Thiago se une a la marcha arrolladora del Liverpool

Thiago Alcántara interceptó un balón rechazado, avanzó hacia la defensa del Southampton, y según entraba en el área lo pisó con la derecha acomodándoselo para el remate con la izquierda. Sin mirar la pelota, la acción, a toda velocidad, fue propia de un funámbulo. Pocos jugadores son más plásticos que el español, que burló al central y por la brecha que generó envió la pelota a la red. Apenas tres días después de su gol al Oporto en Champions, el tanto de Thiago consolidó el aplastamiento del Southampton ...

Thiago Alcántara interceptó un balón rechazado, avanzó hacia la defensa del Southampton, y según entraba en el área lo pisó con la derecha acomodándoselo para el remate con la izquierda. Sin mirar la pelota, la acción, a toda velocidad, fue propia de un funámbulo. Pocos jugadores son más plásticos que el español, que burló al central y por la brecha que generó envió la pelota a la red. Apenas tres días después de su gol al Oporto en Champions, el tanto de Thiago consolidó el aplastamiento del Southampton en Anfield. El 4-0 definitivo señala el avance majestuoso del Liverpool hacia el nudo de una Premier que con el City y el Chelsea ya presenta tres candidatos claros al trofeo.

Implacable con un Southampton ingenuo, volcado a imprimir una presión dislocada en campo rival, el Liverpool no tardó en encontrar espacios. El pretendido remedio de Hasenhüttl, poner tres centrales, fue un artefacto que estalló en la cara de sus jugadores, tan descoordinados en la defensa adelantada como partidos por la mitad ante el peor adversario posible. Ward-Prose y Oriol Romeu, los mediocampistas del Southampton, fueron los grandes perjudicados por el ingenio de su entrenador. Aislados entre una zaga demasiado lejana y unos delanteros demasiado desatentos, rodeados siempre por la multitud de futbolistas a los que Klopp manda invadir la zona central, sufrieron un calvario.

Con tiempo para maniobrar, Robertson y Alexander-Arnold por afuera, Mané y Salah entrando y saliendo de los carriles interiores, y Henderson y Thiago moviendo los hilos de cada despliegue, el Liverpool alcanzó un ritmo imparable de compenetración en los movimientos. Las paredes de vértigo caracterizaron las jugadas que alumbraron los dos primeros goles, ambos de Jota, que interpretó de maravilla el viejo oficio del desmarque al palo más descubierto. Mané estuvo formidable en el penúltimo pase y Robertson se le acompasó en el desmarque que precipitó el 1-0; mientras que Salah, Henderson y el propio Mané, inagotable en las carreras de distracción, gestionaron la jugada del 2-0.

El 3-0 de Thiago afianzó su regreso a la plenitud tras perderse siete partidos por lesión y convertirse en objeto de suspicacias por parte de los medios de comunicación locales. Muchos le acusaron de no encajabar ni en el modelo ni en el carácter que hizo grandes a los reds. El arranque del curso fue poco auspicioso para Thiago, especialmente si se considera el rastro sombrío que dejó su último año. La primera temporada de Thiago en Inglaterra quedó señalada por la pandemia, las infecciones de covid-19, las cuarentenas, las lesiones y el vacío de Anfield, más perjudicial para su espíritu melancólico que para cualquiera de sus compañeros, todos desanimados por la ausencia de público. El regreso de los hinchas, y, sobre todo, la recuperación de Van Dijk, autor del definitivo 4-0, han devuelto al Liverpool al lugar esplendoroso que ocupó hasta 2020.

La victoria ante el Southampton coloca al equipo de Klopp en el segundo puesto de la tabla de la Premier con 28 puntos al cabo de 13 partidos disputados. Lo secundan el Chelsea, primero con 29 puntos a falta de completar ante el United su partido 13, este domingo, lo mismo que el Manchester City, que es tercero con 26 puntos a la espera de enfrentar al West Ham en el Etihad.

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