Otro suspenso histórico del Estudiantes

El club del Ramiro desciende de nuevo tras salvarse en los despachos en 2012 y 2016. Real Madrid-Gran Canaria, Barça-Joventut, Tenerife-San Pablo Burgos y Valencia-Baskonia, cruces de los ‘playoffs’

Delgado, Avramovic, Brown, Vicedo y Roberson, en un partido del Estudiantes. acbphoto

El capitán del Estudiantes, Edgar Vicedo, de 26 años, llegó a Magariños hace 12, en categoría cadete, y, en este tiempo en el club, ha vivido un concurso de acreedores, dos descensos salvados en los despachos (2012 y 2016), un año de cesión al Huesca, la marcha de amigos y canteranos pujantes como Jaime Fernández y Darío Brizuela, varios bandazos deportivos y una crisis sistémica. Su historia resume la desventura del equipo del Ramiro de Maeztu, que ayer consumó su tercer descenso de la ...

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El capitán del Estudiantes, Edgar Vicedo, de 26 años, llegó a Magariños hace 12, en categoría cadete, y, en este tiempo en el club, ha vivido un concurso de acreedores, dos descensos salvados en los despachos (2012 y 2016), un año de cesión al Huesca, la marcha de amigos y canteranos pujantes como Jaime Fernández y Darío Brizuela, varios bandazos deportivos y una crisis sistémica. Su historia resume la desventura del equipo del Ramiro de Maeztu, que ayer consumó su tercer descenso de la Liga ACB a la LEB. Los dos anteriores resultaron reversibles por la vía administrativa y, el año pasado, el estallido de la pandemia y la suspensión de la temporada evitó otro que parecía seguro. Esta vez, el purgatorio parece insalvable y la catarsis una obligación tras años de perdida de identidad, en cuerpo y alma. De graves suspensos en filosofía y gestión.

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El viernes, en el partido ante San Pablo Burgos en el que el conjunto estudiantil se jugaba la salvación, Vicedo apenas pudo disputar siete minutos, lastrado por un esguince de tobillo aun sin recuperar. Junto a él, Adams Sola (20 años), Nacho Varela (21) y Rubén Domínguez (18) pelearon para salvar el espíritu de la cantera, pero no bastó. Ninguno de los jugadores que les acompañaban sumaban más de una temporada seguida en el club; Sakic y Laksa, los últimos en llegar, solo dos y seis partidos respectivamente. “Al final estábamos al límite, había jugadores que no podían ni con los pantalones y, a pesar de ello, lo han intentado”, resumió el entrenador, Jota Cuspinera, que a mediados de febrero tomó el relevo de Javier Zamora pero no encontró la fórmula para salvar al equipo (cuatro triunfos en 17 partidos).

El Estudiantes, uno de los seis fundadores de la Liga nacional en 1957, la actual ACB, solo se quedó fuera de los ocho primeros puestos de la tabla en siete de las 54 ediciones disputadas entre 1956 y 2010, con cuatro subcampeonatos como grandes hitos (en los cursos 1962-1963, 1967-1968, 1980-1981 y 2003-2004) y siempre lejos de cualquier apuro clasificatorio. Sin embargo, en la última década el calvario ha sido constante. Una crisis arraigada en la pista y los despachos.

En las últimas 11 temporadas han desfilado por el Magariños 11 entrenadores (Luis Casimiro, Pepu Hernández, Trifón Poch, Txus Vidorreta, Diego Ocampo, Sergio Valdeolmillos, Salva Maldonado, Josep María Berrocal, Aleksandar Dzikic, Javier Zamora y Cuspinera) y más de 90 fichajes de bagaje desigual y escaso recorrido. Solo este curso, 21 jugadores han vestido la camiseta colegial.

Hace un mes, el club vivió la marcha del italiano Alessandro Gentile (para recuperarse en su país de las secuelas de la covid) y la baja definitiva del francés Edwin Jackson (tras su recaída de la lesión de muñeca). También cayó el base estadounidense John Roberson y llegaron más contagios al vestuario. Y, hace 12 días, JJ Barea descapitalizó aún más la plantilla con su huida por morriña familiar. “No veo a mi mujer y mis hijos desde febrero. Estoy desesperaíto. No aguanto más”, anunció Barea antes de volar de regreso a Dallas, entendiendo el último partido que quedaba por jugar como un trámite prescindible. “Yo no puedo valorar el sufrimiento de alguien que está alejado de los suyos, pero a mí me ha sorprendido muchísimo el momento que ha elegido para irse. Como entrenador estoy dolido con su decisión. Nos ha dejado en una situación dramática en el juego exterior”, explicó Cuspinera. Ya sin Barea llegó la novena derrota consecutiva y el triunfo del Bilbao Basket que certificó el descenso del conjunto estudiantil.

Al constante desbarajuste y la despersonalización de la plantilla —de un equipo sin director deportivo reconocido desde la salida de Willy Villar hace un año—, se suma la perpetua crisis económica. “El riesgo de desaparición no está resuelto aún”, reconocía hace un año el presidente, Fernando Galindo, tras cerrar una ampliación de capital que apenas resultó un remiendo para las arcas del club. “Desde 2010 hemos reducido la deuda de 14 millones a siete, pero pagar 1,4 millones anuales nos deja sin presupuesto. No queremos que nos condonen ni un euro, pero pedimos alguna facilidad para, en lugar de tener que saldarla en cuatro años, poder afrontarla en siete, ocho o 10”, explicó entonces Galindo apelando a la renegociación de la deuda con la Agencia Tributaria para dar viabilidad al rescate económico. Al contrario que ocurrió en el Joventut de Badalona con la familia Grifols, en el Estudiantes no hubo acuerdo con ningún gran inversor. Se prolongó la situación y se han repetido los resultados.

El jueves en la pista de Magariños, allí donde juegan y entrenan los 1.000 niños y niñas de la cantera estudiantil, los responsables del club explicarán la hoja de ruta para afrontar el nuevo escenario tras el descenso. El primero que parece consumarse en 73 años de historia del Estudiantes.

‘Playoffs’ por el título

Mientras, en la parte alta de la clasificación, quedaron definidos los cruces de cuartos de final de los playoffs por el título. Real Madrid-Gran Canaria, Barça-Joventut, Tenerife-San Pablo Burgos y Valencia-Baskonia son las eliminatorias al mejor de tres partidos (igual que las semifinales y la final), que comenzarán a disputarse el lunes 31 de mayo.

El Unicaja, que cayó en el Carpena ante el Madrid (90-96), se queda fuera del top-8 por primera vez en ocho años. Los de Laso cierran la liga regular con un balance de 34 victorias y dos derrotas, ninguna a domicilio, dos récords de la competición. Al ser una Liga de 19 equipos, los blancos mejoran el 32-2 con el que cerraron la fase regular del curso 2013-2014 y firman la temporada más ganadora de la historia de la ACB.

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