El Barcelona conquista Europa
El conjunto azulgrana hace historia en Gotemburgo y apabulla al Chelsea para ganar la primera Champions del fútbol femenino español
El Barça llegó a Suecia con algo más que ilusión: llegó para poner voz a toda una generación de mujeres silenciadas. Se fue con algo más que una copa: se fue con la gloria de las que escriben la historia. Seguramente en Barcelona habrá quien recuerde a Inmaculada Cabecerán, que en 1970 luchó para crear un equipo femenino azulgrana. También habrá quien se acuerde de Nuria Llansà, que en 2002 insistió para convertirlo en sección. En 2021, no hay dudas de que nadie olvidará a ...
El Barça llegó a Suecia con algo más que ilusión: llegó para poner voz a toda una generación de mujeres silenciadas. Se fue con algo más que una copa: se fue con la gloria de las que escriben la historia. Seguramente en Barcelona habrá quien recuerde a Inmaculada Cabecerán, que en 1970 luchó para crear un equipo femenino azulgrana. También habrá quien se acuerde de Nuria Llansà, que en 2002 insistió para convertirlo en sección. En 2021, no hay dudas de que nadie olvidará a Alexia Putellas, mucho más que la capitana del vestuario, algo más que una representante de La Masia. Es el emblema de un equipo pensado para ganar la Champions. Y por eso, aunque le doliera el muslo de la pierna izquierda, no podía faltar en la final de Suecia. Porque solo con ella en el once, el Barça podía apabullar al Chelsea (0-4) y conquistar Europa.
Como si el inicio frío y sumiso de la final de Budapest (0-4 en 45 minutos) fuera un nudo en la garganta a punto de explotar, el Barça hizo catarsis de entrada en Gotemburgo. No dejó ni que el reloj tocara el minuto para enseñar su repertorio: calidad, sí; pero también mucha fiereza. Alexia, con su aparatoso vendaje en la pierna izquierda, robó un balón para señalarle a Martens el camino. La gambeta de la holandesa fue certera y el remate preciso; pero la pelota dio en el larguero. Apretó el Barça y, en el rebote, el apuro de Leupolz terminó en el 0-1. No era casualidad. Las jugadoras azulgrana ya tenían la ruta marcada en el GPS: presión adelantada y a buscar a Martens y Graham en las bandas, todo al compás del ritmo que mejor suena en Sant Joan Despí: el de Putellas.
La catalana no es la más rápida ni la más habilidosa, tampoco es la más potente, su fútbol está en su cabeza. Lluís Cortés lo sabía, también sus compañeras, también Putellas sabía que tenía que saltar al campo en Gotemburgo. Era el hilo conductor. En 2012, en el estreno del Barça en la Champions, cayó por un global de 7-0 ante el Arsenal. En aquel equipo ya estaba Putellas. Siete años más tarde, en la final ante el Lyon, a Alexia se le sumaron Paños, Torrejón, Leila, Mapi León, Aitana y Martens. Todas presentes en el Ullevi, más el equilibrio de Guijarro, la calidad de Hermoso, la fuerza de Hamraoui y la habilidad de Graham Hansen.
Fue la noruega la que puso una marcha más para buscar a Hermoso, que cayó en el área tras el topetazo de Leupolz. ¿El penalti? Para Putellas. No falló. Se clonaba la catalana: aparecía para marcar, para defender, para juntar las líneas y, por supuesto, para filtrar balones a sus compañeras. Si en la jugada que terminó en el primer gol miró la banda de Martens, después sacó de su repertorio un pase al corazón del área para que Aitana cantara el 0-3. Todo en 20 minutos. El Chelsea, campeón de la Premier y la FA Cup, el hogar de Pernille Harder, Kerr y Ji So-yun, parecía un sparring asustado. Temeroso con las reinas de España. No tardó mucho en caer el cuarto: la idea de Cortés de gobernar las alas, la ejecutó a la perfección Martens (de nuevo) y esta vez le entregó el gol a Graham Hansen. Como en la final de Budapest, la primera para un equipo español, el segundo tiempo sobró. Lo que pasa es que esta vez le sobró al Barcelona, que ya tenía abrochada su primera Champions.
Es un triunfo del presente, evidentemente. El triunfo de la plantilla liderada por Putellas, tan bien dirigida por Cortés como bien pensada por Markel Zubizarreta. Pero también es el triunfo del pasado, de aquellas futbolistas que entrenaban de noche después de trabajar todo el día, sin más recompensa que el orgullo de romper tabúes y prejuicios. Pero, sobre todo, es un triunfo de futuro, legado indestructible de una generación que creció sin referentes y se convirtió en referencia. Entre el pasado y el futuro, el Barcelona es el presente: campeón de Europa, pionero español.
CHELSEA, 0 - BARCELONA, 4
Chelsea: Berger; Carter, Bright, Eriksson, Charles; Leupolz (Reiten, m. 46), Ingle, Ji So-yun (Cuthbert, m. 73); Kirby, Harder y Kerr (England, m. 73). No utilizadas: Musovic, Telford, Blundell, Fleming, Spence, Andersson, Fox y Beever.
Barcelona: Paños; Torrejón (Crnogorcevic, m. 82), Guijarro, Mapi León, Ouahabi (Melanie Serrano, m. 82); Bonmatí, Hamraoui, Putellas (Vicky Losada, m. 71); Graham Hansen (Mariona, m. 62), Jenni Hermoso (Osholala, m. 71) y Martens. No utilizadas: Coll, Font, Codina, Fernández y Vilamala.
Goles: 0-1. M. 1. Leupolz, en propia puerta. 0-2. M. 14. Alexia, de penalti. 0-3. M. 21. Bonmatí. 0-4. 36. Graham-Hansen.
Árbitra: Riem Hussein (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a Ingle y Ouahabi.
Estadio Gamla Ullevi de Gotemburgo. A puerta cerrada.
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