Un error grosero entierra al Elche
La Real Sociedad se coloca en la segunda posición de la tabla con un gol de Oyarzabal, que aprovechó el fallo defensivo de Rocco en un partido cerrado
Durante 80 minutos, Enzo Rocco fue una roca, el mejor jugador del Elche sobre el césped de Anoeta. Consiguió que Kiko Casilla apenas interviniera, y en la mejor oportunidad de la Real Sociedad se plantó en la línea de gol para taponar el segundo disparo de Oyarzabal, que había encontrado toda la portería para él y frustrar al capitán. En un partido cerrado a cal y canto por el equipo visitante, Rocco empezaba a desesperar a los donostiarras hasta que en el minuto 80 se equivocó. Vio volar el envío de Zubeldia desde su campo, un poco a lo que saliera, por si sonaba la flauta, y dudó en...
Durante 80 minutos, Enzo Rocco fue una roca, el mejor jugador del Elche sobre el césped de Anoeta. Consiguió que Kiko Casilla apenas interviniera, y en la mejor oportunidad de la Real Sociedad se plantó en la línea de gol para taponar el segundo disparo de Oyarzabal, que había encontrado toda la portería para él y frustrar al capitán. En un partido cerrado a cal y canto por el equipo visitante, Rocco empezaba a desesperar a los donostiarras hasta que en el minuto 80 se equivocó. Vio volar el envío de Zubeldia desde su campo, un poco a lo que saliera, por si sonaba la flauta, y dudó entre despejar con la frente o en peinar la pelota hacia su portero, pero esa duda en el último instante resultó fatal y la pelota le pasó por encima. Allí estaba Oyarzabal de nuevo, de palomero, para cazar la ocasión, burlar a Casilla y marcar el gol que pone a la Real Sociedad por las nubes.
Fue una acción letal para el Elche, genial para la Real que, con diez bajas por lesión que le obligaron a un equipo con muchos parches y bastantes jugadores inexpertos aunque bien preparados, se había encontrado enfrente un grupo bien ordenado, con la lección aprendida y que sólo concedió un par de llegadas peligrosas a los donostiarras, que manejaban la pelota pero sin encontrar un destino. El equipo alicantino había tenido las mejores ocasiones en la primera mitad, cuando la Real se vio desbordada por su banda derecha por las carreras de Mojica. En la primera sembró el pánico con una llegada hasta la línea de fondo y el centro medido que Raúl Guti estrelló en el palo, con Remiro vencido. El lateral colombiano puso en alerta a Imanol con un par de llegadas más. Seguía la Real apretando, pero sin hacer daño, cuando el Elche tuvo otra gran ocasión para adelantarse, en un contragolpe que culminó Lucas Pérez con un remate cruzado que se marchó fuera por centímetros.
La Real quiso ponerle otra marcha al partido tras el descanso. Jugando rápido, con Merino como hombre orquesta, apabullaron los guipuzcoanos al Elche en los minutos iniciales, y pareció que el partido se inclinaba hacia una victoria realista. Oyarzabal tuvo una triple oportunidad después de una cesión lastimosa de Mojica hacia su portero, que era el preludio de lo que después sucedería, y Lobete también pudo marcar en un disparo cruzado.
Se recompuso el Elche, volvió a salir de la cueva y por tercera vez en el partido pudo adelantarse a la Real, en un balón que cazó Piatti y Remiro tocó con la punta de los dedos para desviarlo al larguero. La Real siguió porfiando. Imanol puso en el campo casi todo lo que tenía, que no era demasiado con tantas bajas, pero el partido se templó primero y se enfrió después, hasta que en el minuto 80, cuando el Elche parecía más confiado, llegó el error defensivo grosero de quien menos se esperaba, y Oyarzabal, cazador frustrado hasta entonces desde que comenzó el campeonato, por fin se cobró una pieza. Muy valiosa, por los tres puntos y el segundo puesto que ocupa la Real en la clasificación. Cuando parecía que Anoeta se atascaba por segundo domingo consecutivo, el capitán abrió la esclusa.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.