Osasuna aprovecha el descuento para superar al Rayo

Un cabezazo de Manu Sánchez en el minuto 91 sentencia al equipo franjirrojo, que hasta ese momento había gestionado con habilidad los tiempos del partido (1-0)

Los jugadores del Osasuna celebran el gol del triunfoJesús Diges (EFE)

Faltaron pocos, y los que fueron pudieron celebrar la victoria de Osasuna en la octava jornada de Liga, con el campo casi lleno, sin restricciones de aforo. Fue en el descuento, que se celebra más por la afición, y por los futbolistas, claro, que estallaron de júbilo cuando, en el minuto 91, Manu Sánchez enganchó de cabeza el envío de Cote, que llevaba muy poco en el campo y había salido para eso, y hundió al ...

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Faltaron pocos, y los que fueron pudieron celebrar la victoria de Osasuna en la octava jornada de Liga, con el campo casi lleno, sin restricciones de aforo. Fue en el descuento, que se celebra más por la afición, y por los futbolistas, claro, que estallaron de júbilo cuando, en el minuto 91, Manu Sánchez enganchó de cabeza el envío de Cote, que llevaba muy poco en el campo y había salido para eso, y hundió al Rayo Vallecano, que hasta ese momento había gestionado con habilidad los tiempos del partido.

Andoni Iraola, que maneja un equipo alegre y atrevido, no quería que el partido de El Sadar frente a Osasuna, se convirtiera en un ida y vuelta, que es lo que le gusta a su rival, y de lo que saca mucho provecho, así que trató de contener a sus huestes. Les pidió cautela a sus jugadores, que dejaron la iniciativa a los rojillos. Que inventen ellos, fue la consigna unamuniana del entrenador guipuzcoano, que como futbolista vistió los mismos colores que Pichichi, sobrino nieto del escritor bilbaíno. Todo se pega.

El Rayo guardó la ropa, aunque se estiraba cuando la situación lo requería, pero basó su trabajo en controlar las acometidas de Kike, uno de los seis garcías que poblaron el césped. Cuatro por Osasuna, dos por los rayistas, que para eso es el apellido español más repetido. El delantero manchego del equipo navarro es una pesadilla para las defensas. Choca y choca, pero también controla, abre a las bandas, busca espacios y deja sin aire a sus marcadores, así que necesita vigilancia constante. Cuando no la tiene, puede llegar a ser letal. A los 21 minutos le faltó ángulo para batir a Dimitrievski, cuando tras un robo en medio campo, se plantó ante el guardameta en cuatro zancadas. Fue la mejor que tuvo Osasuna en la primera mitad, en la que mandó con la pelota, pero se enredó en la tela de araña del Rayo, que seguía las consignas de Iraola.

Siguió todo igual tras el descanso. Osasuna abarcaba mucho campo pero sin apretar, aunque Torró pudo marcar en un remate que golpeó en la pierna de un defensa, se envenenó y casi sorprende el guardameta rayista.

Los dos equipos modificaron su andamiaje con el paso de los minutos, pero no su esencia. Falcao, que pasó desapercibido, dejó el campo en el minuto 57. No había tenido el suministro que necesita para poner en práctica su especialidad, el remate. Le sustituyó Guardiola, que no mejoró el panorama atacante del Rayo. En Osasuna entró Chimy Ávila, para enredar en las inmediaciones del área junto a Kike García, pero los cambios hicieron languidecer el partido, que caminaba hacia el empate a cero cuando, ya en el descuento, la pelota le llegó a Cote, que con su pierna izquierda puso en el área un centro de los buenos. Las marcas perseguían a Kike, que no llegó al remate, y a Chimy, pero no tanto a Manu Sánchez, que se lanzó casi a ras de suelo para rematar de cabeza y llenar de felicidad a la grada de El Sadar, llena tanto tiempo después.

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