Ancelotti: “Nos falta presencia en el área”
El entrenador italiano resalta la dificultad del Madrid, que sumó 39 centros, para derribar defensas tan cerradas como la de Osasuna
El partido en el Bernabéu arrancó al ritmo del Riau-Riau, la marcha sanferminera que se escuchó con el pitido inicial desde el gallinero, donde estaba el sector osasunista. Lo que vino justo después, sin embargo, no fue nada festivo. Un muro visitante y un ataque local pastoso. Una mezcla difícil de digerir. Hubo que esperar al comienzo de la segunda parte, cuando se escuchó Barricada, además del bis del Riau-Riau, para que el choque cogiera más volumen. Solo con la necesidad de los blancos aparecieron los tambores, aunque ninguno de los muchachos de Carlo Ancelotti termin...
El partido en el Bernabéu arrancó al ritmo del Riau-Riau, la marcha sanferminera que se escuchó con el pitido inicial desde el gallinero, donde estaba el sector osasunista. Lo que vino justo después, sin embargo, no fue nada festivo. Un muro visitante y un ataque local pastoso. Una mezcla difícil de digerir. Hubo que esperar al comienzo de la segunda parte, cuando se escuchó Barricada, además del bis del Riau-Riau, para que el choque cogiera más volumen. Solo con la necesidad de los blancos aparecieron los tambores, aunque ninguno de los muchachos de Carlo Ancelotti terminó de acertar con la nota para desmontar el andamiaje navarro.
Les faltó “una pizca”, según Carvajal. “Hoy era un día clave porque había perdido el Barcelona y empatado el Sevilla. El equipo lo ha intentado todo para ganar, pero no hemos tenido esa suerte, ese acierto en el último cuarto de campo”, lamentó el lateral, que volvió a un once después de la lesión a mediados de septiembre en Mestalla. Tercer encuentro de lo poco que se lleva de curso (junto a Sheriff y Villarreal) en que los madridistas se quedan chafados en casa, como apuntó Courtois. “Ellos han defendido bien y es su mérito. Lo tenemos que analizar porque no será el único equipo que jugará así contra nosotros”, comentó el portero, en referencia a la buena y densa defensa navarra.
Lo deberán hacer junto a Carlo Ancelotti, que no se marchó descontento. “¿Quieres que te diga la verdad? Puedes decir que estoy loco, pero a mí el Madrid me ha gustado. ¿Te lo crees o no?”, le respondió a un periodista en la sala de prensa. “La primera parte, no mucho. Pero la segunda estuvo mucho mejor. No tengo nada que reprochar a los jugadores”, señaló. El técnico italiano, eso sí, dejó una reflexión de fondo sobre este tipo de partidos y las dificultades de su plantilla para afrontarlos. “Tenemos extremos muy fuertes en el uno contra uno, pero en estos encuentros nos falta presencia en el área. Después del descanso lo hemos intentado con nuestras características, con acciones por fuera y hemos puesto balones muy peligrosos”, analizó el entrenador blanco. Al final, los 39 centros al área (la cifra más alta de los blancos esta temporada) no le dio réditos. De ello se encargó de forma especial el central David García, que realizó 15 despejes, más que nadie de momento en esta Liga.
Superado el examen del clásico, la pregunta que planteó Osasuna era otra. Una muy clásica, en realidad, pero muy bien hecha: cómo agrietar una defensa altamente poblada y ordenada. El recurso de no destaparse y esperar a la contra, tan próspero en Kiev y Barcelona, no servía de nada ante los de Arrasate. Este miércoles no hubo grandes praderas por las que Vinicius pudiera correr. El plan visitante era resistir y que el Madrid se cociera en su propia salsa con el paso de los minutos. Y a punto estuvo de lograrlo con el tiro al palo de Moncayola tras el descanso. “Una pena ese disparo, pero es un puntazo”, celebró el canterano rojillo.
No hubo que esperar mucho para comprobar que la noche del Madrid iba a ser áspera salvo que alguien sacara el pincel fino, cosa que no ocurrió. Camavinga metía la pierna por abajo ante la mirada temerosa de Ancelotti, que le terminó quitando en el intermedio para que el francés, irrelevante en el juego, no cargara con la segunda amarilla. Mientras, Casemiro, zorro viejo, consciente de que no iba a ser nada sencillo derribar la pared, gesticulaba más de la cuenta. “Estos partidos son complicados para nosotros”, reflexionó el técnico italiano, que al terminar el duelo acudió al centro del campo para quejarse al árbitro porque los cuatro minutos de prolongación le parecieron muy escasos. De nada le sirvió, como tampoco la carga final con Vinicius, Rodrygo, Hazard, Benzema, más un punzante Marcelo y Lucas en los laterales. “Defender bien es una virtud”, subrayó el italiano tras ganar el clásico. En este caso, la virtud fue de Osasuna.
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