Robert Lewandowski: “Los clubes pagan por un futuro que desconocemos”
El punta del Bayern, el jugador más goleador de los últimos tres años en Europa, Bota de Oro y aspirante al Balón de Oro, reflexiona sobre el oficio de ‘nueve’ en la era del ‘falso nueve’
El manual del delantero centro contemporáneo reserva un capítulo esencial a Robert Lewandowski (Varsovia, 1988), el hombre que más goles ha marcado en el mundo en los últimos tres años, ganador de la Bota de Oro gracias a 41 goles en 29 partidos en la pasada Bundesliga, premio al mejor jugador de la FIFA en 2020 y aspirante a recoger antes...
El manual del delantero centro contemporáneo reserva un capítulo esencial a Robert Lewandowski (Varsovia, 1988), el hombre que más goles ha marcado en el mundo en los últimos tres años, ganador de la Bota de Oro gracias a 41 goles en 29 partidos en la pasada Bundesliga, premio al mejor jugador de la FIFA en 2020 y aspirante a recoger antes de Navidad el Balón de Oro que no le dieron por culpa de la pandemia. “En el fútbol hay mucha política pero espero que ahora vaya todo bien”, dice, serio como un maestro de ajedrez, camiseta blanca y mirada inquieta, Zoom mediante.
Pregunta. Usted es el primer polaco que gana la Bota de Oro y el primero que la gana jugando en la Bundesliga desde Gerd Müller. ¿Cómo explica este logro a pesar de que en la última temporada tuvo menos de 3,5 remates por cada gol, menos ocasiones de rematar que nunca en las 12 temporadas que lleva en la Bundesliga?
Respuesta. Antes de la temporada 2019-20, cuando metí 34 goles, pensé que para ganar la Bota de Oro en la Bundesliga, en donde la temporada tiene solo 34 jornadas, tenía que ser más efectivo porque para estar entre los máximos goleadores de Europa debes pasar de 30 goles. Pensé que tenía que elevar mi ratio de goles por partido más allá de la media porque tampoco podría jugar siempre. Haber metido 41 goles en 29 partidos, para mí, para la historia de la Bundesliga y el fútbol significa mucho. ¡Estoy ahí con más de 40 goles en la era de Cristiano y Messi! Si hubiera jugado en una liga de 38 jornadas igual me superaba.
P. La mayor cualidad del Bayern es la solidaridad. Los jugadores no se limitan a trabajar en su zona sino que también trabajan en la zona del compañero. ¿Cómo se adapta un punta a esta filosofía?
R. Yo siempre quise ser un jugador capaz de hacerlo todo. Defender, jugar con la izquierda, con la derecha, de cabeza, conservar la pelota, correr a los espacios… Es importante ser flexible para adaptarse a todas las tácticas y sistemas. Estar metido en cada circunstancia del partido es bueno para mi cuerpo y mi cabeza.
Cada cosa que hago la hago para prolongar mi carrera. Amo este trabajo y haré lo que pueda para permanecer en el máximo nivel más que un jugador normal
P. ¿Cuál es la primera regla que debe seguir un nueve?
R. Los delanteros pasamos el 70% del tiempo con la portería a nuestras espaldas. El 30% que pasamos de cara a la portería es más sencillo. Por eso para mí es importante sentirme mental y físicamente más fuerte que mi oponente y perfeccionar todas aquellas técnicas que me ayuden a ganar más espacio en mi lucha con los defensas, y así disfrutar mejor de ese 30% del juego de cara a la portería. Trabajo en estas cosas. Cada cosa que hago la hago para prolongar mi carrera. Amo este trabajo y haré lo que pueda para permanecer en el máximo nivel más que un jugador normal. Sé que el tiempo no es ilimitado. Pero mis 33 años son solo un número.
P. La mayoría de las situaciones del Bayern derivan de centros laterales y jugadas a balón parado. ¿Para usted es más cómodo atacar un centro que un pase interior?
