Llull desahoga al Madrid
Los de Laso alivian la crisis abrazados a la intrepidez de su capitán, que rindió al Armani Milán con una exhibición de carácter en la prórroga de un partido agónico (92-88)
El Real Madrid escapó de la claustrofobia por el camino de la épica. La intrepidez de Sergio Llull alivió la crisis de los blancos en una prórroga vibrante y agónica ante el Armani Milán (92-88). El conjunto italiano vencía por siete puntos a tres minutos del final del tiempo reglamentario, pero Llull selló el empate a 81 con un triple y en el tiempo extra se erigió en protagonista absoluto para rescatar a su equipo del ...
El Real Madrid escapó de la claustrofobia por el camino de la épica. La intrepidez de Sergio Llull alivió la crisis de los blancos en una prórroga vibrante y agónica ante el Armani Milán (92-88). El conjunto italiano vencía por siete puntos a tres minutos del final del tiempo reglamentario, pero Llull selló el empate a 81 con un triple y en el tiempo extra se erigió en protagonista absoluto para rescatar a su equipo del bucle negativo de juego y resultados en el que estaba inmerso. El menorquín compadreó de nuevo con la hazaña, levantó a los parroquianos del Palacio como en las noches grandes, anotó siete puntos corajudos, y tiró de experiencia para sacar a Delaney la falta en ataque con la que se resolvió la intriga. En total: 20 puntos (la mitad de ellos en el tramo decisivo), dos rebotes y dos asistencias en poco más de 20 minutos en pista. Y, por encima de los números, una fe inquebrantable que puso en valor la brega de Yabusele y Deck, y liberó a los suyos del diván.
El Madrid competía primero contra su ansiedad (por la mochila de siete derrotas en los 10 partidos previos, cuatro consecutivas en Europa con 57 puntos de media) y después frente al Olimpia. Y para ganar confianza y fluidez el equipo de Laso se entregó a la productiva puesta en escena de Deck y Yabusele. Con ocho puntos del argentino y siete del francés, los blancos ventilaron su espesura reciente llevando la percusión cerca del aro y esquivando el trauma del triple (21-12, m. 8). Con solo dos lanzamientos desde el 6,75 en los primeros 10 minutos, los dos de Yabusele, y varios ajustes para abrir espacios en ataque, el plan madridista alcanzó los 25 puntos en el primer cuarto, casi tantos como en Belgrado y Kaunas al descanso (28). Apenas Daniels y Melli rechistaron en este tramo en un Milán destemplado por su notable lista de bajas (Sergio Rodríguez, Datome, Kell, Shields y Moraschini —suspendido por dopaje —; Taylor y Causeur faltaron en el Madrid).
Sin embargo, con el comienzo de las rotaciones el Madrid perdió determinación y consistencia. Se sentaron Williams-Goss, Deck, Yabusele y Tavares y el ataque blanco volvió a atascarse. Heurtel no entendió el libro de instrucciones y el Armani aprovechó para hilvanar un parcial de 8-18 que reajustó el marcador (29-30, m. 15). Reaccionó rápido Laso para evitar otro atolladero y, con Williams-Goss de nuevo al mando, los blancos contuvieron la crecida italiana. Pero un mal ataque local y un triple de Daniels sobre la bocina del descanso sellaron las tablas en el intermedio (41-41, m. 20).
El mismo equilibrio que estaba en juego en una clasificación continental con asterisco. El próximo 21 de marzo, si no cambia el escenario bélico abierto tras la invasión rusa de Ucrania, la Euroliga hará efectiva la expulsión de CSKA de Moscú, Unics Kazán y Zenit de San Petersburgo y el reajuste supondrá descontar a los 15 equipos restantes los resultados obtenidos ante los equipos rusos. Malo para el Madrid, que sumaba un balance de cuatro triunfos y una derrota ante ellos. Situación que deja a los blancos con el Milán pegado a la chepa en la pelea por el segundo puesto tras el Barça.
Y, en la reanudación, los dos equipos apretaron los dientes para resolver el pulso. Del 25-16 del primer cuarto se pasó al 16-25 del segundo. Y, de ahí, a una sístole y diástole cargada de tensión. Con el único alivio para la contabilidad madridista de haber recuperado unos guarismos razonables, pero ya sin holguras. El 50-44 se transformó en un 50-52 tras una acción que cambió los biorritmos del partido. Tavares acumuló una antideportiva y una técnica por protestar, tras una pelea por el rebote con Hines, y quedó descalificado. El Madrid perdió a su gran pilar, pero ganó la implicación fervorosa de la grada. La resolución pasaba precisamente por equilibrar el ardor guerrero con la frialdad resolutiva y, durante unos minutos, el juego se descosió en favor de las emociones. Un frenesí sobre el que se elevó Yabusele. Pero entre Hall y Melli atajaron los números del francés y dejaron la sentencia en la cornisa (64-64, m. 30). Ahí estuvo 15 minutos más.
Un triple de Heurtel (el séptimo del Madrid en 18 intentos en ese momento; 10 de 27 al final) y un contraataque culminado por Thompkins sostuvieron la trabajosa intendencia ofensiva de un equipo abocado a la defensa para escapar de la ansiedad. Y otro triple de Heurtel inauguró un nuevo partido dentro del partido (74-74, m. 36). No fue el último. Acumuló siete puntos de renta el Milán, pero entre Deck y Llull firmaron otra igualada agónica (81-81 a 52s). Yabusele forzó el campo atrás de Hall y recuperó la pelota para el Madrid con 19 segundos por delante. Pero el propio Yabusele la perdió en la jugada siguiente, rumbo a la angustia. El triple de Delaney se estrelló en el aro y el desenlace se quedó para la prórroga. El territorio de la épica. El territorio Llull.
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