Un Barça patas arriba
Koeman no era el técnico elegido, Messi está en París, algunos jugadores están señalados y la economía hace aguas, pero en el club dicen que hay muchos “brotes verdes”
El adiós de Messi no es un trago fácil de digerir, menos para un equipo que estuvo a sus órdenes sobre el césped durante tanto tiempo. “Muy doloroso. Se nos ha ido el mejor y no quería. Costará, costará...”, admiten desde el camerino; “pero hay equipo, muy buen ambiente y, sí, estamos de putísima madre”. Exageran, pero el equipo siempre fue el remedio del club. No les queda otra.
Desde el área deportiva del Barcelona estaban convencidos de que Messi seguiría llevando el 10. Al menos otros dos años. Pero sin dinero n...
El adiós de Messi no es un trago fácil de digerir, menos para un equipo que estuvo a sus órdenes sobre el césped durante tanto tiempo. “Muy doloroso. Se nos ha ido el mejor y no quería. Costará, costará...”, admiten desde el camerino; “pero hay equipo, muy buen ambiente y, sí, estamos de putísima madre”. Exageran, pero el equipo siempre fue el remedio del club. No les queda otra.
Desde el área deportiva del Barcelona estaban convencidos de que Messi seguiría llevando el 10. Al menos otros dos años. Pero sin dinero ni acuerdos que validaran una nueva hipoteca, el presidente Laporta decidió no gastar más, pendiente de la inyección económica salvadora de una Superliga futura e indefinida. Tanto es así que todavía no han podido inscribir a Memphis y Èric García, por más que desde el club digan que llegarán a tiempo. “El adiós de Leo es un varapalo. Sí que por momentos se veía venir… Pero es triste, muy triste”, explican desde las oficinas de la ciudad deportiva. Aunque también es, sin embargo, otro traspié en un club que está patas arriba, con un técnico que no era la primera opción, con jugadores que no se pueden vender y otros que se niegan a rebajar su sueldo al tiempo que Leo ha debido irse porque no cuadraban los números. “Las pérdidas son un disparate”, admiten desde la entidad; “pero nos pasa a nosotros, al Atlético, al Madrid, al Sevilla… A todos”.
Marcada por una gestión deficitaria de la junta anterior liderada por Josep Maria Bartomeu porque el club supera la masa salarial permitida —en 110% la cifró el presidente—, la llegada de la nueva directiva expresó la falta de recursos sin dinero en el bolsillo. Así, Laporta ocupó el cargo, admitió que Koeman no era su opción y poco después la economía le hizo ver que el holandés debía seguir. Sin dinero no hay tutía, por eso se ha ido Messi y por eso los hay en el club que temen las pitas de la hinchada si se tuerce el año.
“Esta pandemia es casi como una tercera guerra mundial. Es cierto que vienes de una gestión de vacas gordas, con contratos demasiado generosos… Pero éramos el club con más ingresos y la pandemia ha hecho unos estragos muy duros que se juntan con un fin de ciclo expresado con la marcha de Leo”, señalan desde la entidad. Y añaden: “Leo lo dejó claro al decir que el club se negó a endeudarse más. Y es eso, una decisión de club. Hay que ser firmes en momentos tan duros”. Pero hay más problemas por resolver.
Umtiti y Pjanic, por vender
En el Gamper, la afición, soberana, mostró su disgusto con una pita hacia Umtiti, que se niega a salir a no ser que tenga un salario similar al que percibe. Suena el Benfica. También hubo tímidos silbidos para Alba y Busquets, para unos capitanes —los hay más— que no parecen estar por la labor de bajarse el sueldo ante las estrecheces como si aceptó Messi, que lo redujo a la mitad. Decisiones que le condicionan en el mercado porque no ha podido dar salida a futbolistas con los que no contaba. Como Coutinho —seguirá—, como Umtiti —aseguran que se le dará salida antes de que se cierre el mercado— y como Pjanic, que parece cuestión de tiempo que la Juve se aproxime a las cifras que maneja en el Barça.
El problema es que sin Messi el equipo debe reformularse. Koeman retomó en el Gamper el 4-2-3-1 que chirrió en el curso anterior. Sistema que choca con el gusto de Laporta puesto que en las líneas maestras a mantener siempre cita el 4-3-3 como el dibujo cruyffista. “Lo que es seguro es que ya no se puede jugar a lo mismo. Leo era el origen y el final de muchas jugadas. Pero la propuesta y la identidad serán las mismas”, convienen desde los despachos de la ciudad deportiva. Pero en vez de Messi estará el Kun —lesionado— y Braithwaite porque el área deportiva ha elevado las pretensiones económicas con el adiós de Leo, por lo que solo se irá si llega una gran oferta. O no tanto si se ficha a un atacante, objetivo primordial de Koeman. “Se nos ha ido el gol”, resume un trabajador del club.
El que tampoco parece que se vaya a ir es Ilaix Moriba, recurso de Koeman en el curso anterior y ahora carne de banquillo del filial porque se niega a renovar. Desde el club entienden que sus agentes se lo quieren llevar libre y cobrar la prima de fichaje al tiempo que el entorno del futbolista pide que se le valore. Mejunje que ha dado en un enfriamiento total, sin más reuniones programadas. Pero desde el club rebaten: “Claro que queremos que siga Ilaix, pero Koeman tiene muchos brotes verdes que no se ven en otros equipos. Pedri, Ansu, Araujo… Además de los que llegan como Nico, Gavi y Demir, que podría quedarse en el equipo”.
Pero hay una derivada en la ecuación con la marcha de Messi, pues Memphis y Kun deberán ser los protagonistas de buenas a primeras. Otros deberán dar un paso como Piqué, Busquets, De Jong y Griezmann. Es el mayor reto, pero nada nuevo el balón siempre fue el mejor argumento del club para llegar a la estabilidad.
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