Militão, el viaje de cero a 100 del hombre tranquilo
El central del Madrid, destacado en las últimas citas, es el jugador blanco de campo con más minutos desde que salió del trastero en marzo
La grada del Bernabéu abandona pocas veces esa actitud grave y circunspecta, más pendiente casi siempre del juicio que del ruido. Y contra el Inter, en las contadas ocasiones en las que dejó a un lado ese aire fiscalizador, lo hizo para aclamar a un ídolo imprevisto de estos días: Éder Militão. La semana tan exigente que lleva la zaga blanca ha disparado definitivamente la cotización de este central brasileño, de 23 años, prot...
La grada del Bernabéu abandona pocas veces esa actitud grave y circunspecta, más pendiente casi siempre del juicio que del ruido. Y contra el Inter, en las contadas ocasiones en las que dejó a un lado ese aire fiscalizador, lo hizo para aclamar a un ídolo imprevisto de estos días: Éder Militão. La semana tan exigente que lleva la zaga blanca ha disparado definitivamente la cotización de este central brasileño, de 23 años, protagonista desde la pasada primavera de un ascenso que ya pocos esperaban.
A principios de marzo, empezaba a ser considerado como una operación de difícil arreglo. Era el defensa más caro de la historia del Madrid (50 millones en el verano de 2019) y en todo el curso apenas acumulaba 470 minutos; algunos de ellos muy accidentados, como su temprana expulsión contra el Levante en la última derrota liguera en casa (1-2). Zidane tiró de él un mes después frente al Eibar como una mera rotación antes de cruzarse con el Liverpool; sin embargo, sin que nadie pudiera imaginarlo en ese momento, ya no salió del once. Varane se contagió de covid, luego tuvo más problemas físicos y Ramos no pudo escapar de la enfermería. Una concatenación de penalidades ajenas lo colocaron en la primera fila y su rendimiento hizo el resto. Donde antes se había visto un defensa poco convincente empezó a brotar uno fiable y seguro.
Desde ese instante, nadie en el Madrid, salvo Courtois, ha jugado más que él: de 36 partidos oficiales, solo descansó uno (en Granada, hace tres semanas) y en los tres minutos finales contra el Shakhtar (0-5). Pese a la puntualidad de Nacho, el elegido para hacer pareja con Alaba fue él. Ancelotti siempre está al quite para elogiar al canterano, al que definió como un buen pesimista, pero pesó más la fuerza física, aérea y el uno contra uno del brasileño. “Tácticamente ha mejorado”, sostiene el técnico.
Si su compatriota Vinicius pasó de cero a 100 en un mes, Militão lo ha hecho siguiendo un ascenso progresivo y sólido desde marzo hasta alcanzar una altitud y velocidad de vuelo muy alta. Su gente cercana siempre lo definió como un joven paciente, metódico y un estudioso de los rivales, de la escuela Casemiro. En Valdebebas, fuentes con acceso al vestuario se refieren a él como “el hombre tranquilo”. “Sus pulsaciones son las más bajas de todo el vestuario. Nada le perturba fuera del césped. Entrenando y jugando es todo lo contrario. Tenso, aguerrido, voraz”, comentan. Él es el segundo de la plantilla con más recuperaciones (35, por detrás de las 44 de Casemiro) y líder en intercepciones (14, seis más que el mediocentro).
Junto a Alaba ha formado la única pareja nueva de este Madrid, y en una zona muy sensible. Las lesiones de Varane y, especialmente, de Ramos en la segunda mitad de la pasada campaña sirvieron de ensayo para la transición, pero este curso el equipo ya se quedó sin red tras la salida del dúo que había acaparado la última década de la zaga. “Fuera del campo, Militão y Alaba son muy parecidos, con un perfil tenue, siempre por debajo del radar”, afirman fuentes de la Ciudad Deportiva.
Engranaje con vídeos
Un combo estratégico, además, desde el punto de vista institucional: el brasileño, por ser la inversión más alta del club en esa parcela; y el austriaco, un fichaje a coste cero desde un grande (Bayern) en busca del rendimiento inmediato. El segundo dirige, grita, ordena con su incipiente castellano. El primero se mueve rápido. En ese engranaje conjunto, donde el trabajo de campo no ha podido llegar por la acumulación de partidos ha habido que echar mano de vídeos cortos, preparados por los asistentes de Ancelotti, para afinar las situaciones de juego individuales y colectivas.
En los dos últimos meses, el plan cada vez más frecuente del entrenador italiano de replegar al equipo les ha hecho sentirse más abrigados, formando un rombo de seguridad junto a Casemiro y Courtois, aunque eso tampoco les ha evitado verse amenazados en algunos de los compromisos más recientes. En ese acoso es donde más presente se ha hecho Militão.
Consolidado en el Bernabéu tras un largo año y medio en el trastero, al central de 1,86m de Sertãozinho le queda ahora el sorpasso en la selección brasileña, en la que Thiago Silva ha sido más utilizado como acompañante de Marquinhos. En la pasada Copa América, en cuartos, semifinales y final Militão apenas sumó seis minutos. En Madrid, de momento, ya tiene la bendición.
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