triple y otorga al Madrid un triunfo que sella su presencia en el ‘playoff’ de cuartos (70-58)
El Real Madrid superó al Asvel Villeurbanne en un partido de trampantojos resuelto por la iluminación de Rudy Fernández (70-58). Viajaron los blancos de la solvencia a la espesura, pero siempre fueron y quisieron más que el inconsistente cuadro francés. Tardaron los de Laso en poner en valor su holgado dominio en el rebote (52-32) y la defensa, pero Rudy les desató hacia su 22º triunfo en 29 partidos (que se quedarán en 18 cuando se confirm...
El Real Madrid superó al Asvel Villeurbanne en un partido de trampantojos resuelto por la iluminación de Rudy Fernández (70-58). Viajaron los blancos de la solvencia a la espesura, pero siempre fueron y quisieron más que el inconsistente cuadro francés. Tardaron los de Laso en poner en valor su holgado dominio en el rebote (52-32) y la defensa, pero Rudy les desató hacia su 22º triunfo en 29 partidos (que se quedarán en 18 cuando se confirme la expulsión de los tres equipos rusos), una victoria (la tercera seguida tras la crisis) con la que sellaron matemáticamente su presencia en el playoff de cuartos de la Euroliga y dejaron encarrilada la ventaja de campo en la eliminatoria. El alero mallorquín se exhibió con 17 puntos (4 de 6 en triples) y cuatro asistencias en el tramo decisivo, para pasar del 46-47 del minuto 28 a un parcial de 24-11 que resolvió definitivamente el encuentro, con tiempo incluso para desmentir cualquier espejismo de apreturas.
La noche resultó racheada y comenzó a jugarse en las alturas desde el salto inicial, con el listón en la frontera de los 2,20m, donde lo colocaron Walter Tavares (29 años) y Victor Wembanyama (18 años). El caboverdiano, la torre dominadora de los últimos años en la Euroliga, ante la perla francesa, destinada a hacer las Américas en un santiamén, en el podio del draft de 2023 según todas las previsiones. Y el madridista lideró la puesta en escena de su equipo, con seis puntos poderosos en la pintura y cuatro rebotes en los primeros seis minutos (11-5), e impuso su armadura y experiencia ante la gacela gigante del Asvel, que se marchó al banquillo con el expediente a cero y cedió el testigo a Youssoupha Fall, otro siete pies (2,21m). Pero ni Fall ni Kostas Antetokounmpo (lastrado por las faltas), ni tampoco Osetkowski, lograron frenar a Tavares primero y a Poirier después (cuatro puntos en sus tres minutos en el primer cuarto).
Fueron Strazel y Okobo los que templaron al Asvel, pero Rudy redobló la intendencia madridista (con siete puntos de una tacada) y Heurtel desató los primeros contraataques para consolidar el dominio local (suyas fueron las seis asistencias de los blancos al descanso). No cuajó sin embargo el demarraje. Regresó Wembanyama, que buscó una mayor influencia alejando su radio de acción más allá del 6,75 para esquivar el choque y lucir muñeca y fundamentos. La holgura, en cuanto a tensión defensiva y voracidad en ataque, se reflejó más en el lenguaje corporal de los protagonistas que en el marcador (32-28, m. 17). El Madrid no terminó de engrasar los rodamientos y su dominio en el rebote (26-15 en la primera mitad) quedó atascado en la espesura (16-16 en el segundo cuarto, y 3 de 11 en triples para los de Laso a esas alturas). De nuevo, tantas asistencias como pérdidas (6-6) en la estadística blanca (36-30, m. 20).
Después de una primera mitad aparentemente sólida, el Madrid solo había sido capaz de acumular seis puntos de renta. A uno se hubiera podido colocar el Asvel si Antetokounmpo no hubiese cometido su cuarta falta en un contraataque del equipo francés. Empatados podían haberse situado si Wembanyama hubiese anotado su segundo triple. Y, aunque Llull rompió el cloroformo del momento con una carrera trepidante, un bingo de Lighty sirvió por fin al cuadro de Parker para alcanzar su primera ventaja en el partido (41-42, m. 26). Solo Llull entendió que era el momento de abrir la espita del carácter, pero el menorquín falló dos triples para entrar en ebullición y los de Laso llegaron a la recta de meta con el Asvel pegado a la chepa. El interruptor para encender la luz lo encontró esta vez Rudy. Un triple suyo (el quinto de los blancos en 17 intentos) fue el primer alivio de un Madrid que seguía rumiando la manera de desatarse (51-47, m. 30)
Para entonces, Lighty firmaba un 3 de 4 en triples para el Asvel, pero Rudy mejoró la producción del estadounidense y rompió definitivamente las cadenas del partido. Hasta el 68-52 del minuto 36. Con 17 puntos (4 de 4 en triples) y dos asistencias en 13 minutos en pista en ese instante, Rudy solucionó la congestión y se ventiló al Asvel rumbo a la 22ª victoria del Madrid en 29 partidos. Una contabilidad con asterisco. El próximo lunes, si no cambia el escenario bélico abierto tras la invasión rusa de Ucrania, la Euroliga hará efectiva la expulsión de CSKA de Moscú, Unics Kazán y Zenit de San Petersburgo y el reajuste supondrá descontar a los 15 equipos restantes los resultados obtenidos ante los equipos rusos. El Madrid, que sumaba un balance de cuatro triunfos y una derrota ante ellos, selló en cualquier caso su presencia en el playoff de cuartos y virtualmente también la ventaja de cancha en la eliminatoria. “Empezamos bien, pero en el segundo y tercer cuarto jugamos al ritmo que ellos marcador. Luego los triples de Rudy nos permitieron reaccionar. Nos dio el empujón para creer definitivamente en la victoria”, analizó Laso. De Llull ante el Armani, a Rudy frente al Asvel. La competitividad indeleble del lasismo.
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