El Valencia coge aire

Los de Bordalás superan a un Villarreal en crisis que no dejó huella en Mestalla

Hugo Guillamón celebra su gol, primero del Valencia ante el Villarreal, durante el partido (2-1) de la jornada 12 de LaLiga disputado es sábado en Mestalla. EFE/Juan Carlos CárdenasJuan Carlos Cárdenas (EFE)

El Villarreal pecó de todo en su visita a Mestalla. El grupo de Unai Emery se dedicó a mirarse en el espejo esperando a que el Valencia se deslumbrara con su reflejo de equipo con hechuras. Hecho un ovillo, sacrificado y multiplicándose en tareas defensivas, el once del murciélago cerró con una victoria su racha de siete jornadas sin ganar. El Villarreal suma un punto de doce en las últimas cuatro fechas.

En paralelo a la decadencia del Valencia, el Villarreal ha ido arañando protagonismo en el campeonato y en el continente hasta superar a su vecino del sur en potencial de plantilla, pr...

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El Villarreal pecó de todo en su visita a Mestalla. El grupo de Unai Emery se dedicó a mirarse en el espejo esperando a que el Valencia se deslumbrara con su reflejo de equipo con hechuras. Hecho un ovillo, sacrificado y multiplicándose en tareas defensivas, el once del murciélago cerró con una victoria su racha de siete jornadas sin ganar. El Villarreal suma un punto de doce en las últimas cuatro fechas.

En paralelo a la decadencia del Valencia, el Villarreal ha ido arañando protagonismo en el campeonato y en el continente hasta superar a su vecino del sur en potencial de plantilla, protagonismo y jerarquía. El once con el que se presentó Unai Emery, pese a las bajas notables de Gerard Moreno y Juan Foyth, tenía, aparentemente, más empaque. Una mirada al banquillo agigantaba la brecha entre los dos clubes, el blanquinegro, inestable, y el amarillo, con un horizonte definido y las ideas claras.

En cambio, con un once lustroso y un banquillo de suplentes profundo, el Villarreal capituló en Mestalla ante un equipo aguijoneado por las bajas y extenuado por el cansancio que supuso correr tras el balón. El Valencia ganó el partido con la mayoría de jugadores tiesos y varios lesionados. Para recuperar a su equipo, en puertas de una evidente crisis de identidad, Bordalás le dio una vuelta a su estructura, juntó líneas y apretó los dientes. Con un cariz más defensivo, con Guillamón por delante de la primera línea de cuatro y Guedes por delante de la segunda, el Valencia, zarandeado de lado a lado, víctima de la posesión del Villarreal, no se mareó. Aguantó jugando directo y generando saques de esquinas ante el exceso de confianza de los amarillos.

El final del primer acto fue clave. Cillessen endureció su brazo izquierdo para desviar un remate a Aurier tras otra bomba inteligente con Parejo como remitente. Dos minutos después, un saque de banda de Foulquier condujo al gol del partido. Recibió Guillamón, que se escurrió entre Moi Gómez y Estupiñán, y picó el balón ante la salida de Rulli. El niño que recibía clases de mediocentro en Paterna es el heredero de la sangre fría de Parejo. Su gol fue una delicia.

A partir de ahí, el Villarreal perdió orden y aunque exhibió su banquillo con Samu y Dia, se desajustó de nuevo y el Valencia golpeó en otro saque de banda. Foulquier envió al área y tocó Thierry; la pelota salió rebotada hacia el propio lateral francés, que cayó golpeado, víctima de una torpe patada de Alberto Moreno. Era la primera acción del lateral zurdo amarillo, que acababa de entrar en el campo. Carlos Soler volvió a marcar desde el punto de penalti.

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