R. Para un delantero lo fácil es contragolpear. Con espacios, la fuerza física es más decisiva. Pero si juegas en un gran equipo como el Bayern tienes que tener el balón y eso hace que pases la mayor parte del partido jugando contra un rival que se defiende y te obliga a jugar de espaldas al arco. Esto es lo más difícil para un delantero, buscar la solución, buscar el espacio para recibir el balón con la defensa contraria encerrada. Da igual que la pelota venga de un córner o un centro de jugada. Debes aprovechar cada resquicio.
P. Muchos delanteros fuertes, como Cavani, son hábiles para encontrar espacios porque rehúyen del contacto físico con el defensor. ¿Usted prefiere sentir el cuerpo de su defensa?
R. Sé como correr al espacio. Pero a veces, si entro en contacto con el cuerpo del oponente me siento más seguro porque percibo mejor la jugada, la pelota, las distancias. El contacto me hace sentir más fuerte y me despierta. Siento mejor la situación, veo mejor lo que ocurrirá, detecto si el defensa va a dar un paso en falso y me anticipo. Hay partidos en los que notas que el central te busca para encimarte una, dos, tres veces, y lo dejas cogerte la marca y él cree que tiene una referencia, pero a la cuarta, en lugar de pegarte vas a su espalda y lo engañas. Trato de usar en mi favor las reacciones de los defensas.
Si entro en contacto con el cuerpo del oponente me siento más seguro porque percibo mejor la jugada, la pelota, las distancias. El contacto me hace sentir más fuerte y me despierta
P. Muchos delanteros prefieren recibir la pelota al pie; no les gusta correr al espacio. ¿Hasta qué punto es importante moverse continuamente sin balón?
R. El juego del punta es un juego de paciencia. Cuando la defensa del rival está metida en su área y no tienes espacio no puedes pretender recibir la pelota al pie continuamente. Lo que tienes que hacer es buscar el espacio libre y eso se consigue sin balón. Te pasas el tiempo buscando una solución para desmontar el sistema defensivo rival y esto, en gran medida, tiene que ver con los movimientos que haces en tu zona de nueve. Si te sales de tu zona y bajas continuamente al medio a que te den la pelota al pie no ayudas a abrir la defensa. Es un trabajo difícil, pero es lo que tiene que hacer el delantero centro.
P. Cuando usted jugaba en el Dortmund de Klopp, a sus espaldas tenía a Reus y a Götze, dos pasadores geniales. En el Bayern no tiene el mismo nivel de pasadores pero el ataque es como una avalancha de gente que se mueve hacia el área contraria con Coman, Davies, Göretzka, Müller, Sané… ¿Qué diferencia hay para usted entre un patrón de ataque y el otro?
R. Lo importante no es el estilo con el que jueguen cada uno de tus compañeros sino cómo puedes utilizarlo en tu favor y en el de ellos. Tal vez en el Bayern, Müller sea el único que intenta filtrar pases imprevisibles entre líneas. Para mí, no es un problema no tener un gran pasador detrás cuya función sea habilitarme. Si sabes lo que harán tus compañeros un momento antes de que lo hagan, puedes aprovechar sus virtudes para crear situaciones. A veces la mejor manera de salir ganando es conseguir que tus compañeros den lo mejor que tienen.
Cuando la defensa del rival está metida en su área y no tienes espacio no puedes pretender recibir la pelota al pie continuamente. Lo que tienes que hacer es buscar el espacio libre y eso se consigue sin balón y sin salir de la zona del nueve
P. Usted ha jugado con Klopp, Guardiola y Flick, tres de los técnicos más innovadores del siglo. ¿Qué esperaban ellos de un nueve como usted?
R. Con Klopp aprendí cómo presionar y robar para ponerme frente a la portería a toda velocidad. Con Guardiola aprendí mucho de táctica, cambió mi visión del fútbol al 100%. Ancelotti me dio confianza. Flick fue un experto en simplificar las consignas para que todos supieran sin esfuerzo cuál debía ser el comportamiento de cada uno. Su sentido de la oportunidad era perfecto para crear grandes atmósferas competitivas.
P. En este fútbol de presión alta muchos grandes nueves se han ahogado sin espacios. ¿Cómo sobrevive usted en la era del falso nueve?
