El Villarreal se abona a la equis
El cuadro amarillo suma su cuarto empate en cuatro jornadas ante un Mallorca que pudo llevarse el partido con solidez defensiva y contraataque
Cuatro empates en cuatro partidos contemplan al Villarreal, que hace bastantes cosas bien, pero no acaba de prender la luz ante la portería rival. En tres de esos duelos se quedó a cero, tanto en su meta como en la contraria. Le volvió a ocurrir en Palma, donde se disfrutó una agradable matinal futbolística sin rúbrica, un cuerpo a cuerpo en el que litigaron dos estilos. El Villarreal quiso crecer a partir del juego en corto, del toque y el apoyo. El ...
Cuatro empates en cuatro partidos contemplan al Villarreal, que hace bastantes cosas bien, pero no acaba de prender la luz ante la portería rival. En tres de esos duelos se quedó a cero, tanto en su meta como en la contraria. Le volvió a ocurrir en Palma, donde se disfrutó una agradable matinal futbolística sin rúbrica, un cuerpo a cuerpo en el que litigaron dos estilos. El Villarreal quiso crecer a partir del juego en corto, del toque y el apoyo. El Mallorca fue más equipo en la medida en que pudo correr. Fue así como marcó un gol cuando restaban diez minutos para el final, pero Albiol estuvo vivo en el mando amarillo para dar un paso adelante salvador que ubicó al delantero norteamericano Hoppe en fuera de juego.
Pudo ganar el Mallorca, tampoco hubiera sido justo del todo. Sufrió minutos no de sometimiento, pero sí de una cierta incomodidad. Tuvo, con todo, un valor el equipo que adiestra Luis García-Plaza, un cuadro recién ascendido que se oponía a uno que juega Champions, y es que supo qué partido tenía que jugar, lo entendió y lo interpretó, cómodo en el repliegue y con mucho colmillo cuando se le abrían los espacios y salía a todo trapo. Fue valiente y audaz el Mallorca a la carrera, pero sobre todo ha encontrado un camino que le aleja del que recorrió cuando perdió la categoría hace dos campañas: en los cinco primeros partidos de Liga apenas ha concedido goles en dos de ellos.
Fue un partido de desgaste. Quizás haya horarios mejores para jugar un partido en Mallorca cuando aún luce el verano en el calendario. No sobraron las ocasiones de lucimiento para los porteros. Danjuma y Dia apuntaron de inicio, pero siempre hubo defensas dispuestos a bloquear sus remates. Las mejores respuestas del Mallorca llegaron nada más volver del descanso. Encontró fluidez con Amath y Dani Rodríguez y pareció llevar el partido a su terreno, el del galope alejado de la premiosidad que exhibía su rival, más proclive a la elaboración.
Unai Emery tomó entonces la palabra como sólo lo hacen esos entrenadores que se quieren dejar oír. Llamó a cuatro relevos, los metió en el campo y varió el signo del partido. Recuperó el control, en definitiva. Los clásicos del baloncesto llamaban a ese tipo de maniobras “cambios a la americana”. El fútbol contemporáneo permite esos volantazos y ahí está Emery para exprimir el reglamento al máximo.
Entró Dani Parejo, le acompañó Yéremi Pino y Moi Gómez comenzó a evolucionar por dentro, cerca de ellos. La conexión cambió al Villarreal, que sujetó las riendas del caballo. El otro plan del póker que envidó Emery, el de buscar la velocidad de Alberto Moreno y el remate de Paco Alcácer, sin minutos en las jornadas anteriores, quedó más difuminado. El Mallorca se plegó, tiró las llaves al mar y el Villarreal no sólo no pudo encontrarlas sino que volvió a pasar por apuros cuando el partido transitó hacia su colofón. Pudo llegar el gol de Hoppe, que estuvo más atento a pedir el balón que a vigilar su posición respecto al cierre de la zaga amarilla, el experto Albiol, que exhibió galones en una jugada decisiva en la que no necesitó la pelota para exhibir su talento defensivo.
El empate final le agradó más al Mallorca, que ya suma ocho puntos y tiene la perspectiva de una visita el miércoles al Bernabéu, que al Villarreal, que ni ha ganado ni ha perdido en las cuatro jornadas que ha disputado, con el duelo contra el Alavés aplazado. Y acumular empates es dañino cuando las aspiraciones son las de escalar en la clasificación hasta lo más alto.
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