El jugador español, en vías de extinción
La ACB es la liga con menos nacionales, solo un 29%, mientras que la selección resiste como segunda del ranking mundial y se reivindica en cada ventana
El departamento de documentación y estadística de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) recoge la paradoja de resiliencia de los jugadores españoles. La selección dirigida por Sergio Scariolo, campeona del mundo en 2019, está consolidada en el segundo puesto (tras Estados Unidos) del ranking mundial, actualizado tras la disputa de ...
El departamento de documentación y estadística de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) recoge la paradoja de resiliencia de los jugadores españoles. La selección dirigida por Sergio Scariolo, campeona del mundo en 2019, está consolidada en el segundo puesto (tras Estados Unidos) del ranking mundial, actualizado tras la disputa de las ventanas de finales de noviembre. Y, a la vez, el informe de la propia FIBA y el CIES Sports Observatory registra que la Liga ACB es la competición de baloncesto con el menor número de jugadores nacionales seleccionables (29%). Del lustro 2011-2016 a los datos del dossier de 2021, el porcentaje de jugadores extranjeros en la ACB se ha incrementado del 62% al 71%. Más de 50 nacionalidades están representadas en la liga española. Una globalidad que se extiende también a las canteras de los equipos. En los datos del curso pasado, el número de extranjeros sub 21 era el doble que el de los españoles.
“Son datos muy preocupantes”, señaló Scariolo durante la clasificación para el Eurobasket de 2022, que se disputará entre el 1 y el 18 de septiembre de 2022 (con Alemania, República Checa, Georgia e Italia como sedes). “Esas cifras no tienen por qué conllevar directamente una valoración negativa hacia los equipos nacionales. Pero, de cara al crecimiento y al recambio generacional de la selección, es una situación que nos preocupa y que hay que tener muy en cuenta. Que España sea el país del mundo en cuya Liga hay menos jugadores nacionales dificulta mucho el camino”, dejó dicho el seleccionador, analizando una lista de convocados en la que sus jugadores no alcanzaban los 17 minutos de media por partido en la ACB. El rango de presencia sobre la pista que acumulan jugadores como Fran Guerra o Yankuba Sima, piezas clave en los últimos triunfos ante Macedonia del Norte y Georgia, en la clasificación para el Mundial de 2023. En las ventanas FIBA, sin la presencia de los jugadores de la NBA y la Euroliga, Scariolo mide la profundidad de banquillo del baloncesto español, rescatando a jugadores con protagonismo y recorrido limitados en sus equipos.
“Los clubes son conscientes de la situación, pero no hay una voluntad global de sentarse a corregirla en busca de un mayor equilibrio. La base de los jugadores nacionales es sólida pero se va reduciendo de forma preocupante”, incide Alfonso Reyes, presidente de la Asociación de Jugadores (ABP). “Todo esto, por desgracia, acabará influyendo en la selección. Y la selección es el motor de la afición y de los patrocinadores del baloncesto, que son los que dan el impulso para que esto sea atractivo”, subraya Reyes, que denuncia que la normativa de la ACB no favorezca una mayor presencia de nacionales.
Equipos como Baskonia y UCAM Murcia solo tienen un jugador seleccionable en sus plantillas: Álex Barrera y Tomás Bellas respectivamente. Otros suben solo a dos nacionales, como el Betis (Pepe Pozas y Pablo Almazán). O tres, como el Fuenlabrada (Osas Ehigiator, Álex López y Chema González) y el Bilbao Basket (Álex Reyes, Álex Galán, ahora lesionado, y Tomeu Rigo) en rotaciones de al menos 12 jugadores profesionales. Recientemente, Sergi García, Edgar Vicedo y Álex Urtasun han elevado a cuatro la nómina de seleccionables de Gran Canaria, Obradoiro y Breogán, respectivamente. Cuatro tienen también Barça (Abrines, Sergi Martínez, Oriola y Mirotic) y Real Madrid (Alocén, Abalde, Rudy y Llull).