R. El fútbol ha cambiado y sigue cambiando. La pregunta que me he hecho es: “¿debo hacer lo que quiero o lo que pienso que es mejor para resolver el problema?”. Sé que es difícil. Pero yo no quiero dormirme y despertarme dentro de tres años para reconocer que el fútbol siguió adelante y yo me quedé atrás. Prefiero ir dos pasos adelante haciendo lo que debo antes que dos pasos por detrás haciendo lo que me podría dar placer. Olvidemos el sistema y el modelo. Tenemos que estar listos. Ahora jugamos tantos partidos que para mí, parte del partido se juega antes del partido. Evitando distracciones y procurando estar fresco. Si estás cansado es difícil enfocarte en el gol. Siempre puedes correr, defender y pasar la pelota. Pero si estás cansado la concentración se te apaga un poco.
El fútbol ha cambiado y sigue cambiando. La pregunta que me he hecho es: “¿debo hacer lo que quiero o lo que pienso que es mejor para resolver el problema?”. Yo no quiero dormirme y despertarme dentro de tres años para reconocer que el fútbol siguió adelante y yo me quedé atrás
P. Ha dicho que en el campo ya sabe lo que harán sus compañeros. ¿Usted piensa en la jugada antes de que le llegue la pelota?
R. Si eres capaz de ver lo que ocurre en el campo, no solo lo que hay bajo tu nariz sino también lo que hay en tu espalda y 40 metros por delante, en el fútbol todo es más fácil. Esta visión es la clave del fútbol, no solo de los goleadores.
P. ¿Jugar a un toque es imprescindible en su oficio?
R. Cuando no tienes espacio ni tiempo, jugar a un toque es lo que tienes que hacer el 100% de las veces. En el disparo, el primer control es el más importante porque te puede ahorrar el segundo y el tercero. Si necesitas hacer tres toques ya es tarde. En el fútbol actual, donde todos corren y todos luchan, solo los detalles te ayudan a ser más veloz y a marcar más goles. Jugamos a un toque porque así se juega más fácil, y en el fútbol jugar fácil es jugar rápido. ¡Pero jugar fácil no es fácil!
P. Si tuviera que elegir la acción con más valor de gol, ¿se inclina por el control, la decisión antes de recibir la pelota, el desmarque, el tiro...?
R. Siempre el control. Ahí está el 70% del gol. Claro que si quieres rematar a un toque el movimiento es lo más importante. Pero si no tienes opciones de rematar a un toque, un mal control equivale a perder el gol.
P. ¿Cómo supo que sería jugador de fútbol?
R. Porque hacía judo, volley, baloncesto, gimnasia, pero si tenía la pelota en los pies era el niño más feliz del mundo.
En el fútbol actual, donde todos corren y todos luchan, jugamos a un toque porque así se juega más fácil, y en el fútbol jugar fácil es jugar rápido. ¡Pero jugar fácil no es fácil!
P. Muchos niños sueñan con hacerse futbolistas porque aman el pase, el dribling, el freestyle, o la poesía de una jugada. Otros sueñan con el gol por el gol. Cristiano, Ibrahimovic, o incluso Mbappé, soñaban con hacer arte antes que goles. Luego muchos se volvieron goleadores compulsivos como Cristiano o Messi...
R. Las expectaciones son tan altas que si marcas un gol menos que otros goleadores muchos dicen que no eres tan bueno. Por eso tantos goleadores dejan la poesía a un costado. Porque en esta industria cada vez hay más gente que no ve los partidos, ni analiza lo que ocurre porque en la modernidad cada vez hay menos paciencia para ver atentamente los 90 minutos de los partidos, y solo ven las estadísticas y el ‘big data’. Si te ven marcar dicen: “ok, estaba ahí”. Y si no marcas, aunque hayas sido brillante, juzgan que lo has hecho mal. ¡Hasta los periodistas juzgan los partidos a través de los highlights! Este mundo ha cambiado la conducta de los jugadores en el campo.
