Un VAR para los padres para acabar con la violencia en el fútbol base
“Ver, animar, respetar” es uno de los lemas del proyecto del Ayuntamiento de Málaga, 090, que invita a los clubes a firmar un contrato ético
- Javi. Hoy es un día muy importante para nosotros eh, no puedes fallar.
- Shhh, al mínimo contacto, revuélvete, intenta forzar la tarjeta siempre.
- Todos los partidos jugados hasta aquí no sirven ‘pa ná’ si no ganáis hoy.
- Te la juegas hoy. Si haces lo que te digo, en unos años serás una estrella.
- Si fuera yo el entrenador, ganaríamos siempre.
- ¿Tú quieres ser como Isco? Pues juega igual que él, no hagas el tonto en el campo.
- Si se te acercan por detrás en el área tírate, muchas veces el árbitro pica.
- Ahí está mi hijo; a segarlo, coño....
- Javi. Hoy es un día muy importante para nosotros eh, no puedes fallar.
- Shhh, al mínimo contacto, revuélvete, intenta forzar la tarjeta siempre.
- Todos los partidos jugados hasta aquí no sirven ‘pa ná’ si no ganáis hoy.
- Te la juegas hoy. Si haces lo que te digo, en unos años serás una estrella.
- Si fuera yo el entrenador, ganaríamos siempre.
- ¿Tú quieres ser como Isco? Pues juega igual que él, no hagas el tonto en el campo.
- Si se te acercan por detrás en el área tírate, muchas veces el árbitro pica.
- Ahí está mi hijo; a segarlo, coño. Árbitro, que estás ciego, cabrón, que están haciendo polvo a mi niño.
Javi es un niño de 10 años. Juega al fútbol. El que habla, con la voz en off en un precioso anuncio, es su padre. Es probable que muchos padres y madres se hayan reconocido en estas frases. O que las hayan escuchado.
Las gradas de los campos de fútbol base están cada vez más llenas de progenitores que gritan e insultan. Irrespetuosos incluso hacia sus propios hijos, el árbitro, los demás compañeros, los rivales, el entrenador... Padres y madres que se olvidan de la vertiente educativa del deporte, de que los que juegan son niños y que a esas edades el fútbol es diversión y aprendizaje. Así lo explica Ángel Jiménez, uno de los responsables de un proyecto del Ayuntamiento de Málaga para acabar con la violencia en el fútbol y convertir los clubes en un ejemplo de comportamiento donde los insultos y la violencia no tengan cabida. “La importancia de la victoria en el resultado del partido es desmesurada y se utiliza lo que sea para conseguirla. Y a costa de lo que sea, de las emociones de tu hijo, de la felicidad de tu hijo y de los demás, del respeto al árbitro. Si hace falta, se hacen trampas, incluso desde pequeños se les anima a eso y se les aplaude. Como todo vale, pisoteamos a quien sea”, lamenta.
Otros lamentos y quejas le empezaron a llegar a José Urbano, técnico del área de deporte del Ayuntamiento de Málaga. “Eran cada vez más los padres que me decían: ‘esto no puede seguir así’. Al principio fueron unas sugerencias, más tarde un grupo nos contactó de manera más firme con la idea de crear un modelo de club que defendiera los valores del juego limpio”, cuenta por teléfono. Urbano decidió crear una plataforma, 090 se llama (0 violencia en 90 minutos), para cuidar de esos valores, impulsarlos y defenderlos en los 30 campos municipales de la provincia de Málaga. Prohibido insultar. Prohibida la violencia. Prohibido teledirigir a los niños. Lo relata así: “Algunos padres tienen la violencia verbal tan interiorizada que no son conscientes de lo que hacen. A algunos los he grabado para que se escucharan y cuando lo han hecho les ha dado vergüenza”.
La plataforma echó a andar en febrero de 2019. Se han centrado sobre todo en las categorías de benjamines y alevines (de los 8 a los 12 años) sin descuidar a las demás. Los datos de incidentes que recogieron eran demoledores. Los detalla Edgar Illa, otro de los responsables de este proyecto. “El 90% de los altercados del deporte no profesional en España está relacionado con el fútbol, y si bien los incidentes en el fútbol profesional van decreciendo, en el fútbol base no. Vimos que los incidentes entre espectadores aumentaban un 85% respecto a la temporada anterior. En el 40% de los casos el árbitro suele ser el epicentro”.