Más de media Liga ACB con una presencia de jugadores nacionales de apenas un tercio y, en varios casos, exprimiendo los cupos de formación (extranjeros formados durante al menos tres años en la cantera) y forzando pasaportes comunitarios para cuadrar las cuentas. “Los nacionales deberían ser figuras de referencia para marcar la estabilidad y la identificación en los equipos, puesto que el porcentaje de años de permanencia de los extranjeros es muy bajo. La ABP defiende a todos los jugadores independientemente de donde vengan, pero el bajo porcentaje de nacionales no es bueno para nadie. Los propios jugadores extranjeros se sorprenden”, añade Alfonso Reyes.
Una pérdida de relevancia de los españoles que se traslada de forma directamente proporcional a la estadística de la Liga ACB. Cubierta ya la mitad del campeonato, solo hay cuatro jugadores seleccionables en la lista de los 50 máximos anotadores: Nikola Mirotic (4º, con 15,1 puntos de media), Pau Ribas (30º, con 11,5), Jaime Fernández (42º, con 10,8) y Darío Brizuela (44º, con 10,7). Y solo cuatro aparecen también entre los 50 que más juegan: Guillem Vives (12º con 27 minutos de media), Xavi Rabaseda (29º, con 25), Xabi López-Arostegui (30º, con 25) y de nuevo Mirotic (48º, con 23). Sumando los puntos y la valoración —como parámetros para cuantificar el peso específico de los seleccionables en sus equipos—, solo en el Unicaja y el Joventut la aportación de los nacionales supera el 40%.
Baskonia y Unicaja, los extremos en el número de seleccionables
El Baskonia solo tiene un jugador español en sus filas, el escolta catalán Álex Barrera, que llegó al equipo en septiembre con un contrato temporal para cubrir las bajas y solo ha jugado 48 segundos en lo que va de Liga. Neven Spahija dirige una ‘plantilla de Babel’ que cuenta, además de Barrera, con cinco estadounidenses (uno de ellos con pasaporte de Costa de Marfil y otro de Armenia), dos lituanos, un camerunés, un serbio, un estonio, un letón, un italiano y un uruguayo. Entre sus jugadores de formación, un checo y un francés para completar su mapamundi. El equipo vitoriano, que ha fichado más de 100 jugadores en la última década, apenas ha incorporado en ese tiempo a una docena de nacionales. Durante años, el único seleccionable por Scariolo fue Ilimane Diop (ahora en el Gran Canaria), nacido en Senegal, que llegó a Vitoria con 16 años y permaneció 11 temporadas en el club.
En el otro extremo está el Unicaja de Málaga, que cuenta con siete españoles (Carlos Suárez, Alberto Díaz, Jaime Fernández, Darío Brizuela, Francis Alonso, Rubén Guerrero y Jonathan Barreiro) en una plantilla de 12 jugadores, a los que se suma el canterano Pablo Sánchez, que debutó el curso pasado en la ACB con 16 años. “Siempre hemos mantenido la filosofía de ser un equipo identitario, apostando por nuestra gran cantera y por los talentos nacionales”, explicaba este verano el presidente, Antonio Jesús López Nieto, en una entrevista a EL PAÍS. “A nuestra afición le gustan los jugadores extranjeros de calidad, pero necesitan sentir ese vínculo con su equipo”, señaló López Nieto.
Desde hace tiempo, la Federación española trabaja además en nacionalizar a una de las perlas del Unicaja, Yannick Nzosa, pívot congoleño de 2,08m y 18 años. El Consejo de Ministros deberá aprobar la nacionalización por carta de naturaleza, como ocurrió con Serge Ibaka y posteriormente con Aymeric Laporte en la selección de fútbol. La FIBA, no obstante, aprobó en 2021 una normativa que establece que todos los nacionalizados después de los 16 años deberán esperar a los 23 para jugar con su nuevo país. Por lo que Nzosa debería esperar hasta 2026.
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