Un Rayo desatado

El equipo vallecano suma un pleno de cuatro triunfos en su feudo y se instala en la parte alta de la tabla tras remontar al Elche en un partido en el que no precisó de la aportación de Falcao

Sergio Guardiola dispara a puerta en el partido del Rayo Vallecano contra el Elche de la Liga Santander.J.J. Guillén (EFE)

Acabó el partido y el Rayo se vio cuarto en la clasificación, puesto de Champions para la revelación del campeonato, un equipo que regresa a Primera División tras quedar sexto la campaña anterior en la categoría de plata. Ya ha vencido en cinco de los nueve partidos que ha disputado y se acerca al 50% de los puntos que necesitará para garantizar la permanencia. Pero no solo gana el Rayo, que disfruta y hace disfrutar, firmante de un estilo entre vibrante y divertido. Ver jugar al Rayo alegra la vista porque quiere la pelota, pero no la amasa en pases intrascendentes a la espera de que el rival...

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Acabó el partido y el Rayo se vio cuarto en la clasificación, puesto de Champions para la revelación del campeonato, un equipo que regresa a Primera División tras quedar sexto la campaña anterior en la categoría de plata. Ya ha vencido en cinco de los nueve partidos que ha disputado y se acerca al 50% de los puntos que necesitará para garantizar la permanencia. Pero no solo gana el Rayo, que disfruta y hace disfrutar, firmante de un estilo entre vibrante y divertido. Ver jugar al Rayo alegra la vista porque quiere la pelota, pero no la amasa en pases intrascendentes a la espera de que el rival se desarme. Todo lo que hace con balón el equipo que adiestra Andoni Iraola tiene una intención inmediata. Todo fluye deprisa. A todo trapo en Vallecas se festejó una remontada ante el Elche que alerta respecto a que este Rayo no se detiene.

Fue la cuarta victoria en cuatro comparecencias del equipo vallecano en su estadio, donde suma doce tantos y apenas encajó dos goles. Uno de ellos se lo marcó este domingo el Elche, un martillazo para dar el golpe en un inicio de partido que le estaba castigando, pero que viró de golpe con una maniobra de Lucas Boyé en el balcón del área, desde donde se sacó un disparo que quebró las manos del meta Dimitrievski.

El gol había dejado señalado a un novato, el lateral derecho Mario Hernández, que suplía al sancionado e indiscutible Balliu. Al filo del cuarto de hora arriesgó en un pase hacia posiciones centradas que buscaba a Isi, pero que encontró el achique del Elche, un robo y una transición que resolvió Boyé. Pero el Rayo no se despeinó. Tampoco Mario Hernández, audaz y atrevido para galopar por su flanco, dichoso para encontrar el desquite en un centro de Comesaña al que entró por detrás detoda la zaga ilicitana para conectar un testarazo a la red y dejar el partido como había empezado.

Había pasado una grata media hora de fútbol, un trajín de área a área porque el Elche tampoco estaba diseñado para frenarse. En cuanto podía se disparaba hacia su dúo atacante, donde Boyé sumó mucho más que un desapercibido Benedetto. Lucas Pérez esperó turno en el banquillo para jugar la última media hora y pudo marcar en el minuto final. También jugó Carrillo cuando el plan fue aún más directo. Tenía opciones atacantes el Elche, pero quien realmente las generó fue el Rayo, prolífico en la producción atacante, siempre con capacidad para explorar la línea de fondo y con talento desatado, como el de Trejo o Isi Palazón. Comesaña, en la primera parte, y Guardiola en la segunda pudieron marcar en una de esas jugadas que desnudaron a la esforzada zaga ilicitana. Pero fue Nteka la que acabó de desvestirla, exuberante como siempre, concreto para nada más salir al campo controlar de espaldas a la portería de Casilla, girarse, progresar y descerrajar un remate, colocado junto a la cepa del poste, que entró como una exhalación hacia la red.

El Elche tuvo media hora para enmendarse. Acumuló rematadores, pero le faltó claridad y le sobraron prisas. Casi nada le permitió el Rayo, que no solo juega muy bien al fútbol, sino que mantiene su ADN obrero y que tampoco necesitó del lustre de Falcao, recién llegado de un periplo con su selección. El Tigre calentó unos minutos en la banda, pero no llegó a entrar al partido.

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