“¿Insultarías a tu hijo? Educar es ganar”
Hicieron una primera batida para ver de primera mano qué estaba ocurriendo en los campos; en la segunda, acudían a trasmitir su mensaje a cuerpo técnico, público y jugadores. Armaron una campaña de comunicación y sensibilización en la que se daba a conocer un correo y teléfono de contacto para enviar incidencias -al buzón llegaban y siguen llegando-. Luego se empezó con la formación: tanto para los embajadores de la plataforma como para los clubes. “Nos pedían ayuda y enviábamos un psicólogo a hablar con los entrenadores o con algunos padres más conflictivos”, explican los responsables de 090. Se creó también un punto de encuentro en el que la federación territorial, la policía nacional, protección civil, ayuntamiento y clubes hicieran confluir los problemas y las posibles actuaciones para solucionarlos.
Por último, la pasada primavera se creó el llamado acuerdo/contrato de adhesión. Lo explica Urbano: “Empezamos con tres clubes, Escuela de Fútbol Puerta Blanca, Atlético San Julián y Unión Deportiva la Mosca. La idea es ir ampliándolo a todos. Es para que los padres y madres que inscriban a su hijo o hija a un equipo de fútbol sepan cuáles son las normas. Y para que todo aquel que pase por ese campo diga: ‘oiga, yo quiero ser como estos”. Los firmantes se comprometen a cumplir con un código ético: velan por la buena imagen y los valores del deporte. Es decir: respeto, dignidad, igualdad en el trato, rechazo a la violencia, el racismo, la intolerancia, la discriminación y la xenofobia.
En las instalaciones hay pegatinas en las puertas y en el recinto. Antes de los partidos se reparten papeletas con el decálogo de normas y principios. En el propio campo de fútbol se despliegan pancartas antes de los encuentros. Está la del VAR para el espectador. “¿Nuestro VAR? Ver, animar, respetar”. Y esta otra: “¿Insultarías a tu hijo? Educar es ganar”. En los 30 campos municipales juegan 33 clubes, son 400 equipos federados y más de 7.500 licencias.
Antonio Ternero, padre de un niño del Atlético San Julián, celebra los contratos de adhesión. “Escuché verdaderas barbaridades hacia los árbitros y cosas aberrantes a los niños. Es que no se podía permitir ni llegar a esos términos ni seguir escuchándolos. Hemos avanzado, todavía queda pero en este campo ya se ven los resultados. Se anima, se vocifera pero no se traspasan los límites”. Cuenta, asimismo, que la semana pasada el club recibió las felicitaciones de un árbitro. “Nos dijo que se notaba que había un trabajo detrás y que le había sorprendido gratamente cómo los entrenadores, después de pitar una falta en contra, le dijeran a los niños: ‘rápido, a colocarse de nuevo que no ha pasado nada”.
El contrato de adhesión consta de 12 páginas. Vienen detallados los antecedentes, el ámbito de actuación, la obligación (para niños, padres, tutores, cuerpo técnico, directivo) de que se cumpla el código ético. Cada club tiene que nombrar un coordinador 090 y un delegado que se encarga de vigilar que se cumpla el código ético y recoger las incidencias. Si las hay, se transmiten y cada lunes se analizan entre padres, futbolistas y entrenadores. ¿Y el que incumple? Contesta Illa: “Mediante el acuerdo lo que pedimos a los clubes es que cumplan su propia normativa interna. Si no la tienen, les facilitamos un código ético. La ausencia de compromiso con el proyecto es un incumplimiento del acuerdo. Si ocurre, dejamos de proporcionar material deportivo, equipaciones, talleres formativos y los cursos de inteligencia emocional”.
Urbano se felicita por estos pequeños pasos pero cree que para que la violencia acabe de una vez hace falta más implicación por parte de las instituciones. “Nosotros tenemos clarísimo lo que hay que hacer. Pero va lento porque no podemos hacerlo todo solos. Lo que más nos frena no son los padres, sino las propias instituciones, que no hacen lo mínimo que podrían hacer”, lamenta. Y concuerdan los tres: “Si cada árbitro de la federación suspendiera el partido al primer insulto que escucha en la grada, esto se acaba rápido”. Pero no todos lo hacen. Lo resume Ángel Jiménez, que fue colegiado: “Porque muchos quieren ascender. Las federaciones territoriales, además, viven del fútbol base y no quieren problemas en los partidos ni con los clubes”.
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