P. ¿Y usted cuando era un niño quería ser futbolista por el arte o por los goles?
R. Uff… Por el gol. Digamos, 70% gol y 30% arte. A veces eso que llaman arte son filigranas sorprendentes para los aficionados o para la gente a la que el fútbol realmente no le interesa, y que ve en ello algo muy especial, pero no es tan difícil como parece. A veces lo más sencillo es hacer más cosas de la cuenta.
P. ¿Le gusta ir al gimnasio a levantar pesas?
R. En este momento el gimnasio me ayuda a hacer ejercicios para prolongar mi carrera, pero no para ganar más fuerza muscular. No soy un tipo de delantero que se basa en la potencia. Prefiero la elasticidad.
El mercado valora la juventud. Cuando tienes 20 años y la corriente te favorece porque tienes talento y eres bueno, todo va bien y parece muy sencillo, pero todavía no sabes lo que son las decepciones. ¿Estarás listo para luchar cuando seas famoso y tengas dinero y se presenten los problemas o te encontrarás tan cómodo que tu agresividad mental se reducirá un 10%?
P. Si usted fuese el presidente de un club de presupuesto limitado y Messi, Mbappé, Cristiano Haaland tuvieran todos 20 años, ¿a cuál firmaría?
R. ¡A los cuatro! Pero cuidado que tener 20 años es difícil. Una parte de la vida del jugador comienza a los 20 años. Pero hay una segunda parte. Cristiano está en lo más alto con 36. Mucha gente valora a los jugadores por su juventud. Pero en este fútbol, en este mundo, con esta presión, con estas expectativas, ¿cómo sabes cómo reaccionará tu cuerpo y tu mente después de tres años de alta competición? Es el mayor desafío de un futbolista. Cuando comienzas y la corriente te favorece porque tienes talento y eres bueno y joven, todo va bien y parece muy sencillo, pero todavía no sabes lo que son las decepciones. ¿Estarás listo para luchar cuando se presenten los problemas o te encontrarás tan cómodo que tu agresividad mental se reducirá un 10%? Muchas veces, lo más humano es perder el hambre si ya estás saciado. Cuando pensamos en el fútbol tendemos a simplificar las cosas. La fama, la repercusión social, el dinero, hacen que el futuro de los jóvenes sea muy difícil de predecir. Muchos clubes están pagando por un futuro que desconocemos. Donde ves un jugador perfecto no hay una máquina, hay un ser humano impredecible. El mercado está loco.
P. ¿Y usted cómo fue capaz de tener el mismo hambre con 33 que con 20?
R. Porque recuerdo exactamente la época en que tenía 18, 20, 21... y luchaba por ser profesional en el Znicz y en el Lech. Llevo en mi mente el recuerdo de las cosas que no eran perfectas cuando el camino no era fácil y mi deseo era grande. Si ese recuerdo de las dificultades desaparece de mi mente no tendría ninguna posibilidad de mantenerme en la cima. Si solo considero lo bien que estoy y los goles que he metido, y hago cuatro partidos malos, diría: “¡Bah! ¡Estoy bien!”. El recuerdo exacto de los problemas me fortalece. ¿Qué importa que haya hecho 41 goles la temporada pasada? En el fútbol da igual cuántos goles hayas hecho en el último partido. El fútbol cambia 180 grados en un día. Cuando era muy joven y no conocía los problemas no tenía esta mentalidad.
P. ¿Cómo se sintió en el campo contra el Barça hace dos semanas, en comparación con otros partidos que jugó contra ellos?
R. La semana anterior viajamos mucho. Volví de la selección el jueves, el viernes fuimos a Leipzig, el sábado regresamos a Múnich y el lunes volamos a Barcelona. Estábamos un poco cansados. No teníamos plena confianza. Ellos todavía tienen buenos jugadores. El Camp Nou tiene esa magia. Pero somos el Bayern y recordábamos muy bien el último partido que jugamos en Lisboa. Pensábamos que si nos concentrábamos en nuestro juego tendríamos mucho ganado. Tuvimos el juego bajo control desde el primer minuto. Pero no sentí que fueran un equipo decadente ni nada por el estilo. Solo sentí que nosotros éramos mejores.
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