La Real Sociedad se lo cree

El conjunto donostiarra sigue en lo alto de la clasificación después de superar con solvencia al Celta en Balaídos

Isak, ante Fran Beltrán.MIGUEL RIOPA (AFP)

Desde la primera jornada de Liga, la Real Sociedad no pierde. Lo hizo ese día, frente al Barcelona, con una imagen de equipo blando y que despertaba ciertas dudas, pero han cambiado tanto las cosas que ya le gustaría al Barça en crisis cambiarse ahora por los donostiarras, que ocupan el trono del campeonato, después de imponerse a un Celta que puso todo su interés para ganar el partido, pero que se estrelló contra Ryan, el portero txuriurdin, que terminó el partido escurriendo los guantes del agua acumulada en más de 90 minutos muy buen aprovechados por él y su equipo, que se mantiene en cabez...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Desde la primera jornada de Liga, la Real Sociedad no pierde. Lo hizo ese día, frente al Barcelona, con una imagen de equipo blando y que despertaba ciertas dudas, pero han cambiado tanto las cosas que ya le gustaría al Barça en crisis cambiarse ahora por los donostiarras, que ocupan el trono del campeonato, después de imponerse a un Celta que puso todo su interés para ganar el partido, pero que se estrelló contra Ryan, el portero txuriurdin, que terminó el partido escurriendo los guantes del agua acumulada en más de 90 minutos muy buen aprovechados por él y su equipo, que se mantiene en cabeza. Sigue en estado de gracia.

Fue divertido, desde luego, el partido de Balaídos. Bajo la lluvia, que azotaba en el rostro a los futbolistas, aunque al menos el viento fuera del sur, que es más clemente. Como el Celta y la Real Sociedad no tienen nada que esconder, fueron ellos mismos, sin conservantes ni colorantes, arriesgando, tumbándose en las curvas del partido. Presionaba el Celta la salida del balón de la Real, incómoda con la actitud de sus rivales, y robó muchos balones, primero en su campo para ensayar el contragolpe; después en campo contrario para superar por acumulación al equipo de Imanol.

Empezó fuerte el equipo atlántico, que asustó a Ryan, que esta vez desplazó de la portería a Remiro, en la primera llegada eléctrica. Se desplegaron Santi Mina y Denis Suárez a la contra y al disparo final de Nolito le faltó algo de rosca para encontrar la portería. Poco más tarde, Denis estrelló la pelota en el pecho del guardameta australiano tras una acción que comenzó con una bola que Aspas dejó pasar entre las piernas. A Suárez le faltó precisión, como a Januzaj, que después de una dejada de Silva protagonizó la primera réplica donostiarra.

Por unos minutos el partido pareció cambiar de tendencia, porque un minuto después del aviso realista, Isak disparó con poco ángulo después de una carrera y Dituro envió a córner.

Pero no hubo tal cambio en la balanza del partido, sino que los dos equipos se amansaron. No fue exactamente una bajada de tensión, sino el ajuste de los mecanismos después del primer cuarto de hora. Con dos colectivos habitualmente bien condimentados, soseaba el partido. Robaba pronto el Celta, pero la volvía a perder enseguida, y así durante muchos minutos, hasta el 44, cuando Ryan comenzó su recital de salvadas dobles. Frustró en un par de segundos a Denis Suárez y a Santi Mina, que empezaron a creer que enfrente tenían un muro. Corroboraron esa impresión los célticos cuando el australiano metió una mano de cemento a disparo de Denis Suárez.

Luego marcó la Real, que ya es una costumbre donostiarra conceder primero y golpear después. Fue con una combinación brillante entre Isak y Portu que acabó con el pase clarividente a Januzaj que Dituro desvió, aunque andaba por allí Alexander Isak para marcar por tercer partido consecutivo. El juez de línea levantó el banderín pero el VAR puso las cosas en su sitio. No había fuera de juego.

Reaccionó rápido el Celta, desde el saque de centro, pero se estrelló otra vez con Ryan. Sacó desde el suelo el remate de Iago Aspas, que se plantó en el área: el rechace salió alto, lo remató de cabeza Santi Mina y el portero voló junto al larguero para enviar a saque de esquina. Lo tiene difícil Imanol para elegir guardameta para el derbi del domingo.

Los gallegos tenían el control en el campo, pero no en el marcador, y la situación fue minando su confianza. Perdió pujanza, aunque apretaba; a Denis le anularon un gol por fuera de juego y cuando Coudet trató de cambiar la tendencia desde el banquillo, se topó de bruces con el segundo gol realista, en un córner que remató Merino, golpeó en Aritz y sorprendió a los zagueros célticos.

Ahí se acabó el partido, porque la mejor cualidad de la Real Sociedad es su gran capacidad para cambiar de piel según las circunstancias. Dio un par de pasos atrás, blindó el área y esperó cómoda el final del partido, aposentada en la atalaya de la Liga.


Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Archivado En