Bartomeu hace mejor a Laporta
El afán del expresidente por justificar una obra que difícilmente tiene perdón permitió que el actual mandatario se exhibiera en un momento en que se le suponía apurado por la salida “contradictoria” de Leo Messi
Nada mejor que una carta pesarosa de Josep Maria Bartomeu para provocar la brillante oratoria de Joan Laporta. El afán del expresidente por justificar una obra que difícilmente tiene perdón permitió que el actual mandatario se exhibiera en un momento en que se le suponía apurado por la salida “contradictoria” de Leo Messi. Laporta se recreó en las “mentiras” de Bartomeu, que sigue viviendo en Disneyland, y sus argumentos resultaron tan convincentes que nadie dudó de que el ...
Nada mejor que una carta pesarosa de Josep Maria Bartomeu para provocar la brillante oratoria de Joan Laporta. El afán del expresidente por justificar una obra que difícilmente tiene perdón permitió que el actual mandatario se exhibiera en un momento en que se le suponía apurado por la salida “contradictoria” de Leo Messi. Laporta se recreó en las “mentiras” de Bartomeu, que sigue viviendo en Disneyland, y sus argumentos resultaron tan convincentes que nadie dudó de que el Barça está arruinado y a expensas de la gratitud de unos futbolistas acusados precisamente de contribuir a vaciar con su sueldo la caja del Camp Nou. Hasta el techo del estadio se habría caído encima de los socios si no hubiera mediado la directiva de Laporta.
Bartomeu hace mejor presidente a Laporta cada vez que escribe o abre la boca porque no es consciente de que la inacción no es mala cuando la gestión ha sido pésima desde 2015. Mejor no hablar de Neymar, ni del Espai Barça y menos del Barçagate. El legado es tan cuestionable, por no decir miserable, que el intento de fiscalizar al presidente ha provocado un efecto bumerán, de manera que se redunda más en las calamidades y el modus operandi de Bartomeu que en el día a día y los planes de Laporta. Nadie sabe cómo saldrá el Barça de la quiebra porque no alcanzará con la motivación y el plan de austeridad de Ferran Reverter. El impacto de los números relativiza de todas maneras cualquier decisión tomada por Laporta.
La presentación del aval de 124,6 millones provocó cambios trascendentes en la directiva constituida el 17 de marzo; se dudó largo tiempo sobre la continuidad de Ronald Koeman; no se sabe muy bien qué pinta ni quién fichó a Kun Agüero; el presidente rehúye hablar de la Superliga y procura no mencionar a Florentino Pérez; y no es fácil recomponer el relato de las últimas horas de Messi en Barcelona. No hay presidente que tenga la habilidad de Laporta para adaptarse a las circunstancias, generar expectativas y presentar soluciones, como se advirtió precisamente cuando fue requerido por la partida del argentino después de apostar por su renovación: “Adelantamos dos años la era pos-Messi”.
Nada parece imposible para el ocurrente Laporta. Allí donde la mayoría advierte una situación desesperada, el presidente se ofrece como salvavidas del Barça. Y si quien le lleva la contraria es Bartomeu, Laporta se cargará más que nunca de razones, como se apreció en su intervención en el Auditori 1899. Nadie ha podido desmentir a quien anunció que “Laporta nació para ser presidente del Barça”.
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